—Papá,
¿te acuerdas de lo que te dije, que habían vuelto a colgar el crucifijo encima
de la pizarra? ¿Y de que al día siguiente se llevaron a las niñas a otra clase?
Pues hoy ha entrado el mismo hombre, ha trazado una línea al final del aula y
nos ha ordenado a los emigrantes que nos sentemos allí y que no crucemos la
raya.
—¿Y
qué ha dicho el maestro?
—Nada,
pero ha descolgado el cristo de la pared y se lo ha clavado al señor en la
espalda.
***
Esta es mi aportación a la tercera jornada de la convocatoria “La primavera de microrrelatos indignados 2013” . Si quieres leer más indignados, pon tu molotov AQUÍ
San Martín de
Luiña, delimitación de los vaqueiros en el suelo de la iglesia.
Un maestro con agallas. Un micro que junta reminiscencias del pasado y temores del presente en tan pocas líneas. Buenísimo amigo Ximens.
ResponderEliminarAbrazos gigantescos
El crucifijo siempre le había provocado impulsos agresivos. Finalmente tuvo la oportunidad de demostrarlo ... con causa!!!
ResponderEliminarMuy bueno Ximens
Hay horribles momentos del pasado que particularmente los exculpo en parte por eso, porque pertenecen a un pasado nada ejemplar en un contexto de vida muy diferente al nuestro. Pero en pleno siglo XXI no se pueden admitir muchas de las realidades que estamos viviendo en nuestras propias carnes. Esto ha de corregirse muy en breve o se nos va a ir de las manos. Habrá algún político que viva nuestra realidad, o tendremos que salir a buscarlo con la linterna de Diogenes.
ResponderEliminarY ahora además hacen clases para "vestir con decoro", en fin.
ResponderEliminarCómo cambian los tiempos, antes los maestros de "la vieja escuela" eran los que pegaban con la regla, ahora los pensadores más avanzados tiene mas de sesenta años...
Un abrazo desde el alambre
Precisamente ayer me comentaba una de las chicas de la panadería, que a ella, ecuatoriana de origen, la tenían con un contrato de 10 horas semanales, aunque trabaja las 40 y algo más, mientras que a las chicas que son españolas de nacimiento, su contrato es de 40 horas semanales, "¿crees que es justo?", me decía, bueno, no precisamente así, lo he suavizado.
ResponderEliminarYa ni rezar es bueno, Ximens... Espero que todo esto no sea solo el inicio.
Hasta pronto :-)
Perdón, quise decir que de esto no haya más, que sea no solo el inicio, sino el fin, que ya no haya más... Ups :-(
EliminarAplausos, maestro.
ResponderEliminarTe ha quedado un poquillo burro, por lo del crucifijo en la espalda, sólo por eso. El resto es... purita verdad, o sino al tiempo
ResponderEliminarDelimitaciones... siempre más delimitaciones...
ResponderEliminarLa indignación es tal que llega a extremos insospechados...
ResponderEliminarMe parece muy duro y un tanto cruel, pero será así como tu lo ves.
La narración perfecta como siempre.
Besicos desde mi alambrada.
Jo...es que lo pienso y me hace una "ilu" Vivimos una contrarreforma en toda regla y eso que todavía no nos habíamos repuesto de la última. Me acuerdo de lo que decía Moncho Alpuente, que había ido a la escuela y que encima de la pizarra habia un crucificjo con un Cristo bien lleno de sangre y a los dos lados dos fulanos, uno que se parecía a Roberto Alcázar y otro gordo con bigotito y que contra lo que uno esperaba nada más entrar, el del medio parece que era el más inofensivo
ResponderEliminarUn beso, Ximens
Pero que bueno eres puñetero!!!...Uyyyy se me ha escapado, perdón.
ResponderEliminarBesos indignados desde el aire
Muy buen micro, bastante crudo, como la realidad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Como maestro te doy las gracias por ese papel tan gratificante que nos has repartido.
