domingo, 25 de diciembre de 2011

Despedida bloguera


Hasta pronto chic@s:
Escribo esta entrada para informaros de que he recibido una oferta que no he podido rechazar, aunque me va a mantener apartado de la escritura por un largo tiempo. Los que me conocéis sabéis que llevo tres años en desempleo. Los ahorros «para cuando sea viejo» ya han dado de sí todo lo posible. Ha sido un salvavidas esto de la escritura, una huida de los problemas diarios pero por fin ya se ha terminado esta etapa de mi descarrera profesional. Soy de ciencias, por lo tanto os ruego que me perdonéis esta intromisión en las letras. Os agradezco los buenos ratos que he pasado leyendo vuestros blogs, así como el ánimo recibido a mis tontunas. Me ha llegado muy oportunamente la oferta definitiva: un puesto fijo y estable aquí, en la sección 6, calle 6, nicho 66 (los números no los he elegido yo) del Cementerio de la Almudena.
Nos vemos pronto, traed lo último escrito y lo comentamos.

He pedido a Malatilde, mi mujer, que ponga esta placa en la lápida:



Ahí en chiquitito dice:
"He aquí mi última entrada: Quise ser escritor, pero al final no pude evitar los lugares comunes, como este, que huele a tierra mojada".

Y en letras más pequeñas aún: "Fabrica de Lápidas Manuespada y Jesús Esnaola" a quienes dedico esta entrada, pues de algún modo han actuado de enterradores.

martes, 20 de diciembre de 2011

Natividad ilustrada


La ilustradora Laura Hernández Fernández ha presentado tres dibujos dentro del certamen organizado por Una idea, Mucho arte para elegir la portada del libro "La Otra Navidad" que La Esfera Cultural hará con los relatos que seleccione del II Convocatoria de Relatos de Navidad.

Laura se ha inspirado en algunos de los relatos presentados al concurso.

Concretamente la obra Nº 17, que aquí podéis contemplar, lo ha sido por mi relato Natividad.

Creo que ha sabido ilustrar perfectamente el estado anímico de la niña protagonista.

A mi me impresiona la mirada y el color de la piel.

Os invito a escuchar el relato con La Voz Silenciosa mientras observáis el dibujo de Laura.

Por supuesto, son concursos independientes (relato e ilustración).

Pasad por allí, disfrutar de las obras presentadas y, si queréis, dad vuestras opiniones.

Laura, suerte en el concurso.


sábado, 17 de diciembre de 2011

Macroecogenerosos


Desde hace tiempo nuestra amiga Luisa Hurtado González viene dedicando los lunes a publicar en su blog microrrelatos con temática ecologista.
Forma un generoso equipo con Juan Luis (Luiyi), que tiene la virtud de hacer ilustraciones que superan en simbolismo al propio relato.
El lunes pasado le toco el turno a mi relato Emboscados, que publiqué aquí mismo.
El círculo de conocidos ya habéis pasado por allí y comentado vuestras impresiones.
Pongo ahora esta entrada para dar las gracias a esta pareja que están empeñados en cuidar el medio y entero ambiente.
También para mis amigos que no sabían que me han ilustrado mi primer relato.
Pasad por allí, disfrutad de las tres ilustraciones y dejad vuestros comentarios a estos dos amigos.
Editora: Luisa en su blog Microrrelatos al por mayor
Ilustrador: Juanlu en su blog dididibujos
Muchas gracias: Luisa y Juanlu

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Natividad


Con el microrrelato Natividad participo en la II Convocatoria de Relatos "La Otra Navidad"


Organizado por La Esfera Cultural



Ha sido publicado allí, donde podéis leerlo, dejar vuestros comentarios e incluso escucharlo radiado por La Voz Silenciosa.
Mi agradecimiento al equipo de La Esfera Cultural.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Me recordaréis siempre


