sábado, 19 de septiembre de 2015

Bricolaje

(Imagen tomada de la red)


            Mamá se ha propuesto ser una auténtica profesional, hoy lo probará con la pistola. Lo pensó anoche mientras veíamos la televisión desde las sillas. Dijo que era la única manera de terminar con la presencia de mi padre. Mamá lo ha intentado con todo: con la espátula casi se corta las venas; con el cuchillo medio se salta un ojo; de tanto restregar con abrasivos tiene desollados los nudillos, las uñas manchadas de rojo y los ojos deslucidos de las emanaciones. Sí, creo que con una pistola decapadora podrá eliminar el olor que papá nos legó incrustado en el sillón.

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Este microrrelato ha resultado finalista semanal el 19/09/2015 en el programa Wonderland de Ràdio 4 de Radio Nacional de EspañaPincha AQUÍ si quieres leer en la página oficial el ganador y los otros dos finalistas.

jueves, 10 de septiembre de 2015

Siamesas



            Nuestros cuerpos unidos por siempre, nada nos podrá separar, eres mía, puedo acariciarte los pechos, sentir tu espalda en los míos, tu gozo es el mío, tu tortura es la mía. Bendigo la ley que nos permitió vivir, maldigo la que nos condena por nuestro amor.


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Con este microrrelato participé en la propuesta del Viernes Creativo del día 31 de enero de 2014, basado en la fotografía que propone Fernando Vicente. Aún no estaba publicado en los Montes. AQUÍ podéis leer las aportaciones de los que participamos.

lunes, 17 de agosto de 2015

Las bicicletas son para el Genaro

(Pastor en su bicicleta por Teuku Jody Zulkarnaen)

            Genaro trabajaba en la tienda del duro y por eso se compró una bicicleta. Todo comenzó cuando le robaron las ovejas. Con dolor se tuvo que marchar a la ciudad, le dieron trabajo en un comercio que suministraba modestas prendas de vestir, vendía a plazos, un duro al mes. Su encomienda era visitar los pueblos de la comarca para llevar la mercancía que compraban por catálogo y cobrar el duro. Para ello necesitó la bicicleta, aunque él no sabía manejarla. Los primeros días no lograba mantenerse en equilibrio, resolvía ir andando y llevarla del manillar, pero se le echaba la noche. Con tesón y coscorrones terminó por dominar a la bestia, al poco tiempo alcanzaba el centenar de metros zigzagueando. Si para ascender las cuestas añoraba el burro, en los descensos empezó a disfrutar del placer de la velocidad. Una tarde, bajando una pendiente, no pudo frenar a tiempo, se salió de la calzada, la bicicleta se clavó en la cuneta y él voló por lo alto del terraplén, sobrepasó unas retamas y fue a caer encima de un rebaño de ovejas que sesteaban. El susto fue tan grande como la alegría por el reencuentro.

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Con este microrrelato estoy participando en el concurso Esta noche te cuento en el que en homenaje a la Vuelta Ciclista hay que introducir el elemento "Bicicleta" en el relato.
AQUÍ podéis leer el relato en la página de los organizadores.

viernes, 17 de julio de 2015

La morgue doméstica


            Todas las viviendas deberían tener una morgue. Igual que disponen de cuarto de baño en el que asearse, cocina donde transformar los productos en alimentos, comedor para reunirse y dormitorios en los cuales descansar, tendrían que tener habilitada una estancia en la que depositar todas las desavenencias profesionales, familiares y personales, todos aquellos monstruos que nos amargan la vida. Al regresar del trabajo entrar directo en ella y dejar allí las voces del jefe, los insultos a los empleados, el cabreo con los políticos, el aliento alcohólico, las infidelidades. Al salir de casa arrinconar los sofocos con las facturas y las calificaciones de los hijos, los desamores, las mentiras, las declaraciones de la renta. Un aposento que nos haría la vida más feliz. Se lo propuse a mi familia, en plan experimental coloqué una urna en el vestíbulo y al entrar o salir tirábamos los problemas, los disgustos, las discusiones. Por la noche, cuando bajaba la basura, también la vaciaba. Entre los restos aparecían la botella, el mal humor, los gritos, mis arañazos. Una noche fueron mi marido y mis hijos los encargados de esta labor, me sorprendió verme dentro de la urna y que no la retornaran a casa.

