(El episodio de los molinos, Apeles Mestre)
«Cuando
moraban los gigantes, el dios de turno, celoso de que adoraran al Viento, le
dijo a Montiel: "Si quedan diez gigantes justos..."». Las palabras de
don Pedro, consagrado en Sigüenza y hombre de un solo libro, eran escuchadas
con atención por los niños de la catequesis, que aprovechando la tarde
primaveral se impartía a la sombra del molino. «Como no los encontró, le mandó
huir con su familia», continuó el cura con su particular historia de Lot. «Fue
tal la destrucción que no pudieron dejar de mirar atrás y los convirtió en
molinos de cal. Ninguno sobrevivió y esta tierra quedó manchada». Estando en
estas se oyó una voz atronadora y hueca que procedía del molino:
—¡Ay!
¡Frestón, Frestón!, que únicamente Don Quijote descubrió tu embrujo. Devuélvenos
nuestra gigantesca apariencia para que esos incrédulos dejen de considerar loco
al único cuerdo que por estos Campos ha pasado.
No
se sabe si fue por el no respirar de los niños, pero levantose un aflato que
hizo mover los brazos de Briareo que asieron la sotana del clérigo y lo aventaron.
—Y
no te olvides, Frestón, de desmurar los aposentos de los libros para que la
gente lea —resonó.
***
Ilustrador del mes: Vicente Mateo Sierra -tico
Con este
microrrelato he participado en la propuesta del mes de abril (con el tema «Caballeros»)
del blog Esta noche te cuento. Su objetivo era «encontrar
inspiración en Don Quijote».
Picad con vuestra
espada AQUÍ para leer el romance de caballería y los juicios recibido en la hacienda de los organizadores.
Hacia allí me voy, pues...
ResponderEliminarUn abrazo.
Y fui y me encantó, te lo dije en fb.
ResponderEliminarBesos besos
Vengo con buen sabor de ...ojos, me encantó tu historia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Te dejé allí mensaje
ResponderEliminarVoy, que menudo despiste llevo.
ResponderEliminarBesitos
Voy yo también con Elysa, que a veces también me despisto... ;)
ResponderEliminarBesos Ximens
Yo también voy...
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