Los chicos, vuestros hijos, me llaman Email Cuatrodedos, ¡canallas!
Lo que voy a contar no se os va a olvidar. Ahí, delante de las pantallas pasáis las horas leyendo cuentos de vuestros amigos, a casi todos les comentaréis que os ha gustado y probablemente no lo volváis a recordar nunca más. Lógico, no se puede memorizar todo lo leído. Pero de mi relato os vais a acordar con frecuencia, lo juro. Leedlo:
«Soy cartero, mejor dicho, lo era. Muchos años paseé por el barrio con el carro a modo de bolsa marsupial. Era tal la simbiosis con él y con el uniforme que los domingos a la gente le resultaba conocido pero no sabían de qué.
En la calle Depósito número 13 hay un viejo caserón en el que no vive nadie, al menos eso creía yo, pues nunca había recibido cartas hasta aquella mañana. En la cancela herrumbrosa que impide el acceso al silvestre jardín hay tres timbres de la casa que se intuye al fondo. El sobre tenía el color amarillento que se torna con los años. Venía a nombre de la Señorita España. El trazo de la escritura, aunque rudo, era muy mono. El matasellos, ilegible. La estampa representaba una isla como las de la India Oriental. Se había borrado el remite. Sin duda se trataba de una carta de amor, lo sabía por experiencia y por el ligero olor a madreselva que aún conservaba.
Al no poner piso pulsé el primer timbre. No esperaba oír más que algún chirrido que desbloqueara la puerta pues el llamador no tenía altavoz. Pero no, me contestó el grito cavernoso de una mujer aterrorizada. Me sobresalté. No comprendía por dónde había llegado el sonido. Miré a la casa y no se distinguía ninguna actividad. Pulsé el segundo timbre y noté en mi dedo un aliento helado y silencioso. Nadie respondió, ni la cancela gimió. No me estaba gustando nada las sensaciones que empezaban a oprimirme el pecho. Sin pensarlo mucho apreté el tercer botón y un chorro de sangre caliente manó de él y me salpicó el rostro.»
Cada vez que vayáis a la casa de algún amigo, cuando extendáis el dedo para llamar al timbre, os acordaréis de este relato, de Poe y de mí. Dejad un poco el ordenador y educad a vuestros hijos, ¡desgraciados!

domingo, 13 de noviembre de 2011

No tienes motivos para dudar


(Fotografía de Frank Fournier)

No sabes por qué cada vez que ves esta foto te lleva a su Dios. Consultas la Biblia:
«El Señor respondió: "Si encuentro en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré a toda la ciudad en consideración a ellos"»..., luego lees que Abraham regatea a la baja con el Señor para finalmente este afirmar: «No la destruiré en consideración a esos diez» (Génesis: 18,26-32). En otro pasaje te narran que Jesús dijo: «Lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré» (Juan: 14,14).
Piensas que en tiempos bíblicos Jerusalén contaría con 30 mil habitantes, no sabes cuántos tendría Sodoma, te da lo mismo. No tienes motivos para dudar de que entre ellos no hubiera diez justos, y bien es verdad que las mismas fuentes dicen que el Señor sacó de la ciudad a cuatro personas: Lot, su mujer y sus dos hijas.
Recuerdas que el 13 de noviembre de 1985 el volcán Nevado Ruiz eructó fuego y azufre (parecido a la lluvia que envió su Dios sobre Sodoma) y los lodos sepultaron el pueblo de Armedo, Colombia. Murieron 20 mil de sus 30 mil habitantes. No tienes motivos para dudar de que entre los supervivientes hubiera más de diez hombres justos y quizás por eso no fallecieron todos. Durante tres días viste a la niña de trece años Omayra Sánchez atrapada en ese pozo. Su fotografía apareció en todos los periódicos del mundo. Los diarios de todas las televisiones retransmitieron en directo su agonía.
Pudiste oír a Omayra decir: «Mamá, si me escuchas, yo creo que sí, reza para que yo pueda caminar y esta gente me ayude... ». No sabes si su madre la escuchó o no, quisieras creer que no.
Averiguas que, según el Banco Mundial, en 1985 la población de la Tierra era de 4.844.674.200 personas. Desconoces el share de la fecha. Supones el 1%. Esto quiere decir que casi cincuenta millones de personas tuvieron noticias de la situación de Omayra. Te preguntas: ¿Es posible que entre estos no hubiera ninguno que se lo pidiera en su nombre? Te cuesta creerlo, pero es posible, pues aunque sabes que rezar se rezó, y mucho, Omayra murió tres días después, el 16 de noviembre de 1985, siendo el representante de su Dios en la Tierra el beato Juan Pablo II. No tienes motivos para dudar de que también el Papa rezara por la vida de Omayra, pero... ¿en nombre de quién?
No tienes motivos para dudar.

