Después
de unos años creando el poema destinado a declarar su amor a la joven viuda
—ahora ya madura—, por fin lo tenía acabado, quedándole tan solo decidir si en
el verso mil seiscientos treinta era mejor poner una u otra palabra, cuestión
esta a la que se consagraba durante las tres últimas semanas.
Se
sentía muy gozoso de haber hallado las locuciones precisas para sus cabellos
sedosos, las cejas escarzanas, la recoleta mirada, el fulgor de su sonrisa, la
constelación de lunares del cuello, su exuberante castidad, los gestos de gala
y así hasta las uñas de los pies: de nácar irisado. Dudó mucho con los pechos,
pero se dijo que debía ser decidido y los adjetivó como melíferos. Sin embargo,
estaba dubitativo hasta la extenuación para escoger la palabra adecuada al
sentir de su propio corazón.
Una
mañana que paseaba por el parque reflexionando sobre las pasiones que se
abrirían o cerrarían por la decisión, le avisaron de que su casa estaba
ardiendo. Al llegar a la devastada vivienda y ver los manuscritos calcinados,
continuó preguntándose —ahora ya sin sentido alguno— si era más preciso decir que
había sido el fuego o la llama.
* * *
Este microrrelato ha sido seleccionado como finalista en la propuesta del mes de noviembre (tema «Como el fuego») del blog Esta noche te cuento.
Poned vuestra
manguera aquí para leer el relato en el blog de los organizadores y, si os apetece,
dejad allí vuestros comentarios.
Ximens, me ha gustado mucho, allí te he dejado mi comentario. Ahora ya, a estas horas, me estoy comiendo las uñas, literalmente. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Ximens.
ResponderEliminarTienes razón, y casi carcajadas al leerlo produce. Lo que te comento allí, que me gusta la poesía pero no la que es tan afectada como la que denuncias (nácar...). Saludos.
Te dejé un comentario de tu micro. el final me sacó una sonrisa... y también una lágrima.
ResponderEliminarMe traigo la sonrisa puesta y pienso si tanto escribir el poema era timidez o que estaba enamorado de la escritura más que de la viuda...
ResponderEliminarUn abrazo, me encanta leerte!
Muy bueno, Javier.
ResponderEliminarVoy para allá
ResponderEliminarHacia allí voy.
ResponderEliminarUn abrazo,
Voy para allá. Aunque creo que lo leí, sin tiempo para comentar. Voy.
ResponderEliminarAllí he dejado un comentario para tu ardoroso poeta. Me ha gustado mucho. Mucha suerte.
ResponderEliminarUn abrazo
Muy divertido, sin duda, el verso milcuanto??? menos mal que los quemó la pasión ;)
ResponderEliminarUn abrazo
Ya lo comenté, me encantó :)
ResponderEliminarXimens he venido buscando tu dirección de correo por el comentario que dejaste en mi blog... pero no la encuentro. De todas maneras no, no participo en "Esta noche te cuento..." Igualmente muchas gracias por todo. Un besito
ResponderEliminarBueno, te deseo que ganes, así sin más preámbulos. No quiero buscar la palabra más idónea para decirte lo que te acabo de decir y que llegue un mal fuego y haga cenizas mis letras.
ResponderEliminarUn beso, bonito.
PD: ¿Sabes si el hielo el bueno para calmar el escozor de un tatoo???
Otro beso y me voy ya sin más dilación.
Ximens, me permití hacer el comentario en la página del enlace. Espero que ganes. Un abrazo
ResponderEliminarCuánta preocupación por la cubierta que presentará el fondo más sincero y sin embargo, que difícil encontrar la adecuada que represente lo que se lleva en el corazón o la mente. Las palabras ejercen su magia maléfica, y nos llevan a su terreno del cual no les gusta que salgamos. Y cuando aportas el final de la casa, qué claro se muestra entonces. Menos mal que eres genio y figura de la letra microniana, y a tí no se te quemará nunca la casa. Además estamos muchos para impedirlo, hasta podíamos llegar, perdernos tus escritos, JA.
ResponderEliminarUn abrazo, señor Ximens.
Mira, cuando encuentre la palabra, de aquí a algún tiempo, ya te diré algo, poeta (dicho así a modo de elogio). Por lo pronto, sólo decir que me he has arrancado esa sonrisa que prometías y me ha gustado.
ResponderEliminarSaludos, Sr.
Siempre voy tarde, voy pa alla.
ResponderEliminarLo digo alto y claro....de todos los que he leído, es el que más me ha gustado. Espero que ganes.
ResponderEliminarUn saludo, desde mi pinar
Pues vengo a darte la enhorabuena. Felicidades por el galardón. Me ha hecho especial ilusión estar ahí junto a alguien con quien tuve la suerte de poder compartir unas cervezas y un rato de charla sobre microliteratura entrañable con un partido de la Roja de fondo al que nadie hacia caso.
ResponderEliminarPues sí me he divertido una vez más con ese humor socarrón e ingenioso. Veo que te acercas cada vez más a la poesía. Cuidado que, a lo mejor, te quemas...
ResponderEliminarPoetas! jejejeje
ResponderEliminarUn abrazo!
Lo leí hace algún tiempo, y me parece estupendo que lo hayan seleccionado. Muy bien.
ResponderEliminarVuelvo a releerlo y me parece un gran texto. La catástrofe final es tremendea, invade, da pena, conmueve, y el giro entre fuego y llama me dice que este sr. seguirá años escribiendo superando todo.
ResponderEliminarAbrazos
¡Qué bueno es releerte!
ResponderEliminar