martes, 3 de noviembre de 2015

e-pitafio


            Es el colmo, me he muerto y al entrar al cementerio me han dicho que si estoy dado de alta como finado que teclee el nombre y el RIP del nicho; si, por el contrario, era la primera vez debía registrarme, y que en el caso de haber perdido la contraseña respondiera al epitafio clave «¡Levántate, pájaro!» y me enviarían un recordatorio a mi correo póstumo. Me da rabia pues siempre he sido muy ordenado, aquí tengo la carpeta Windows con el certificado de defunción, acta de últimas voluntades, póliza del seguro de fallecimiento —por fin podré cobrarla— y los impresos para que mi mujer tramite la viudedad que tanto temía no llegar a disfrutar, pero la clave de acceso al camposanto no aparece. Soy miedoso en esto de darme de alta en las web de empresas desconocidas, temo que me entre un virus, también me amedrenta entrar en el cementerio y que me llene de troyanos y gusanos. En el servicio militar nos enseñaron aquello del «santo y seña» para las guardias, y que si no se respondía correctamente disparáramos a matar, pues eso deberían hacer aquí, si desconoces la contraseña: ¡que te disparen a resucitar!

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Con este microrrelato he participando en el concurso Esta noche te cuento  que con motivo del Día de los Difuntos tenía como lema los epitafios.
AQUÍ podéis leer el relato en la página de los organizadores.