El cartero no sabía leer, ni falta que le hacía. Le
bastaba el olor del sobre y el acontecer de sus paisanos.
Se llamaba Benjamín. Lo conocí al bajar de la camioneta
que me llevó a mi primer destino. De rostro atezado y ojos negros, velaba su
rozagante cuerpo con pantalón de pana, camisa blanca y boina negra. Intercambió
las sacas de correos. Acercó la burra para que me subiera, mas no supe por
dónde. Fue su primera sonrisa. Tras una hora de campos amarillos, olivos, jaras
y tomillos, divisé la aldea de barro oprimido. Al quedarme sola, a la luz del
candil, empecé a llorar y no paré hasta Navidad. Fueron las únicas vacaciones
tristes de mi vida.
Allí estaban Benjamín y Petra, esperándome, cuando en enero
retorné para siempre. Y al llegar la primavera, pasaban más tiempo conmigo que
en sus quehaceres.
Le leí el tallo seccionado, me
escribió injertos. Le nombré las estrellas, me leyó las nubes. Le enseñé pasos
de baile, aprendí a leer los abrazos. Leímos en nuestros labios y escribimos en
nuestras pieles. Descubrimos el amor entre los trigales. Aprendió a leer. Me
enseñó a distinguir los olores y a subir a Petra.
***
Ilustradora del mes: Amparo Martínez (Petra Acero)
Con este microrrelato romántico (a mi manera) he participado en la propuesta del mes de mayo (con el tema «...qué le pasa a la princesa..., Rubén Darío») del blog Esta noche te cuento. Su objetivo era «encontrar inspiración en la literatura romántica».
Pinchad AQUÍ para leer el relato y los comentarios recibidos en el blog de los organizadores.
Te lo leeré con gusto.
ResponderEliminarPara allá voy. ¡Arre! ¡Arre!...sóoo
ResponderEliminarAsí me la imaginaba a ella, cuando estaba leyéndolo,
ResponderEliminarcurioso!
Me ha gustado es olor que transmites en todo el relato, a campo, a naturaleza.
Un abrazo.
Voy a leer.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Hacia allí voy, caballero.
ResponderEliminarUn abrazo.
Para allá voy!
ResponderEliminarMe ha caído simpática esa borriquilla sin haber leído todavía algo de ella... (por qué será??)
Besoss.
Amparo
(por cierto, menuda princesa rosa enfurruñada y llorona. El contraste de las 2 imágenes incita a leer el cuento)
De allí vengo, de disfrutar.
ResponderEliminarBesitos
Ya estoy de vuelta de leer tu microrrelato. ¡Me ha encantado!!
ResponderEliminarPrecioso relato, felicidades y también por esa mención, merecidísima por supuesto. Ojalá que puedas conseguir un huequito en el libro. Saludos :)
ResponderEliminarEste es uno de mis relato preferidos. Qué grande y tierno amor de la maestrita! que alcanza a los trigales, la borrica y la aldea de barro.
ResponderEliminarLa foto muy bien calzada, además.
Felicitaciones!