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Con este microrrelato he participado en el concurso Esta noche te cuento en el que en homenaje al centenario de La metamorfosis había que incluir cualquier tipo de monstruos.
AQUÍ podéis leer a los ganadores y finalistas.

miércoles, 8 de julio de 2015

Vómitos


            El primer grifo lo vomité cuando ella se fue con el bailarín de tangos; el segundo, al reunirme con el equipo de gobierno y decirle que todo iba bien; el tercero, después de salir al balcón y recibir la aclamación popular; los siguientes no lo recuerdo, supongo que con el alcohol y tras romper la cristalera, pero el último, el más grande, el que me arrancó el estómago, fue cuando me llamó y me pidió perdón.


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Con este microrrelato he participado en el concurso Calendario Microcuentista 2016, que llevará esa fotografía para el mes de mayo. Pinchad AQUÍ si queréis leer ganador y finalistas. 

miércoles, 17 de junio de 2015

La fragua

(La fragua- Francisco de Goya)

            Depositados entre la herrumbre del patio, la zarina Alexandrovna (campana rusa que mantiene que el sabor a pólvora de su sonido inspiró a Tchaikovski el final de la Obertura 1812) encela al siempre sonriente almirante Nelson (ancla del Victoria, buque insignia en Trafalgar) con sus amores con el emperador Napoleón (cañón que resultó herido en Waterloo y que ahora está desvencijado en el almacén de desguaces).
            —Tras la batalla trajeron a casa del maestro campanero los restos de los cañones muertos, entre ellos venía herido uno de mi edad, quebrado y triste, al que pusieron a mi lado en la fragua. Yo llevaba años aguardando un badajo para ser trasladada a una catedral rusa, pero los tiempos andaban revueltos. El maestro, a quien no se le habían pasado por alto mis coqueteos con mi héroe, un día se lo llevó y me lo trajo transformado en un hermoso badajo que introdujo en mi interior.
          —Olvídese de esa relación oxidada e iniciemos un romance pulido, déjeme ser su campanero y que le arranque talanes de placer, ¡huyamos en mi navío! —le poetiza Nelson con voz húmeda. Alexandrovna se pone un poco ocre.
            Luego, enmudecen al ver acercarse batas azules con sopletes.


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(Fotografía de Eva García)

Este microrrelato ha sido seleccionado (co-ganador) en el concurso Esta noche te cuento, en el que en homenaje al segundo centenario de la batalla de Waterloo había que incluir cualquier tipo de cañón.
AQUÍ podéis leer el resto de ganadores (seleccionados para el libro) y los finalistas (mencionados).


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 Como premio ha sido incluido en el libro «Cincuentos»
e ilustrado con una fotografía de Eva García

lunes, 15 de junio de 2015

Juego del escondite

(Foto de Valentín Vega)


            Fue un chaval sigiloso y atrevido, siempre salvaba a los compañeros en los juegos infantiles. Era al que se le ocurrían las mejores travesuras, como la de colocar el cubo de agua con polvo de tiza encima de la puerta a la espera de que entrara el maestro; el más audaz con las chicas, el único que consiguió un beso de Milagritos, la inaccesible hija del alcalde; solidario con los amigos, compartía el bocadillo de la merienda; generoso, te perdonaba los cromos y las canicas. Y fuerte, fuerte como un formón de arado, él solo sujetó la puerta de la cuadra mientras que nosotros huíamos por la gatera del pajar. Aguantó toda la tortura en el cuartelillo y aun sin uñas no nos delató. «Por mí y por todos mis compañeros», dicen que gritó antes de que sonara la descarga.

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