martes, 1 de noviembre de 2011

Bueno y obediente


Madrugada.
—¡Ay! ¡Me mueero! ¡Llama a la María!
—¡No son horas de llamar a nadie!... Muérete por la mañana —dijo su anciana mujer.
Amanece.
—¿Sí, dígame!
—María..., hija..., tu pa...dre...

jueves, 20 de octubre de 2011

3/ Benicia, Justino y las cosas del querer.


—Me acuerdo de la primera vez que hicimos el amor..., pero ya no recuerdo cuándo fue la última —dice Justino mientras mete un dedo bajo la boina y se rasca la cabeza.
—... Yo sí, fue en la era —responde su mujer sin dejar de mirar la costura.
—Para mí que fue en el pajar... —apunta Justino con el dedo aún a la sombra.
—Puede que tengamos razón los dos —sentencia Benicia que se lleva el hilo a la boca y lo rompe.
(Cuadro de Rogelio García Vázquez)


lunes, 10 de octubre de 2011

La «cla»


En todas las funciones, justo al caer el telón de la incomprensible obra de teatro, la actriz principal, deshaciéndose del apasionado beso de su amante escénico, le daba un fuerte tortazo entre bambalinas. El público, al oír ese primer aplauso, para que nadie mal interpretara su incomprensión, irrumpía en una clamorosa ovación que silenciaba el «Te he dicho que sin lengua, guarro».

domingo, 2 de octubre de 2011

El corazón no entiende de mojones

(Fotografía manipulada de Lubomir Bukov)

Todas las tardes, antes de la puesta del sol, Gloria se cruza con Emilio. Ella camina hacia la iglesia a rezar las cuentas de su rosario. Él se dirige a la taberna a orar con sus chatos de vino. Cuando se trenzan sus miradas —dulces, tristes, silenciosas—, los corazones palpitan una danza desbocada y, aunque no se dicen nada, las sombras de sus almas —tercamente jóvenes— rumian las fiestas del Carmen de hace cincuenta años. Bailaron durante toda la noche y se enamoraron para siempre... pero las tierras de sus padres no lindaban.

jueves, 15 de septiembre de 2011

10 Comentarios



L.P. dijo...
¡Ay, chiquillo! Qué buenos recuerdos me traes. La hora de la siesta. La infancia, la inocencia. Si es que con ese inicio creas un escenario tan visual: "En el cuarto de la siesta los niños juegan con el único rayo de sol que la persiana deja pasar." ¡Qué hermoso!

Elysa dijo...
Javier, a mí también me has traído recuerdos de mis padres acostados y mi hermano y yo hablando bajito sobre las trastadas que haríamos esa tarde. Mira si estoy influenciada por mi becaria asesina, que cuando dices "Los dedos de las manos translucen el rojo de la sangre", por eso de que si aparece sangre hay muertos, pensé que el micro iba a ser de terror.

Anónimo dijo...
Verás tío, andaba yo buscando cosas de sexo y eso, y al poner "polvos" pues que va y me sale tu rollito este. Puestos ya, lo he leído y efectivamente, la frase "Las motas de polvo revolotean" la ha tenido que pillar el motor de Google. Desde Córdoba con calentura.


Una que yo me sé dijo...
Me alegro Javier de que hayas dejado a un lado a Benicia y Justino, abuelotes que creo tienen mucho que decir, y te veamos con relatos donde aparecen niños. A mí, tus protagonistas Paloma y Jorge me han recordado a Valentina y José en la película Crónica del alba, de Antonio José Betancor, basada en novela de Ramón J. Sender. Me ha parecido muy tierno.


Mónica dijo...
Sabés, me sorprendiste con el giro del agua en los desagües allá en nuestro paseo por el Buen Retiro, y ahora me gusta mucho que sea Paloma —qué nombre tan espiritual—, la niña, con el rayo en la palma de la mano la que diga que la luz del sol tarda ocho minutos en llegar a la Tierra. Eso es bueno, pues eliminas el tinte machista de la ciencia para los hombres. Muchos besos para Saly.


