Con este microrrelato participo en la propuesta del mes de agosto (azul, marino) del blog Esta noche te cuento.
Echad vuestra red aquí para leer el relato en el blog de los organizadores.
Yo relato los hechos, vosotros imagináis la leyenda.
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Es precioso tu micro del mar...De allí vengo
ResponderEliminarBesicos salados desde mi Cabo.
Hacia allí voy volando Ximens ...allí te cuento. Besos.
ResponderEliminarLas lágrimas pueden contener la sal del alma. Estupendo micro Ximens, envidio la capacidad de sintetizar con pocas palabras tantas emociones e imágenes. Esto te dije allí y te repito aquí. Un pedazo de micro, sí señor!!
ResponderEliminarabrazos al por mayor
Tal como he dejado dicho allí, me parece un micro excelente.
ResponderEliminarHe de decir que se aleja del registro al que nos tienes acostumbrados, pero ello no significa que me haya gustado menos.
Gran trabajo. Suerte en el certamen.
Un abrazo,
Con pescadores hemos coincidido, Ximens, buceando, buscando, en el fondo del mar. Bonita imagen de la ánfora con lágrimas.
ResponderEliminarAbrazos dobles.
Qué bonito!!! Me encanta lo del aroma de llanto!
ResponderEliminarAbrazos
que lindas palabras, allí te dejé un mensaje.
ResponderEliminaraquí te dejo el abrazo.
Para allá me voy.
ResponderEliminarBesitos
Pues voy para allá.
ResponderEliminarLo leí el otro día de viaje. Me parece pura poesía, Ximens. Y esa imagen final de la madre en el acantilado... Preciso. Ya veremos, ya veremos...
ResponderEliminarAbrazos. Grandes.
Precioso Ximens, he dejado mi comentario allí.
ResponderEliminarHas escrito un micro muy inteligente.Enhorabuena.
ResponderEliminarun abrazo
fus
Sí que te has puesto melancólico y enigmático. Un ánfora que recoge lágrimas, me resulta cuanto menos, y como dices, leyenda. Uniendo presente y pasado antiguo, sin duda, tiene toques de cuento de marineros. Muy dulce, si señor.
ResponderEliminarEs un placer leerte, Ximens. Seguro tendrás éxito. En la portería y en otros muchos sitios.
ResponderEliminarBesos
Cuánta poesía hay encerrada en este precioso micro tuyo, Ximens. ¡Y eso que dices no entenderla! Un abrazo, amigo
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