Del
latín quercus ilex singultus. Árbol
de la familia de las Fagáceas del cual solo existe un espécimen. Se ubica en un
lugar de los Montes de Toledo que por razones de protección no se puede
nombrar. Hay documentación que afirma que fue plantado como encina común hacia el año 720 por los musulmanes que
decidieron asentarse en esos andurriales. Cuando Alfonso VI reconquista
Toledo, en el año 1085, capitaneaba esa parte de la sierra Mohammed ben Abî
al-Hasan, conocido por los
cristianos como Boabdil «El Bolo». Cuentan que al tener que
abandonar los Montes, camino de al-Ándalus, se apoyó en la encina y lloró
desconsolado. La tradición oral mantenida en los corros de costura en los
altozanos cuenta que su madre le espetó: «Llora como gallina lo que no supiste
defender como gallo, pero no te vayas sin recoger tu jaima». Es a partir de
este acontecimiento cuando se detecta la mutación del árbol de modo que —sin
perder el aspecto normal de la encina— las noches de luna menguante la silueta
recortada de la copa asemeja un turbante, y si sopla viento del sur, las hojas
sisean sollozos. Cada rama que ha brotado con posterioridad corresponde a un
disgusto comarcal: años de sequía, plagas de la mosca del olivo (Bactrocera oleae), etc. Cuando los
aldeanos sienten que la pena se les «abellotona» en el pecho, por los asuntos
de la vida o del ganado, se cobijan bajo la encina a respirar llantos y
lagrimear suspiros.
Las
bellotas, aunque comestibles, producen depresiones y lloros fluviales. Hay
estudios en curso que relacionan Los Ojos del Guadiana con la encina y los
disgustos. Si en un descuido un cerdo se alimenta de las bellotas de este árbol
es tan grande su lamento como en tiempos de la matanza, con la única ventaja
(para él) de llevarlo ya aprendido. Gracias a la fabricación de «Aguabellomiel» (una cucharada de miel y una bellota
llorona por litro de agua), las plañideras se conservan aún en la comarca. A
pesar de su poca producción, está muy demandada por actores, políticos y funerarias
de renombre.
Sois grandes, ambos. Una divertida genialidad, texto y dibujo.
ResponderEliminarAbrazos.
Jaja, muy buena colaboración, qué bien os ha quedado.
ResponderEliminarBesos.
Jajajaja, me ha encantado, ¡viva la imaginación que hace y deshace con la historia! Ese Boabdil "Bolo" me chifla, y es que por los Toledos hay mucho bolos, jeje.
ResponderEliminarLo de las bellotas "lloraeras" es un puntazo, jajaja.
Un beso y gracias por las risas.
Qué curiosa leyenda la de esa encina, que me ha recordado a mi época de estudiante despreocupado, como el Títiro de las Bucólicas: "Tytire tu patulae sub tegmine fagi".
ResponderEliminarUn saludo
Juan M
¿Las madres del año 720 ya eran así de pesadas? ¡Qué horror! Espero que te lleguen las risas que nos has provocado, ¡qué bien para un final de fiesta!
ResponderEliminarUn beso
Impresiona vuestras genialidades. Enhorabuena.
ResponderEliminarun abrazo
fus
¡Qué bueno! y qué risas, y que tu esfuerzo te habrá costado parir esta historia o microhistoria basada en hechos reales. Como soy muy curiosa, yo quiero saber qué hay de cierto y qué hay de ficción. Así que no tendré otro remedio que empaparme lo primerito en ¡botánica! (tengo un buen libro: http://demispalabrasylasvuestras.blogspot.com.es/2011/12/serie-regalos-ilustrados-bombastica.html
ResponderEliminarque seguro que me ayuda muchísimo. ;)
Me he reído con el Aguabellomiel, y creo que te encargaré 5 litros, por si acaso he de echar mano de ella.
Un besote Ximens y a empezar setiembre con buen pie y buena mano., ah! y felicidades al dibujante, que veo que no ha perdido ninguna de sus habilidades.
Que gracia lo de Bolo y esa frase tan lapidaria de llorar como gallina lo .... tiene su puntazo literario,jeje. Y esas bellotas que producen depresiones y lloros fluviales, son lo mas, cuanta imaginación tienes Ximens, como dicen hoy en día eres un " crac" escribiendo historias fantásticas.
ResponderEliminarY tambien te doy la enhorabuena por el dibujo, le queda ni que pintado ( valga la repetición) a la historia.
Un saludo y un beso desde Vigo con calor.
Me gustó, me encantó, me requetenloqueció.
