Al dormitorio en penumbra de los niños llegan frases agrietadas, palabras aserradas por manos que recogen las migas de pan sobre el hule de la mesa.
— ¿Por qué discuten?
— No discuten, hablan.
— Pero papá dice que se tiene que marchar y que se lleva a los mayores.
— Es porque aquí no hay trabajo.
— Pero mamá dice que Dios proveerá.
— Sí, aunque no se sabe cuándo.
— Entonces, ¿tú serás el que tengas que cuidar de mamá y de mí?
— Duérmete y no te preocupes.
— ¿Por qué discuten?
— No discuten, hablan.
— Pero papá dice que se tiene que marchar y que se lleva a los mayores.
— Es porque aquí no hay trabajo.
— Pero mamá dice que Dios proveerá.
— Sí, aunque no se sabe cuándo.
— Entonces, ¿tú serás el que tengas que cuidar de mamá y de mí?
— Duérmete y no te preocupes.
Aquí una de tus especialidades, Javier: meterte en las casas y observar. Luego nos lo sirves en bandeja de plata.
ResponderEliminarP.D: Al final me convenciste, tendrás que darme alguna lección en esto.
Abrazos
Palabras aserradas ...¡qué preciosa expresión!, y ¡qué tristeza la que filtras en el diálogo! y ¡qué realidad más doliente! y ¡qué pena que ...no se merezcan eso ....!...ni ellos, ni nadie....
ResponderEliminarTe dejo un vídeo de una voz que duele. Seguro que lo habrás escuchado. http://www.youtube.com/watch?v=iBIBNQ37gCA
Él tampoco grita : sólo llora...
Besos Ximens. Hay micros en la red, como el tuyo, que me tocan en lo más hondo. Un abrazo.
Con esas palabras aserradas por una sierra del carpintero, sin lápiz, no cuesta nada hacerse a la idea de las fatigas que muchos están pasando...
ResponderEliminarLa sencillez del diálogo deja claro la actitud "quebrada" de esos hijos que oyen frases que se agrietan por cualquier rendija...
Muy bueno, sencillo, claro y finalmente contundente.
Espero que la cobertura me acompañe. Besicos saldos desde el Mar Menor.
Qué tristecito pero muy bien escrito. Me he iaginado a mi madre con 6 años cuando se fueron su padre y sus dos hermanos a Uruguay, dejándola con sus primas. En los años 20
ResponderEliminarEsas frases aserradas, esas palabras aserradas... casí las oigo con los oídos de esos niños desde el otro lado de la puerta. Perfecto
ResponderEliminarsaludillos
Un diálogo muy sincero, sencillo y tan cargado de significados. Cualquiera que lo lea puede imaginar una realidad con todo detalle. Esas migas de pan y su ruido al ser recogidas le dan un toco muy doméstico, detalles que nos hacen nuestro el relato. Por desgracia, igual y te conviertes en Pontifex Maximus Augur. Muy bien.
ResponderEliminarUn saludo.
Ximens, tu microrrelato muestra una escena muy realista para estos días que vivimos. Se mueve la historia entre la ternura de los niños y la desazón por esa información que ellos escuchan de sus mayores.
ResponderEliminarMe ha gustado que hayas insertado perfectamente el dialogo en el texto y con ello lo hayas resuelto.
Una vez más demuestras que dominas perfectamente los recursos literarios.
Un fuerte abrazo.
Ximens, este micro cuenta una historia que pasó hace años, y otra que pasa ahora. Has logrado condensar en pocas palabras pasado y presente, y darle una fuerza estremecedora.
ResponderEliminarAbrazos
Hola, si me permites, tu micro me ha emocionado,
ResponderEliminarTierno y profundo.
Un saludo desde mi pinar
Ximens, un micro muy bien narrado, el diálogo fluye y siempre sabemos quién está hablando aunque no sepamos nada de ellos, pero los podemos entrever en la penunbra de esa habitación donde llegan esas palabras agrietadas, aserradas.
ResponderEliminarQué triste la separación de las familias, el hambre rompe tántos hogares.
Un abrazo desde mi mar.
Qué manera de madurar más dura y rápida, Ximens. Además ya queda del todo claro en la última frase, donde ya se hace cargo diciéndole que no se preocupe. Qué bien hilado y qué bien titulado.
ResponderEliminarUn abrazo.
En cuántas casas no se estará escuchando cada noche este diálogo... Muy triste. Saludos.
ResponderEliminarHola Ximens. Gracias por permitirnos entrar en el dormitorio de esos niños y escuchar sus conversaciones. Me quedo con la lucha del padre, que no se rinde, y el consuelo de los niños. Siempre se tendrán aunque estén lejos.
ResponderEliminarLa juventud empezó a quebrarse en el mismo parto, ni en el camino de rosas más deslumbrante se madura sin dejarse arañazos.
Que tengas un feliz verano. Abrazos
Parece que la historia se repite. Hace unos años hubiese sido impensable que este texto se leería ahora como actual.
