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domingo, 7 de mayo de 2017

PMI'2016 (Refugiados), el libro


Ya está a la venta el libro digital recopilatorio de los relatos recibidos en la edición de 2016 de la Primavera de Microrrelatos Indignados.

El coste del libro es de 1.25€ + IVA. Todos los beneficios (1€ por libro) serán destinados a la ONG Open Arms que se dedica a rescatar a refugiados del Mediterráneo.


Para adquirir el libro entra en este enlace.

Yo participé con Epílogo de la Odiosea.

domingo, 21 de agosto de 2016

El mito de la jabalina de Astylos


            En el museo de Olimpia se muestra una jabalina del siglo IV que se encontró clavada en la arena del Panatenaico horas antes de la inauguración de la I Olimpiada Moderna. Debajo, un friso romano representa a un atleta que lanza una jabalina, un templo ardiendo y la inscripción «Astylos de Heraclea». Cuenta el filósofo Plutarco de Atenas (†432) que se trata del último niño que subió al olivo sagrado y con el cuchillo de oro cortó las ramas con las que se glorificaba a los vencedores. Meses más tarde, Astylos entrenaba en el gimnasio decidido a ser el ganador del pentatlón. Con el cuerpo tenso, la jabalina en la mano y la mente concentrada en un lugar lejano, inició la carrera, tomó velocidad y la lanzó con una fuerza sobrehumana. No la vio caer, lo cegó el dolor que le produjo la espada del pretoriano del cristiano emperador. Recuperada la consciencia todo era destrucción y holocausto. Se arrastró hasta el altar y quiso ofrecer su muerte a Zeus que, conmovido, le concedió la inmortalidad por haber lanzado la vara de fresno más allá del falso nuevo dios. A la jabalina le ordenó errar por el firmamento como estrella fugaz.

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Con este microrrelato participo en el concurso Esta noche te cuento  con motivo de las Olimpiadas.
AQUÍ podéis leer el relato en la página de los organizadores.




lunes, 20 de junio de 2016

Epílogo de la Odiosea


            A la isla de Lesbos ha llegado un pecio remado por una docena de esqueletos. El que ejerce de capitán, un tal Euríloco, ha narrado que huían de la aniquilación de Troya y que tras el hundimiento de la nave —consecuencia del huracán que Céfiro había enviado sobre ellos, azuzado por Zeus en castigo por haberse comido las vacas de Helios— paletearon por el fondo del mar todo lo deprisa que sus huesos —ya desprovistos de carne— los permitieron. Cuenta que habrían llegado aún más tarde si no hubiera sido por los centenares de ahogados que han recogido en los últimos meses. «Si bien han caído cuerpos de mujeres y niños, han sido los de los hombres los que con sus músculos nos han ayudado a remar más veloz». Cuando las autoridades han preguntado por ellos, Euríloco ha respondido que no han querido desembarcar, que se han limitado a enterrar a sus hijos en la playa y han regresado al lecho marino. «Nos han advertido que en estas tierras llamadas ahora Europa habitan unos hombres que se hacen los ciegos y son más inhumanos aún que los monstruos que hemos conocido —esto es un sin parar para nosotros—; también nos han contado que ya solo existe un dios, pero que no se ocupa de ellos. Esto, claro, no nos lo hemos creído».
            Euríloco ha preguntado si sabemos algo de un tal Odiseo que logró salvarse agarrado al mástil del barco a pesar de que también comió vacas.



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You see bones, by Kimded

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Con este microrrelato participo en la Primavera de Microrrelatos Indignados de 2016, que con el tema de «Refugiados» ha organizado Miguel Torija Marti. En su blog La colina naranja encontraréis todos los autores y microrrelatos participantes.

lunes, 7 de enero de 2013

Vacagua



             Animal mitológico marino con aspecto totalmente vacuno salvo por el color dorado del cuerpo y la cola, que la tiene muy desarrollada, en forma de periscopio finalizado con un ojo de buey a modo de lente y dos orificios nasales por los que respira. Según la mitología de los pueblos de Asia Menor se trata de la diosa Vaal. Era una de las esposas del dios Baal. Su pasión zoofílica por los toros enojó al cornudo del marido que la convirtió en becerra de oro. Con la propagación del judaísmo, en una de las destrucciones de los ídolos paganos —documentada en las antiguas escrituras (Reyes, 17,2) —, Baalin, joven guerrero hijo de ambos, salvó a su madre arrojándola al mar. Mantuvo el aspecto de vaca dorada y empezó a llamársele Vacagua. Habitó en las praderas submarinas, su amor a los animales se transformó en maternal y se dedicó a amamantar los defines huérfanos. La expulsión de su gas metano originaba hermosas medusas. Cerca de Creta tuvo encuentros vacunos con el Minotauro, engendrando las doradas, apreciadas por los pescadores. Poseidón, harto de que sus caballos se desbocaran cada vez que se cruzaban con ella, la pinchó con el tridente y herida de muerte emergió al otro lado del Mediterráneo, en un espacio de tierra que quedó cubierta por su piel. Los campos de trigo, hasta entonces de color fucsia, adquirieron el aspecto dorado con el que los conocemos hoy día. Cuando la cristianización, Vacagua fue tomada como patrona de los lecheros, de ahí la costumbre de bautizar el litro de leche con una jícara de agua antes de su venta.



lunes, 5 de noviembre de 2012

Perverso Morfeo


Cuadro La siesta de Van Gogh


            Estaba con la inaccesible mujer de mi vida, la que siempre deseé. Había sido ella la que se fijó en mí y me sedujo. Era como estar en un sueño del que no quería despertar, y me quedé dormido.