lunes, 20 de mayo de 2013

De Antología



Dos microrrelatos míos inéditos han pasado el filtro de dos escritores-antólogos (Rosana Alonso y Manu Espada) y de un editor (Mariano Vega, Talentura Libros) para ser incluidos en una antología junto con otros 68 autores. Es el primer libro en el que aparezco que llega a las librerías. Estoy muy contento.

Se lo dedico a Saly, Javier y Virginia, Clara y Lhamo, David y el abuelo, por haberme permitido transitar entre ellos estando yo con frecuencia en las Batuecas.

Pinchad AQUÍ y encontrareis toda la información sobre la antología, incluso cómo se puede comprar. Son 140 historias que os harán pensar, os conmoverán, os arrancará alguna sonrisa y sin duda, os hará crecer.

Si quieres leer la semblanza mía que aparece en el libro, pincha en mi foto



jueves, 16 de mayo de 2013

Crucifixión



            —Papá, ¿te acuerdas de lo que te dije, que habían vuelto a colgar el crucifijo encima de la pizarra? ¿Y de que al día siguiente se llevaron a las niñas a otra clase? Pues hoy ha entrado el mismo hombre, ha trazado una línea al final del aula y nos ha ordenado a los emigrantes que nos sentemos allí y que no crucemos la raya.
            —¿Y qué ha dicho el maestro?
            —Nada, pero ha descolgado el cristo de la pared y se lo ha clavado al señor en la espalda.

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Esta es mi aportación  a la tercera jornada de la convocatoria  “La primavera de microrrelatos indignados 2013”. Si quieres leer más  indignados, pon tu molotov AQUÍ  



San Martín de Luiña, delimitación de los vaqueiros en el suelo de la iglesia.



jueves, 9 de mayo de 2013

La maestrita, el cartero y la burra Petra






      El cartero no sabía leer, ni falta que le hacía. Le bastaba el olor del sobre y el acontecer de sus paisanos.     
        Se llamaba Benjamín. Lo conocí al bajar de la camioneta que me llevó a mi primer destino. De rostro atezado y ojos negros, velaba su rozagante cuerpo con pantalón de pana, camisa blanca y boina negra. Intercambió las sacas de correos. Acercó la burra para que me subiera, mas no supe por dónde. Fue su primera sonrisa. Tras una hora de campos amarillos, olivos, jaras y tomillos, divisé la aldea de barro oprimido. Al quedarme sola, a la luz del candil, empecé a llorar y no paré hasta Navidad. Fueron las únicas vacaciones tristes de mi vida.
        Allí estaban Benjamín y Petra, esperándome, cuando en enero retorné para siempre. Y al llegar la primavera, pasaban más tiempo conmigo que en sus quehaceres.

       Le leí el tallo seccionado, me escribió injertos. Le nombré las estrellas, me leyó las nubes. Le enseñé pasos de baile, aprendí a leer los abrazos. Leímos en nuestros labios y escribimos en nuestras pieles. Descubrimos el amor entre los trigales. Aprendió a leer. Me enseñó a distinguir los olores y a subir a Petra. 


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Ilustradora del mes: Amparo Martínez (Petra Acero)

Con este microrrelato romántico (a mi manera) he participado en la propuesta del mes de mayo (con el tema «...qué le pasa a la princesa..., Rubén Darío») del blog Esta noche te cuento. Su objetivo era «encontrar inspiración en la literatura romántica».

Pinchad AQUÍ para leer el relato y los comentarios recibidos en el blog de los organizadores.