ResponderEliminarEs la historia de nuestros abuelos, la que no queremos que se repita con nuestros hijos.
Un abrazo, Ximens.
Hola Ximens.
ResponderEliminar¿Porqué se llama microrrelato si es tan grande?
Oye, que lo han comentado arriba ya pero yo abundo en lo bien narrado que está fundiendo emigraciones pasadas con emigraciones actuales. Aunque también me sugiere un divorcio y eso me gusta, que se puede ver de varias formas esta separación, aunque por datos socioeconómicos es más claro lo de la emigración.
Lo dicho, grande, y la imagen del hule es plena y evocadora. Saludos.
No tengo mucho más que decir, después de todos los comentarios, por lo menos nada nuevo. Es un micro magnífico, por su significado, el tono y como con esas frases agrietadas, y palabras aserradas consigues que la escena exista, que sea muy visual. Es difícil no leerlo y no ver esta imagen que con tus palabras nos habla de una realidad de hoy pero que recuerda otros tiempos.
ResponderEliminarHa contado mucho con poco y de una manera clara y directa.
Besitos
Supremo relato en la sencillez de las palabras cotidianas y en la universalidad del dolor que supone. Hay una palabra muy bien puesta, la que cualifica a las palabras que hablan los padres: aserradas, está muy bien elegida en sonido y en significancia: duele y lastima.
ResponderEliminarTe venís perfeccionando, amigo. Sos un observador excelente.
Uffff!
ResponderEliminarSi yo dispusiese de los conocimientos necesarios y fuese a comentar técnicamente este micro, me atrevería a decir que la condensación temporal, la mínima caracterización de los personajes y el uso de un lenguaje connotativo -que dotan al texto de potencia expresiva y semiótica- son las razones que hacen que este micro sea sobresaliente.
ResponderEliminarPero la verdad es que lo que creo que lo convierte en una joya -mas allá de lo ya expresado en los comentarios precedentes- es porque se cuela en el corazón del lector, para dejarle un peso que no se evapora.
Es un texto de un realismo duro, crudo, hasta hiriente por lo real. No ya lo verosímil, sino lo real. Y lo peor es que -en esta España nuestra- cuando creíamos que eran diálogos del pasado que ya no volverían, aquí los tenemos otra vez.
Este es una historia que vivió mi familia en los años 50 y luego en los 70. Cruzo los dedos para que no nos vuelva a tocar.
Un abrazo,
Es triste pero real. Enhorabuena
ResponderEliminarun abrazo
fus
Gran micro, Ximens, condensa el ciclo de la historia que se repite con gran maestría.
ResponderEliminarNo le sobra ni le falta nada. Las frases agrietadas y las palabras aserradas por manos que recogen las migas de pan sobre el hule de la mesa son el escenario perfecto para el desarrollo del micro.
Me gustó mucho, mucho.
Un abrazo,
Con una gran delicadeza nos cuentas la realidad desgarradora de una familia que tiene que separarse para poder sobrevivir.
ResponderEliminarUn gran aplauso, querido Ximens.
Y un fuerte abrazo.
Palabras aserradas por el pasado que siempre vuelve, ciclos que se repiten. Muchos de mis mayores tuvieron la misma conversación, Ximens. Tal vez la niña que fui la escuchó alguna vez antes de alguna mudanza en busca de otra suerte. Tienes la habilidad de construir historias y atmósferas densas y profundas a partir de lo cotidiano.
ResponderEliminarMe has emocionado, amigo. Hasta pronto
Qué contundencia tiene ese final "Duérmete y no te preocupes" has llegado al corazón de todo.
ResponderEliminarAbrazos
Muchos nos vemos reflejados en tu líneas, Ximens. Tienes un don para escoger lo elemental y hacerlo atractivo.
ResponderEliminarUn abrazo
Eso de las conversaciones y las palabras "aserradas" que llegan a la habitación de los niños, es genial. Nunca había pensado en eso y lo he vivido como niño y como padre... Me gusta también el fondo del asunto. Enhorabuena, Ximens
ResponderEliminarLa crueldad de la vida reflejada a través de unos sinceros pero desgarradores dialogos de unos niños.
ResponderEliminarSublime, Ximens.
Un abrazo
Miguel
Hay una historia entera dentro de ese pequeño diálogo, porque todo lo que no cuentas ya lo intuyo. Tiempos duros, de carencia y de estrecheces, de miseria. Los niños se hacen mayores a golpe de palabras aserradas, de susurros que intentan amortiguar un dolor que se siente en el ambiente. Los pequeños crecen, los mayorcitos se hacen viejos.
ResponderEliminarEnorme este relato en su brevedad.
Hola Javier:
ResponderEliminarComo es posible que en esos pocos renglones, digas tanto con tan pocas palabras. Está tan bien definida la cruda realidad que viven los personajes, que me da la sensación de verlo, conforme lo leo. Siempre me sorprendes con tu exquisita forma de escribir, para mí, siempre serás un profesor.
Un abrazo.