Pedro Sánchez Negreira dijo...
Querer comentar sin poder leer es como querer __________ sin poder comer.

Zaraceno dijo...
Pues a mi la iniciativa del niño de poner la mano por debajo de la de ella y preguntarle a la niña el motivo por el cual el rayo hace ese viaje creo que es el giro perfecto del relato, a partir de ahí los protagonistas sufren el cambio.


Pedro dijo...
Me ha gustado la dulzura de los niños. La frase de cierre en el que las motas de polvo flotan alocadas mientras los niños se besan me ha hecho pensar en mis gigantes, celosos, soplando un diente de león.


Baldurph dijo...
Papá, esta noche no me esperes levantado. ¿Cuándo me vas a subir la paga?


Ximens dijo...
Aunque nunca os contesto por escrito a vuestros comentarios, todos sabéis que os lo agradezco de corazón, y más en este caso que sin ellos no se comprendería el relato. Saber que me leéis me motiva a seguir escribiendo. Muchas gracias.



jueves, 8 de septiembre de 2011

Don Florentino (14-03-1916 ; 08-09-1999)


Sus zapatos negros, gruesos para evitar la entrada del agua, rara vez vieron el lustre, salvo recién comprados, o cuando asistió a alguna boda o entierro de un amigo. Le permitían tener los pies en la Tierra, evitando navegar por las nubes y que el agua de la calzada le entrara a humedecer su vida. Eran arrastrados por dos arqueadas piernas, escondidas bajo sus viejos pantalones de pana negra, consumidos pero limpios, que sostenían su cuerpo rechoncho y fuerte. El torso era grande para poder abarcar la inmensidad de su corazón y estaba oculto por una camisa que en sus orígenes fue verde, pero que con el paso por la tabla de lavar había ido perdiendo su textura y ya era casi blanca. Su cuello, grueso y corto, salía de la camisa como un roble majestuoso, desgastando la tela hasta deshilarla. Su corbata, verde oscuro, no conoció nada más que un nudo, el que le hizo su amigo Blas para la boda. Su rostro era bondadoso, alegre, con algo de mentón y una boca con labios finos, encuadrada por dos hermosos paréntesis de su frecuente sonrisa. Por ella manaba la sabiduría con sonido claro y potente, y que con las dos filas de blancos dientes, tantas satisfacciones le dio en el buen comer. Los ojos pequeños y marrones, vivos y alegres, estaban separados por una nariz un poco ancha y terminada en una pequeña pelota, que si hubiera sido un poco mas grande hubiera justificado su buen humor y socarronería. Sus cejas abarcaban justo el arco de los ojos, y eran los últimos pelos que se podían encontrar hasta llegar a la nuca. Su cara rosada, con centelleantes puntos de plata, no mostraba muchas arrugas, pero en medio de su carrillo izquierdo tenía la marca redonda de cuando le quemaron el carbunco, a modo de medalla por sus cristianos sentimientos. Su pelo era blanco y se peinaba con una raya en medio, tan ancha que solo dejaba espacio para unas matillas encima de las orejas. Su gorra de pana, verde y con visera, además de evitarle coger frío, le retenía los sueños.
Con su paso vacilante se dirigía todas las mañanas a las ocho a encender la estufa, para que cuando llegaran los chiquillos, la escuela estuviera templada. En la percha dejaba su abrigo y la gorra, pero la bufanda negra le acompañaría toda la mañana, y la chaqueta de pana siempre. Tras calentarse las manos fuertes y firmes, subiría a su estrado, situado en medio de la sala, y de un cajón sacaría dos libros, uno de historia y otro de caligrafía.
Aquel día, en la pizarra de los mayores, situada en el ala izquierda de la sala, escribiría con letra gótica el origen de la reconquista española, dibujando un Don Pelayo en lo alto de una roca con una espada en una mano y una cruz en la otra. Tras ello, y haciendo un alto en la estufa, embellecería la pizarra de los pequeños, situada en el otro ala, con un hermoso conejo comiendo una zanahoria y unas letras grandes y redondas con la frase a copiar.
Sería su última clase.

viernes, 2 de septiembre de 2011

2/ Benicia, Justino y los asuntos de estado.


