(Imagen tomada de la Red)
África no puede repartir más pobreza y exige a Europa que
aumente los medios para frenar a los emigrantes millonarios que buscan una vida
peor.
Aunque la policía española realiza redadas en las lujosas
urbanizaciones de Marbella, no puede evitar que permanezcan a la espera de
poder cruzar en sus yates. Con dudosa legalidad, se han instalado en la
frontera alambradas disuasorias con billetes afilados. En Marruecos los
detienen, si consiguen identificarlos, fletan cayucos para devolverles, si no,
los dejan en libertad.
Una vez libres, tratan de llegar a los países más pobres de
África en los cuales existe una corriente de opinión en contra liderada por los
partidos políticos que han luchado para depauperar el país. Un logro que ha
costado muchos años para que ahora lleguen los europeos a disputarles la
miseria. A favor están los movimientos humanitarios, aducen que ocupan los
puestos de responsabilidad que nadie quiere y que lo deseable es invertir en
Europa con sistemas de explotación similares a los africanos que les permita
ser pobres por sí solos. Mientras tanto, va a ser muy difícil frenar a estas
personas que lo tienen todo, menos el hambre.