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domingo, 21 de agosto de 2016

El mito de la jabalina de Astylos


            En el museo de Olimpia se muestra una jabalina del siglo IV que se encontró clavada en la arena del Panatenaico horas antes de la inauguración de la I Olimpiada Moderna. Debajo, un friso romano representa a un atleta que lanza una jabalina, un templo ardiendo y la inscripción «Astylos de Heraclea». Cuenta el filósofo Plutarco de Atenas (†432) que se trata del último niño que subió al olivo sagrado y con el cuchillo de oro cortó las ramas con las que se glorificaba a los vencedores. Meses más tarde, Astylos entrenaba en el gimnasio decidido a ser el ganador del pentatlón. Con el cuerpo tenso, la jabalina en la mano y la mente concentrada en un lugar lejano, inició la carrera, tomó velocidad y la lanzó con una fuerza sobrehumana. No la vio caer, lo cegó el dolor que le produjo la espada del pretoriano del cristiano emperador. Recuperada la consciencia todo era destrucción y holocausto. Se arrastró hasta el altar y quiso ofrecer su muerte a Zeus que, conmovido, le concedió la inmortalidad por haber lanzado la vara de fresno más allá del falso nuevo dios. A la jabalina le ordenó errar por el firmamento como estrella fugaz.

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Con este microrrelato participo en el concurso Esta noche te cuento  con motivo de las Olimpiadas.
AQUÍ podéis leer el relato en la página de los organizadores.




martes, 3 de mayo de 2016

Grumo de Luna

(Sello turco mostrando al monarca y el interior del sextante, 1983)

           En la ciudad persa de Samarcanda, en 1428, el sultán Ulugh Beg construyó un observatorio astronómico con instrumentos para contemplar, medir, catalogar y atrapar cuerpos celestes. Lo denominó Gurjani Zij (Grumo de Luna). Todas las noches despejadas cuidaba de la huerta de estrellas y si veía alguna madura la recolectaba para su amada, la princesa Ghada Shad, mujer de una belleza que no se podía ocultar en la oscuridad. Colas de estrellas fugaces para brillo de ojos, polvo de nebulosa como colorete, unos cometas de plata para hermosear las orejas o unos anillos estelares como brazaletes. Por su aniversario adornaba los jardines nocturnos con diversos cúmulos cual lámparas voladoras orientales y le regalaba un collar de titilantes estrellas o vestidos de seda boreal. Fue un extraordinario científico, matemático y poeta, pero un mal gobernante —masacró a sus enemigos— y peor padre —su propio hijo le mandó ejecutar—.
            Esa misma noche parricida, la Princesa, con lágrimas errantes, depositó el cuerpo de su amado en la alfombra —que durante diez años estuvo tejiendo bajo las directrices del Sultán— y ascendió en ella hasta perderse en el cielo.
            Su rostro es el que resplandece en el lado oscuro de la Luna. 

(Interior del sextante. Por Marco Gosteli)

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Con este microrrelato he participado en el concurso Esta noche te cuento  que con motivo del Día Internacional de los vuelos tripulados al espacio debía inspirarse en los vuelos espaciales.

AQUÍ podéis leer el relato en la página de los organizadores.

sábado, 13 de febrero de 2016

La isla de las ondas perdidas

(Der Früchtekranz, Peter Paul Rubens)

            Hay en el cielo una isla de nube a la que llegan todas las ondas radiofónicas que no son escuchadas por nadie. Como las olas del mar que traen la arena, las ondas van dejando las conversaciones, la música e incluso las interferencias en su litoral de agua. Casi todas las tardes bajan a la playa de gotas unos angelitos a jugar con las palabras, las notas musicales y los ruidos. Los querubines construyen castillos de letras, con enes como almenas, oes de troneras, aes de puertas y eles de puentes levadizos. También escarban pequeños hoyos en la niebla, se cubren con oraciones y al levantarse dejan huecos por los que se filtra la luz divina que llega a los hombres. A los serafines les gusta recolectar notas para componer y cantar las alabanzas, recogen semifusas que se colocan como peines entre los rizos, se acercan claves de sol al oído y escuchan el sonido de los humanos. Algunos tronos que iban para diablillos cogen los ruidos y los hacen chocar entre sí, suenan como truenos en días despejados y los hombres alzan la vista hacia el cielo.
            Solo cuando llegan llamadas de socorro les avergüenza bajar a jugar.