—Dijo el presidente que las visitas no pueden entrar en el Congreso en pantalón corto, y que por el decoro. Ahora ha regañado a un ministro por no llevar corbata, y que por el respeto —comenta Justino con un mondadientes entre los dientes.
—Y luego dicen que en los pueblos andamos retrasados —responde Benicia con una mazorca de maíz a medias de desgranar entre las manos.

domingo, 21 de agosto de 2011

Mercaderes en el Templo


Al aeródromo de Cuatro Vientos se acercó Daniel con su mujer y sus dos hijos. Desde que perdió el trabajo y el Banco X se quedó con su piso viven en casa de sus padres. Ahora solo tiene que esperar a que se mueran y le dejen la vivienda. Al descubrir que el dinero que el usurero le había negado se había invertido en financiar la visita del representante de Dios en la Tierra, quiso compartir con su familia el buen fin dado a su miseria. Y allí vio al Diablo, en persona, con su traje azul y corbata roja, rodeado de púrpuras y su Santidad dándole la comunión.
(Cuadro: La purificación del templo, El Greco)

miércoles, 10 de agosto de 2011

1/ Benicia, Justino y las obras sociales


—Van a cobrar dos euros al mes por cartilla a los que no tengan dos mil euros de saldo medio mensual —Masculla Justino con un trozo de chorizo en la boca y la navaja abanicando el aire.
—¿Y quién no tiene ese dinero en el banco? —Pregunta Benicia que cepilla un pantalón de pana.
—Nosotros..., los parados, los hipotecados, las viudas, los becarios... Pero claro, con algo tendrán que hacer las obras sociales.
— ¿Cómo cuáles? —quiere saber Benicia preocupada por la mancha que no sale.
—No sé..., supongo que para esas jornadas mundiales de las juventudes cristianas, la visita del papa, el aval del presidente valenciano... —y así podría seguir Justino enumerando mandamientos.
—Entonces bien está, que los que tienen más cuartos en las cartillas son unos agarrados.

(Óleo de Xosé Conde Corbal)

lunes, 1 de agosto de 2011

Admiración


Oímos venir un zumbido de cientos de abejas. Justo cuando pasaban sobre nosotros, el abuelo lanzó la boina a lo alto y las atrapó. Allí, en el suelo, la gorra y las abejas. Me mandó a por un corcho. Con tiernas palabras las convenció para que entraran en la colmena. Luego se puso la boina en la cabeza, y le admiré aún más.

(Cuadro de Luis Serna Herreros)

miércoles, 20 de julio de 2011

Justicia taurina


A las puertas del Cielo llegó un torero luciendo su mejor traje.
—¡Pasa, pasa! —Le dijo San Pedro que jugueteaba con las llaves—. Pasa y pregunta por Lucas.
Le halló sentado bajo una encina. Se protegía de la deslumbrante Luz pues estaba reescribiendo el libro sagrado que con las múltiples traducciones se había desvirtuado. Sorprendiose el matador de ver a su simbólica mascota pastando en la dehesa paradisíaca. El santo le ignoró pero no así el animal que de una cornada le mandó directo al Infierno

