jueves, 18 de abril de 2013

Historia de Don José



       —¿Recuerdas la historia de José? Sí, aquel judío que fue vendido por sus hermanos, que supo interpretar los sueños del faraón. Que sí, hombre, el de las vacas flacas y las vacas gordas. Le nombraron algo así como Jefe de Gobierno y ordenó que en los siete años de abundancia los campesinos le llevaran la quinta parte de las cosechas. Pues tienes que recordarlo, caray. Luego, al llegar la sequía, en vez de dar el trigo a los egipcios se lo vendió y cuando se acabó el dinero se hizo con el ganado, la tierra y los redujo a esclavos a cambio del grano. ¿No lo recuerdas? ¿A qué catequesis fuiste? Solo se libraron los sacerdotes. ¿¡Cómo no lo vas a recordar, hombre!? Pues eso, que el tipejo, todo un depredador, es elogiado en... Yo creo que me estás tomando el pelo, que sí sabes de quién hablo.
        —Pues tío, creo que sé de quién hablas, pero lo que me despista es eso que dices del faraón y Egipto.


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Esta es mi aportación  a la segunda jornada de la convocatoria  “La primavera de microrrelatos indignados 2013”. Si quieres leer más  indignados, pon tu molotov AQUÍ  

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miércoles, 10 de abril de 2013

Ana ≠ anA




            A los veinticinco años tuve una hermana gemela. Todo empezó una mañana en el cuarto de baño, delante del espejo. Se negó a pintarse los ojos y vestirse con la bata azul. Se puso terca. Yo me marché al trabajo en la fábrica de conservas y ella se quedó diciéndome: «No quiero envejecer igual que todos». Desde entonces ha llevado su propia existencia. Dado que somos gemelas, no hemos necesitado hablarnos para saber cómo nos iba la vida. Supe que viajaba mucho y que de vez en cuando pasaba por casa, pues me encontraba cucharillas de ciudades de diversos países y alguna postal sin escribir. También la biblioteca se fue llenando de libros de viajes.
            Ahora, con sesenta y cinco años nos hemos vuelto a espejear en el envejecido cristal. «No has cambiado nada», me dice. «Pues yo a ti no te reconozco».

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Este microrrelato ha sido incluido en la antología Destellos en el cristal que ha realizado la revista Internacional Microcuentista.
Podéis leer e incluso descargar el pdf pinchando AQUÍ, y si quieres en formato epub AQUÍ.

martes, 2 de abril de 2013

De gigantes, incrédulos, locos, cuerdos y el grande daño del cierre de las librerías

(El episodio de los molinos, Apeles Mestre)

            «Cuando moraban los gigantes, el dios de turno, celoso de que adoraran al Viento, le dijo a Montiel: "Si quedan diez gigantes justos..."». Las palabras de don Pedro, consagrado en Sigüenza y hombre de un solo libro, eran escuchadas con atención por los niños de la catequesis, que aprovechando la tarde primaveral se impartía a la sombra del molino. «Como no los encontró, le mandó huir con su familia», continuó el cura con su particular historia de Lot. «Fue tal la destrucción que no pudieron dejar de mirar atrás y los convirtió en molinos de cal. Ninguno sobrevivió y esta tierra quedó manchada». Estando en estas se oyó una voz atronadora y hueca que procedía del molino:
            —¡Ay! ¡Frestón, Frestón!, que únicamente Don Quijote descubrió tu embrujo. Devuélvenos nuestra gigantesca apariencia para que esos incrédulos dejen de considerar loco al único cuerdo que por estos Campos ha pasado.
            No se sabe si fue por el no respirar de los niños, pero levantose un aflato que hizo mover los brazos de Briareo que asieron la sotana del clérigo y lo aventaron.
            —Y no te olvides, Frestón, de desmurar los aposentos de los libros para que la gente lea —resonó.

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Ilustrador del mes: Vicente Mateo Sierra -tico


Con este microrrelato he participado en la propuesta del mes de abril (con el tema «Caballeros») del blog Esta noche te cuento. Su objetivo era «encontrar inspiración en Don Quijote». 

Picad con vuestra espada AQUÍ  para leer el romance de caballería y los juicios recibido en la hacienda de los organizadores.