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Con este microrrelato participo en el concurso Esta noche te cuento  que con motivo del Dia Mundial de la Radio había que inspirarse en la radio.

AQUÍ podéis leer el relato en la página de los organizadores.

jueves, 12 de marzo de 2015

Cartas perdidas




            En Amalia, al sur de la Isla del Recuerdo, hay un lago de buzones formado por el fenómeno atmosférico conocido como Viento de la Guerra. En aquellos países azotados por este huracán, los buzones son arrancados de cuajo y transportados hasta esta isla donde se precipitan como lluvia de metal. En ocasiones se ven mujeres vestidas de blanco que caminan entre el agua de aluminio, dicen que vienen a buscar la carta que nunca les llegó.

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sábado, 6 de diciembre de 2014

Sueños emergentes

(Fotografía de Alex Timmermans)


            En el 115 de la calle Titanic, en los muelles de Southampton, hay un pub decorado como un camarote del transatlántico. Nunca abre las puertas. Allí se reúnen cada 14 de abril, a partir de las veintitrés cuarenta, algunos de los espectros de los ahogados en el naufragio y conversan de sus vidas no vividas. Ninguno nombra la catástrofe. Hablan de América, de la calle de New York donde con el tiempo abrieron el comercio; del trabajo duro como leñadores en los bosques de White Mountain; del despacho de abogados en Philadelphia; del oficio de tramoyista en Broadway; de lo que el futuro les deparó y, en fin, de cómo se realizó su sueño americano.

             En ocasiones la tristeza se agolpa en algún joven al que no lo esperó la novia o en el predicador que vio alejarse el bote salvavidas con su mujer y tres hijas y que nunca supo de ellas. A las dos y veinte de la madrugada, antes de que empiece a oírse la humedad, cuando el camarero solicita el desalojo del camarote, los náufragos se deslizan con indiferencia extraña hacia el puerto y se sumergen en el agua aprovechando la marea

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Este microrrelato ha resultado co-ganador en la propuesta del mes de noviembre (...en el camarote 115 del Titanic) del concurso «Esta noche te cuento». Como premio ha sido incluido en el libro «Las palabras contadas»




Pinchad AQUÍ si queréis leer el relato y los comentarios recibidos en el blog de los organizadores.Os recomiendo la lectura de los seleccionados y mencionados AQUÍ

domingo, 28 de septiembre de 2014

El pescador de lágrimas, finalista en Wonderland





             En Ibiza, enganchada entre sus redes, un pescador ha recuperado un ánfora fenicia llena de lágrimas. Lo supo por el aroma de llanto. Son de las mujeres de los pescadores que el mar se quedó. Una de ellas, la más cristalina, le ha reflejado el rostro de su padre y ha emitido la fragancia de su madre.
            Después de abismar la vasija en el mar y empujado por brisas de gaviotas, ha remado rápido a puerto con deseos de abrazar a su mujer y decirle a su madre que ya no hace falta que vuelva a llorar en el acantilado.

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 Esta versión en cien palabras del microrrelato «El pescador de lágrimas» ha quedado finalista semanal del concurso Wonderland de RNE 4, del día 27 de septiembre de 2014.

martes, 10 de diciembre de 2013

Flores para la memoria

(Retamas de flores blancas)

            Cuentan en los Montes que en la Navidad de 1948 —cuando los rencores iban bajo palio—, Olvido huía de los guardias civiles que el alcalde había mandado en su persecución por habérsela visto llevando leche y mazapanes para los guerrilleros. Quiso la Providencia que el parto se presentara en tales circunstancias, de modo que —con dolores silenciosos— la mujer parió una hermosa niña entre las retamas y la tuvo que dejar allí ante el cerco de los guardias. Se enternecieron los hombres y dejando la cacería llevaron la criatura a la casa del regidor. Como su mujer estaba seca de maternidad acordaron quedarse con ella.
            Que la madre muriera fusilada en la cárcel de Talavera por ser del maquis o por intereses ajenos nunca se pudo demostrar.
            Desde entonces —todos los 25 de diciembre—, el viento de la sierra tañe en las campanas de la iglesia los gritos del parto, y aquellas retamas maternales alumbran navideñas flores blancas. En el pueblo se las conoce como «Las flores de Olvido» y en sus pétalos se forma un rocío seroso, dorado y con sabor tan triste como difícil de olvidar.