martes, 12 de julio de 2011

Ni un te quiero



Cómo pasa el tiempo. Cuatro años desde que te fuiste y me dejaste sola... Ya..., ya sé..., pero ellos tienen sus problemas, son otros tiempos, tanto trabajar para gastar y gastar y presumir. Dicen que el luto lo llevan en el interior, pero solo les veo divertirse. Debe estar muy dentro, pues ni por Los Santos han venido a verte. «Madre, nos vamos a Benicassim, a pasar el puente...», y aquí me veía yo sola, limpiando la sepultura para nada..., bueno sí, para ti y la zorra de tu hermana... ¡Bueno, ya sé!... Pero cuando vino no fue más que para traer unas flores de plástico, compradas en los chinos, que es roñosa hasta para eso... ¡Sí, me callo!... !No, eso no!, lo tumbó el viento cuando lo aparté para limpiar la lápida, se cayó, y se rompió porque también era barato... ¡Vale!, pero de algo tendré que hablar.
¿Sabes?, aquí al lado están enterrados los vecinos del panadero, sí, aquellos tan presumidos... sí, se mataron en un accidente con «mira...mi 4x4». ¡Pues no me callo! Ahora puedo decir lo que pienso, y mentarte lo que siempre callé. ¿Sabes el único reproche que te hago?... Pues que nunca te declaraste... Nunca, nunca... No querido, eso se lo dijiste al cura no a mí... Cuando yo te preguntaba me decías «sí», «que sí», «mucho», «también», ni un solo «te quiero»... ¿Cómo?... Perdona, pero fue tu padre el que se declaró al mío: «Juan, que veo a los muchachos muy encaprichaos, y antes que se engorronen es mejor apañarlos». «Sea, pero solo les doy la mula... ».
Sí..., es cierto..., nunca me lo dijiste pero me lo demostraste muchísimas veces... Qué sé yo lo que es mejor, nunca entendí de adivinanzas...
Esta raja mete el agua dentro, seguro... Mira que le dije al muchacho que viniera con la silicona, pero como sí nada... ¿El cristo?, pues de madera, el de cobre lo robaron... Si por ellos te meten en un nicho, pero me negué, quiero estar aquí contigo, pues fuiste un buen hombre... ¿Para siempre...?... Sí, apañado vas tú si te crees que te voy a dar otra mula..., y... ¡anda!, ¡échate para un lado!, que me estas clavando las costillas en la espalda.

viernes, 1 de julio de 2011

Emboscados


Hace miles de años, en la selva, una asamblea de árboles soñó al Hombre. Eso los mató.

miércoles, 22 de junio de 2011

El éxito


Cuando dieron las diez de la noche se echó hacia atrás en el sillón del despacho. Se quitó las gafas, con el pulgar y el índice se presionó los lagrimales. Apagó el ordenador, se puso la chaqueta, se quitó la sonrisa y se marchó a su casa, donde la mujer y sus hijos le esperaban para darle el beso de "hasta mañana".

lunes, 13 de junio de 2011

Pragmatismo


Perdida zapatilla blanca de tenis. Pie derecho. Quien la encuentre, que la entregue en la habitación 103..., o pase a recoger la otra.

jueves, 2 de junio de 2011

La musa


La señorita de Lengua y Literatura es muy guapa, como mi madre, pero diferente. Antes de sentarse se acerca a las baldas de la biblioteca, toma un tomo gordo y lo deposita en la mesa a modo de atril. Abre el libro de un autor de la época que estudiamos y con una voz embaucadora, dulce, seductora o tenebrosa nos lee. Aunque el relato sea triste, da gusto escucharla. Cuando toca teoría, hace que la literatura me cautive, pues en vez de fechas y relación de escritores nos habla del movimiento social y político de la época, de cómo evolucionaban la temática y el estilo. No obstante, los días que trae la blusa de seda blanca tengo que hacer esfuerzos para concentrarme en lo que dice, pues los finos dedos de su mano derecha tienen la manía de jugar con el tercer botón, con lo que descubre segundos de escote. Al final nunca se le olvida dejarlo desabrochado. Otras veces trae un jersey negro de cuello cisne sin mangas, tan ajustado que le perfila los senos; es cortito de talle y permite ver su cinturón de piel tersa. Por la parte de atrás, el suéter deja ver con generosidad los hombros. Cuando explica en la pizarra, tan pronto está de frente como de espaldas mostrando los omoplatos. Si cierro los ojos y los abro rápidamente, muchas veces seguidas, llego a percibir sus pechos desnudos. Esos días no puedo concentrarme..., imagino una realidad ficticia...
Por eso, creo que de mayor seré escritor.

viernes, 20 de mayo de 2011

Diarrea verbal


A un campo de futbol, donde un político presentaba su programa electoral, llegó un desempleado que llevaba quince días sin comer. Escuchó con atención sus promesas. Al finalizar, le entraron ganas de hacer de vientre. Sorprendido por lo insólito, entró en los servicios y depuso... el discurso.