ResponderEliminarMenos mal que es ficción, el mensaje que lanzas es bueno, pero ese crucifijo clavado impacta un poco.
ResponderEliminarAbrazo fuerte.
Y luego dicen que hablando se entiende la gente...
ResponderEliminarUn abrazo, Ximens.
(El profesor, imagino que irá a la cárcel, la línea seguirá en el suelo, y otro con oposición ocupará su lugar...)
Hola, Ximens.
ResponderEliminar¡Dios, qué bueno y qué bestia!
Hay personas que, probablemente, se merezcan que le den un buen cachiporrazo por la espalda. Y el mensaje es claro, claro, cristalino.
Un abrazo.
PD: La mañana de mañana no será lo mismo sin ti.
Por mal camino quieres llevar algunos la educación. Buen micro indignado, además, sabes que como maestro lo valoro doble. La educación es de todos, ¡coño!
ResponderEliminarAbrazos.
Un maestro que tiene claro a quien quiere enseñar, sus alumnos son todos iguales para él.
ResponderEliminarDos temas muy maltratados educación e inmigración, aunque son tantos los frentes que salvar que necesitamos muchos crucifijos para clavar.
Besitos
Se lo ha ganado al pulso el imbécil. ¡Bravo por el maestro!
ResponderEliminarAbrazos, gran hombre.
Que realidad más dura y lo triste es que tu micro es tan actual que no puedo añadir nada más, lo dices tú todo.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Da miedo tu micro. Transmite muy bien la sensación de que medida tras medida nos están acorralando. Me imagino al maestro sintiéndose contra la pared y ya sin ninguna salida ni nada más que perder.
ResponderEliminarUn abrazo
Para algunos ha sido mucho más importante volver a poner el crucifijo que la asignatura de Educación para la ciudadanía. Así nos pinta... Buenísimo micro. Eres un crack
ResponderEliminarEse oscuro personaje sí que ha quedado bien "crucificado". Muy bueno Ximens. Un gran abrazo.
ResponderEliminarHOLA
ResponderEliminarSOY DE ARGENTINA Y VENGO DE BLOGS AMIGOS.
ME GUSTA CONOCER NUEVOS AMIGOS, ES LA PROPUESTA DE INTEGRACION QUE TENEMOS MUCHOS: COMPARTIR, SOÑAR, APRENDER...
UN BESO GRANDE.
ME QUEDO POR ACÁ.
lujanfraix.blogspot.com
ESTA ES MI DIRECCIÓN DE BLOG PRINCIPAL POR SI QUIERES VISITARME.
EXCELENTE RELATO BREVE, TE FELICITO, ES TODO UN ARTE ESTE ESTILO DE NARRATIVA.
Las religiones nunca trajeron nada bueno, las mayores burradas y salvajadas se hicieron en nombre de algún Dios.
ResponderEliminar¿Volveremos al pasado? Espero que no.
Buen micro indignado.
Un abrazo.
Pilar
Lo peor es lo que le habrá ocurrido después al maestro....
ResponderEliminarMuy bueno el micro, Ximens
Lo leí hace días y no me dejó buena sensación. Lo releo hoy y tengo el mismo resquemor. Independientemente de valoraciones literarias, hay mensajes que no ayudan a superar situaciones.
ResponderEliminarIgnoro cual es el camino, pero para mí, clavar artefactos en espaldas ajenas sólo define al agresor. Y lo que es peor, invalida su (como en este caso) justo argumento. Pero veo apoyo a la medida en los comentarios. Seré yo el desenfocado.
Un abrazo.
Bien escrito como siempre, pero duro, demasiado. Creo que quienes han vivido tiempos terribles, tienen un cicatriz difícil de sanar, el pasado no es pasado, es un presente anterior. La xenofobia es terrible, me da miedo ver como crece, no solo en los países del primer mundo, sino en otros, veo a la discriminación como un fénix que se levanta de tanto hablar de ella. Eres mi hermano, Xavier,
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