(Sergio Cerchi)
Los amigos del
barrio no se creen que haya encontrado trabajo, me dicen que ya es mala suerte,
solo uno de cada diez mil lo encuentra. Me han preguntado si no tenía seguro de
empleo y les he dicho la verdad, que no. «Pues ahora te volverán las
preocupaciones, tendrás que vivir por encima de tus posibilidades», que ya no
me quedará para pagar los gastos de la Berlingo, ni los recibos de luz y agua,
ni el alquiler; que apenas podré comprar comida y que me olvide de la ropa. Les
dije que tan solo es temporal, mientras está de baja uno que voy a sustituir.
Los muy cachondos me proponen que si consigo la dirección, ellos se encargan de
que le den el alta de inmediato, ¡qué brutos! Pero es que lo estaba pasando bien,
ajustado, suficiente para lo imprescindible y sin necesidad de que me ayudaran
los abuelos. A ver cómo se lo toman ahora. Deseo que sea por pocos meses para
que no me de tiempo a generar deudas que no pueda tapar cuando finalice el
contrato. Aún no le he dicho nada a mi mujer, me da vergüenza, pero acabará por
enterarse.
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