martes, 17 de mayo de 2011

Solidaridad


El 17 de mayo se celebra el Día Mundial contra la Homofobia, fecha que conmemora el día en que la Organización Mundial de la Salud aceptó oficialmente la homosexualidad como una variación natural de la sexualidad humana. Este relato es mi pequeña contribución, aprovechando que también hoy es el Día Mundial de Internet.
Solidaridad, por Ximens
— ¿Eres maricón? —me preguntó el experto en recursos humanos, sin dejar de mirar el aro de mi oreja.
—...Únicamente cuando me lo preguntan así —respondí, y arrancándole mi curriculum de entre sus manos, me marché.

martes, 3 de mayo de 2011

Rencoroso



Desaparecido osito naranja de peluche. Bizco. Si lo encontráis, no se lo llaméis.

lunes, 18 de abril de 2011

Rebusco


No sé por qué cada vez que veo esta foto me lleva a Nueva York.
Rebuscar: 2. tr. Recoger el fruto que queda en los campos, particularmente el de las viñas, después de alzadas las cosechas. (DRAE).
"Cuando hagas la recolección en tu campo, si olvidas en él una gavilla, no vuelvas a buscarla. Déjala para el emigrante, el huérfano y la viuda, para que el Señor, tu Dios, te bendiga en todas tus empresas". (Deuteronomio: 24,19).
Cuando moceaba tuve que vendimiar la viña de mi padre. En alguna ocasión encontré racimos olvidados en las cepas: "déjalo para los pájaros", me decía. Hoy creo que su formación cristiana le impedía ir a rebusco. Cuando veo en las puertas traseras de los supermercados de mi barrio, a eso de las nueve de la noche, grupos de personas ataviadas con bolsas, a la espera de que saquen los productos caducados, para iniciar su rebusco, pienso si las normativas de la Unión Europea, referentes a las fechas de caducidad de los alimentos, son como un Deuteronomio moderno, dictado por un dios que tiene a Bruselas como cielo, y pensando precisamente en: emigrantes, huérfanos, viudas... ¡Cómo cambian los tiempos!... Ahora habría que añadir: pensionistas, parados, becarios...
Claro que para no deprimirme me voy buscar a algún amigo que me diga que lo del paro es mentira, y luego podemos hablar de qué haremos si el Rayo Vallecano tiene que cerrar por falta de euritos, o de qué pasará con Mourinho si no gana ninguna copa para el Real Madrid.
Después, ya totalmente restablecido, me iré para casa pensando que quién sabe, quizás ocurra como con las entidades financieras y los gobiernos ayuden para evitar la crisis del futbol, pues los mercados bastante hacen con sacar los productos caducados. También llegaré a pensar que esa foto no la tomé en el Paseo de Gracia de Barcelona y que alguna vez estuve en Nueva York o que me gustó el futbol. Con un poco de suerte, hasta no me acordaré de que hoy tampoco encontré trabajo.

viernes, 1 de abril de 2011

Con sangre entra


A un pueblo de Galicia llegó un bardo que hacía poesías dando hostias a los nativos. Era un poco violento, pero las tortas rimaban.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Penitencia



Padre, me acuso de haberme acostado con mi novia. ¿Y te arrepientes? No, si así fuera no me casaría mañana con ella. Bien, la penitencia es que sea para siempre.

martes, 1 de febrero de 2011

Paridad


Recién aterrizamos en Edimburgo vimos por primera vez dos caballeros que vestían el tradicional traje escocés.
— ¿Qué llevarán debajo? —me preguntó mi mujer con voz curiosilla.
— ¡Cariño! —le respondí—. Ha sido ver unas faldas para que empieces a pensar como los hombres.

jueves, 6 de enero de 2011

Tolerancia


Los chicos en fila a la izquierda y las chicas a la derecha, dijo un señor, vestido con una negra falda larga hasta el suelo, el primer día que fui al colegio, y yo no supe en qué lado situarme.
Se acercó hasta mí, se agachó y me puso una mano en el hombro.
—¿No sabes dónde ponerte? —me preguntó.
Con los ojos fijos en el suelo negué con la cabeza.
—Ponte donde más cómodo te sientas —me dijo.
Y me dirigí a mi fila.

Fotografía de Rui Palha, tomada de Internet.