miércoles, 22 de junio de 2011

El éxito


Cuando dieron las diez de la noche se echó hacia atrás en el sillón del despacho. Se quitó las gafas, con el pulgar y el índice se presionó los lagrimales. Apagó el ordenador, se puso la chaqueta, se quitó la sonrisa y se marchó a su casa, donde la mujer y sus hijos le esperaban para darle el beso de "hasta mañana".

lunes, 13 de junio de 2011

Pragmatismo


Perdida zapatilla blanca de tenis. Pie derecho. Quien la encuentre, que la entregue en la habitación 103..., o pase a recoger la otra.

jueves, 2 de junio de 2011

La musa


La señorita de Lengua y Literatura es muy guapa, como mi madre, pero diferente. Antes de sentarse se acerca a las baldas de la biblioteca, toma un tomo gordo y lo deposita en la mesa a modo de atril. Abre el libro de un autor de la época que estudiamos y con una voz embaucadora, dulce, seductora o tenebrosa nos lee. Aunque el relato sea triste, da gusto escucharla. Cuando toca teoría, hace que la literatura me cautive, pues en vez de fechas y relación de escritores nos habla del movimiento social y político de la época, de cómo evolucionaban la temática y el estilo. No obstante, los días que trae la blusa de seda blanca tengo que hacer esfuerzos para concentrarme en lo que dice, pues los finos dedos de su mano derecha tienen la manía de jugar con el tercer botón, con lo que descubre segundos de escote. Al final nunca se le olvida dejarlo desabrochado. Otras veces trae un jersey negro de cuello cisne sin mangas, tan ajustado que le perfila los senos; es cortito de talle y permite ver su cinturón de piel tersa. Por la parte de atrás, el suéter deja ver con generosidad los hombros. Cuando explica en la pizarra, tan pronto está de frente como de espaldas mostrando los omoplatos. Si cierro los ojos y los abro rápidamente, muchas veces seguidas, llego a percibir sus pechos desnudos. Esos días no puedo concentrarme..., imagino una realidad ficticia...
Por eso, creo que de mayor seré escritor.