ResponderEliminarQue me parece una genialidad, eso es lo que quiero decir.
A veces leo algo y me digo: cosas como esta justifican tantas horas de lectura.
Admirado abrazo!
Pasé por aquí más temprano pero no pude dejar mi comentario, con lo cual me he regalado una nueva lectura de esta joyita de bestiario, porque ¿esta encina es de bestiario, no? :)))
ResponderEliminarAlgún día has de llevarme -de tu mano- a los mntes de Toledo. Seguro que vemos todo eso que no ha pasado.
Un abrazo.
Eres muy original y creativo. Saludos.
ResponderEliminarJajaja, qué divertido que es, Sr. Ximens. Y es que das tantos datos, que no me extrañaría que fuera verdad. Lástima que no se pueda dar el lugar donde está ubicado.
ResponderEliminarLo de las ramas por disgustos comarcales, me ha gustado muchísimo. Qué bueno eres, Sr.
Un abrazo, sin pena y con gloria
Maestro, ¿por qué habla la gente de buena imaginación, fantasía y leyenda?, ¿acaso no saben que yo sólo se dibujar la realidad?.
ResponderEliminarA sus órdenes, como siempre :)
Abrazos varios!
Porque creen que me lo he inventado. Déjales, son como niños.
EliminarJajajaa, pues yo a la sombra de este árbol me cobijo.El humor que no falte y menos en los tiempos que corren. Muy divertido leerte, Ximens.
ResponderEliminarUn saludo.
Quise decir que a la sombra de este árbol NO me cobijo. Me falló el teclado. :)
ResponderEliminarXimens, un cuento, relato, leyenda de esas que nos contaban los abuelos, solo que con tu toque imaginativo y una estupenda ilustración. Da gusto volver a leerte.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
Qué feliz combinación de imaginaciones, caballeros... Me ha gustado mucho por ocurrente, simpático y bien elaborado. Ese lujo de datos y de ironía cuaja muy bien. Un beso grande a cada uno
ResponderEliminarPobrecitos, chanchitos que comen de ese pernicioso árbol. Ximens, me encanta tus bestiarios: siempre rió y disfruto mucho con todo este herbolario y reino faunístico.
ResponderEliminarSois un matrimonio ferpecto, jejeje.
ResponderEliminarBesos desde el aire a ambos dos
Me encanta la coletilla "...pero no te vayas sin recoger tu jaima". Ja ja ja ja jaaaa. ´Qué bueno eres, no me canso.
ResponderEliminarY buenísimo hasta decir basta el dibujo que acompaña.
Felicidades, y besos de septiembre
Es un poco cenizo el arbolillo. Creo que cuando llega el otoño, sus hojas caducas secan los campos y los llenan de las coplillas de Manrique.
ResponderEliminarSaludos
Jeje, da gusto pasar por aquí, siempre se sale con una sonrisa y buenas sensaciones.
ResponderEliminarNunca pensé que una encina pudiese encerrar tanta magia y tanto poderío, claro que esta es de los montes de Toledo y eso lo cambia todo.
Un placer la visita.
Besos.
Hola, Ximens.
ResponderEliminarGuau!, qué historia tan bonita y curiosa. ¿Por qué no pudo ocurrir así como lo cuentas?
Tú, vales mucho, pero mucho mucho.
Un abrazo muy grande.
Me gusta como lo haces, porque creas fantasìas con historia, enhorabuena.
ResponderEliminarun abrazo
fus
Por los asuntos de la vida o del ganado, importante separación. El ganado está por encima de cualquier cosa, no hay duda.
ResponderEliminarHaces una pareja ideal con Juanlu, menos mal que las casualidades de la vida os hizo encontraros. Muy bien maestro, me gustan estos especímenes tuyos dignos de estudio y adoración al 50%
Por los asuntos de la vida o del ganado, importante separación. El ganado está por encima de cualquier cosa, no hay duda.
ResponderEliminarHaces una pareja ideal con Juanlu, menos mal que las casualidades de la vida os hizo encontraros. Muy bien maestro, me gustan estos especímenes tuyos dignos de estudio y adoración al 50%
¡Una belleza de cuento-leyenda Maestro! Y hermosa la ilustración que lo acompaña. Fue un gusto haber pasado por tu rincón nuevamente, como siempre. ¡Que duda cabe! Un abrazo gigante.
ResponderEliminar¡Una historia preciosa! Llegué hasta aquí buscando información sobre la morfología de los Montes de Toledo, lástima que no pueda incluir esa historia en mi trabajo.
ResponderEliminar¡Un saludo!