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Este microrrelato ha resultado ganador en la propuesta del mes de diciembre (con el tema «… apareció por Navidad...», homenaje a Charles Dickens) del concurso «Esta noche te cuento» 

Como premio ha sido incluido en el libro «40 plumas y pico.»


           
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lunes, 16 de septiembre de 2013

Tamanend

Estatua a Tamanend, Jefe de los Indios Delaware, en Filadelfia 

            Después de dos siglos desde que se dio por perdido el mercante «Willian Penn», el mascarón de proa que representaba al indio Tamanend fue hallado en una playa de Filadelfia. Con métodos avanzados, un grupo de científicos hemos estado restaurando la figura. La talla ha recuperado su esplendor original y el habla. En el lenguaje de los indios «Delaware» nos ha narrado cómo se fueron a pique.
            «Nos aproximábamos a las costas de Noruega cuando vimos acercarse una polvareda de agua que me recordó las estampidas de los búfalos, me sentía cabalgando a lomos de mi caballo sobre la pradera, la espuma de las olas en mi rostro eran como crines al viento. Mas de pronto, el mar se encabritó, se formó un huracán y caímos en un inmenso remolino, un acantilado de agua girando a mucha velocidad por cuyo vórtice se veía el lecho marino».
            Cuenta que murieron todos los marineros y que solo él se salvó al desprenderse del casco. Dice que durante estos años se mantuvo a flote por su cuerpo de roble y que ha surcado los mares arrastrado por las corrientes hasta regresar a su tierra.
            Los científicos no le hemos creído.

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Con esta micro-leyenda he participado en la propuesta del mes de septiembre (con el tema «Volver», homenaje a La Odisea, de Homero) del concurso «Esta noche te cuento».

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lunes, 2 de septiembre de 2013

La Encina de los Sollozos



            Del latín quercus ilex singultus. Árbol de la familia de las Fagáceas del cual solo existe un espécimen. Se ubica en un lugar de los Montes de Toledo que por razones de protección no se puede nombrar. Hay documentación que afirma que fue plantado como encina común hacia el año 720 por los musulmanes que decidieron asentarse en esos andurriales. Cuando Alfonso VI reconquista Toledo, en el año 1085, capitaneaba esa parte de la sierra Mohammed ben Abî al-Hasan, conocido por los cristianos como Boabdil «El Bolo». Cuentan que al tener que abandonar los Montes, camino de al-Ándalus, se apoyó en la encina y lloró desconsolado. La tradición oral mantenida en los corros de costura en los altozanos cuenta que su madre le espetó: «Llora como gallina lo que no supiste defender como gallo, pero no te vayas sin recoger tu jaima». Es a partir de este acontecimiento cuando se detecta la mutación del árbol de modo que —sin perder el aspecto normal de la encina— las noches de luna menguante la silueta recortada de la copa asemeja un turbante, y si sopla viento del sur, las hojas sisean sollozos. Cada rama que ha brotado con posterioridad corresponde a un disgusto comarcal: años de sequía, plagas de la mosca del olivo (Bactrocera oleae), etc. Cuando los aldeanos sienten que la pena se les «abellotona» en el pecho, por los asuntos de la vida o del ganado, se cobijan bajo la encina a respirar llantos y lagrimear suspiros.
            Las bellotas, aunque comestibles, producen depresiones y lloros fluviales. Hay estudios en curso que relacionan Los Ojos del Guadiana con la encina y los disgustos. Si en un descuido un cerdo se alimenta de las bellotas de este árbol es tan grande su lamento como en tiempos de la matanza, con la única ventaja (para él) de llevarlo ya aprendido. Gracias a la fabricación de «Aguabellomiel» (una cucharada de miel y una bellota llorona por litro de agua), las plañideras se conservan aún en la comarca. A pesar de su poca producción, está muy demandada por actores, políticos y funerarias de renombre.

            

lunes, 7 de enero de 2013

Vacagua



             Animal mitológico marino con aspecto totalmente vacuno salvo por el color dorado del cuerpo y la cola, que la tiene muy desarrollada, en forma de periscopio finalizado con un ojo de buey a modo de lente y dos orificios nasales por los que respira. Según la mitología de los pueblos de Asia Menor se trata de la diosa Vaal. Era una de las esposas del dios Baal. Su pasión zoofílica por los toros enojó al cornudo del marido que la convirtió en becerra de oro. Con la propagación del judaísmo, en una de las destrucciones de los ídolos paganos —documentada en las antiguas escrituras (Reyes, 17,2) —, Baalin, joven guerrero hijo de ambos, salvó a su madre arrojándola al mar. Mantuvo el aspecto de vaca dorada y empezó a llamársele Vacagua. Habitó en las praderas submarinas, su amor a los animales se transformó en maternal y se dedicó a amamantar los defines huérfanos. La expulsión de su gas metano originaba hermosas medusas. Cerca de Creta tuvo encuentros vacunos con el Minotauro, engendrando las doradas, apreciadas por los pescadores. Poseidón, harto de que sus caballos se desbocaran cada vez que se cruzaban con ella, la pinchó con el tridente y herida de muerte emergió al otro lado del Mediterráneo, en un espacio de tierra que quedó cubierta por su piel. Los campos de trigo, hasta entonces de color fucsia, adquirieron el aspecto dorado con el que los conocemos hoy día. Cuando la cristianización, Vacagua fue tomada como patrona de los lecheros, de ahí la costumbre de bautizar el litro de leche con una jícara de agua antes de su venta.



sábado, 15 de diciembre de 2012

Condonación




            Acababas de nacer, es lógico que no lo recuerdes, aunque tú no necesitas recordar. Sin embargo, yo no he podido olvidarlo, tenía diez años y a esa edad aquella atrocidad me marcó para siempre. Vinieron a por ti, pero alguien había alertado a tu padre de lo que ocurriría y huisteis. Se llevó el oro, eso sí, mas fue tan ruin que no avisó a nadie y los mataron a todos. Acumulé el odio y el rencor hasta hacerme mayor. Con veinte años abandoné el pueblo con la idea firme de matarlo. Encontré un oficio que me permitía conocer gente de todas las comarcas y así di con vosotros. Tu padre ya había muerto y dirigí hacia ti mis deseos de venganza, no en vano tú fuiste el motivo. Siempre estabas rodeado de hombres rudos y me fue imposible acercarme sin levantar sospechas. Sin embargo, flaqueé en mi intención al escuchar tus palabras y observar tus hechos. Serías la causa, pero eras buena persona y no pude. Te perdoné como confío en que me perdones tú a mí por clavar esta lanza en tu costado para que no sufras más.
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Con este microrrelato participé en la propuesta del mes de diciembre (con el tema «Aquella Navidad, de niño...») del blog Esta noche te cuento.

Terminad de comer el mazapán, poned vuestra mascota ratonil AQUÍ para leer el relato en el blog de los organizadores y, si os apetece, dejad allí vuestros comentarios.

domingo, 30 de septiembre de 2012

El pescador de lágrimas. Ilustrado por Juanlu


(Ilustración de Juan Luis López Anaya)

            En Ibiza, enganchada entre sus redes, un pescador ha recuperado un ánfora fenicia llena de lágrimas. Lo supo por el aroma de llanto. Son de las mujeres de los pescadores que la mar se quedó. En una de ellas, la más grande y cristalina, le ha parecido ver el rostro de su padre y ha sentido la fragancia de su madre.
            Después de abismar la vasija en el azul y empujado por brisas de gaviotas, ha remado rápido a puerto con deseos de abrazar a su mujer y decirle a su madre, con voz afable, que ya no hace falta que vuelva a llorar en el acantilado.
(Ilustración de Juan Luis López Anaya)

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Cuando terminé de escribir este relato supe, sin saberlo, que lo había escrito para que Juanlu dibujara la leyenda. ¡Gracias! Para los que no le conozcan, no dejéis de visitar su blog Ilustraciones para un loco.
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Con este microrrelato participé en la propuesta del mes de agosto (azul, marino) del blog Esta noche te cuento