De mi abuelo heredé la costumbre de leer el periódico de la primera a la última página, esquelas incluidas. Era una época en la que no había dinero y el hombre solo podía comprarlo los domingos. No llegó a leer el dominical que precisamente traía la suya.
De mi padre recibí el hábito de adquirir la prensa diaria. Si papá hubiera leído su horóscopo a tiempo, probablemente ahora le tendría en el asilo.
Mientras fui estudiante, entre partidas de mus, tenía holganza para leer completamente todas las páginas. Cuando eché a trabajar me faltó el tiempo hasta para ojear los titulares, pero no perdí las costumbres, de modo que aunque compro la prensa todos los días, llevo mucho retraso en la lectura pues solo puedo leer los domingos, como el abuelo. En el que leía esta mañana — 15 de diciembre de 1976— me he enterado del referéndum sobre la llegada de la democracia y de los grandes avances políticos y sociales que se esperan de ella. Me ha dado un vuelco el corazón, he corrido al quiosco, odiándome por mi maldita metodología heredada, por haberme perdido estos treinta y seis años de progreso.
Tras leer los titulares he suspirado aliviado: ya pensaba yo que no podía ser.
De mi padre recibí el hábito de adquirir la prensa diaria. Si papá hubiera leído su horóscopo a tiempo, probablemente ahora le tendría en el asilo.
Mientras fui estudiante, entre partidas de mus, tenía holganza para leer completamente todas las páginas. Cuando eché a trabajar me faltó el tiempo hasta para ojear los titulares, pero no perdí las costumbres, de modo que aunque compro la prensa todos los días, llevo mucho retraso en la lectura pues solo puedo leer los domingos, como el abuelo. En el que leía esta mañana — 15 de diciembre de 1976— me he enterado del referéndum sobre la llegada de la democracia y de los grandes avances políticos y sociales que se esperan de ella. Me ha dado un vuelco el corazón, he corrido al quiosco, odiándome por mi maldita metodología heredada, por haberme perdido estos treinta y seis años de progreso.
Tras leer los titulares he suspirado aliviado: ya pensaba yo que no podía ser.
* * *
Con este relato participo en la 3ª jornada de la "Primavera de microrrelatos indignados".
Si quieres leer micros de otros autores también indignados puedes visitar estos blog:
La colina naranja y Explorando Lilliput
* * *
El libro está ya disponible en la página web de ACEN.
Por cada libro vendido se destinará 2€ al Rincón Solidario de ACEN para que lo dedique a alguno de sus proyectos solidarios.
Muy bueno, amigo.
ResponderEliminarSabes, me he sentido reflejada en tu relato, ha sido como un repaso de vida...
Muy bien trazado este micro desde el principio hasta el final, sabes usar los hilos de la narración, se te reconoce, escritor.
Yo he dejado también mi "Instantánea"
Besicos
Ácido. Me ha parecido estupendo. Mejor tus herencias que las de otros que solo saben engañar y manipular para seguir mandando
ResponderEliminarÁcido. Me ha parecido estupendo. Mejor tus herencias que las de otros que solo saben engañar y manipular para seguir mandando
ResponderEliminarMuy bueno Ximens, es verdad, no te has perdido nada importante, bueno sí, ayer el Betis le ganó al Sevilla.
ResponderEliminarVeo que has regado los Montes de Toledo y los tienes preciosos de verde.
¡Viva la indignación libre! Un abrazo.
Vamos para atrás. Pero espero que no pasemos más allá de treinta y seis años. Sólo de pensarlo...
ResponderEliminarBuen micro indignado.
Saludos
Tu micro me ha recordado a una frase que atribuyen a Unamuno y que dice algo así como que no le importaría morirse si hace 50 años le permitieran levantarse un instante de la tumba solo para leer los periódicos. Un abrazo. Muy bueno, muy en tu línea.
ResponderEliminarMuy buen micro con amargas dosis de fantasía. La historia del hombre no es circular, sino pendular, de ida y vuelta. Cuando se llega al límite de progreso, hay que retroceder. Cuando se llega al límite de retroceso, hay que progresar. Pero el movimiento del péndulo no es perpetuo, se acabará quedando estancado en un término medio. Algún día.
ResponderEliminarUn saludo.
Ximens, original este relato indignado en el que parece que nada ha cambiado, aunque no es cierto, la policía ya no viste de gris.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, Vallekano.
Con la ironía marca Montes de Toledo, deja una sonrisa torcida en los labios porque aunque con humor encierra una verdad el texto.
ResponderEliminarÁcido y corrosivo amigo Ximens!
ResponderEliminar¡Qué bueno! El golpe del pasado que hoy nos arrasa con aires de nuevas libertades y democracia.
ResponderEliminarFelicidades por la historia :-)
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar:D Muy bueno Ximens.
ResponderEliminarY es que vamos hacia atrás, no como los cangrejos, no. Vamos más hacia atrás todavía.
Un saludo
Simplemente genial, Ximens. Enlaza pasado y presente con el hilo fino de la añoranza. Final inesperado. Lo que no me explico es dónde guarda tanto periódico este personaje, XD!
ResponderEliminarUn abrazo como el montón de periódicos!!
Yo, sin embargo, heredé de la abuela un espejo mágico que lo vuelve todo del revés :-)
ResponderEliminarBromas aparte, me ha encantado la fina ironía que destila tu micro indignado.
Un abrazo, Ximens.
Qué gracia, el mío también tiene de protagonista a un abuelo, y también juega con el tiempo (que no pasa). Me ha gustado mucho, Ximens. Un abrazo.
ResponderEliminarTe superas Ximens, es muy bueno el relato. Muy bueno.
ResponderEliminarComo dice Elena es muy bueno, Ximens, mucho. Sí, por desgracia tu narrador puede respirar aliviado, puede seguir leyendo las noticias del 1976 o a este paso incluso las de su padre. Lo has reflejado muy bien, todo lo que se ha perdido y se está dejando perder y seguimos siendo incapaces de para esto.
ResponderEliminarBesitos
Qué bueno, Ximens, entre Ely, Pedr y tú estáis haciendo de mí una lectora compulsiva de micros, eso sí, los que más me gustan son los vuestros, y los de mi amigo y compañero Mauri.
ResponderEliminarBesitos
Buen relato y con mucha ironía.
ResponderEliminarUna buena vuelta de tuerca, Ximens.
ResponderEliminarEstamos en época de retroceso y hasta los personajes reculan hacia atrás.
Esa dosis final de ironía mordaz está más que justificada.
¡Tiempos!
Este relato es de una acidez exquisita: ¿pueden estas dos palabras estar juntas? : pues me parece que tú lo has conseguido. Genial, amigo Ximens
ResponderEliminarDe mi abuelo heredé la manía de leer el periódico de atrás hacia adelante y mi madre supo alimentar la misma forma de hacerlo. Por eso hoy en día sigo haciéndolo igual... Sigo este método que siempre deja lo malo para el final.
ResponderEliminarMe gustas mucho Ximens, ya me entiendes, así que no pienses mal.
Unos abrazos.
¡Já!, como la vida misma.
ResponderEliminarLLevo unos cuantos dominicales atrasados. ¿me convertire como este personaje? por si acaso, directamente me voy a leerlos.
ResponderEliminarQué voy a decir del maestro, Ximens! Simplemente, genial. Una vez más. Genial.
Miguel
Excelente relato Ximens!
ResponderEliminarme has hecho recordar lo joven y deteriorada que anda ya nuestra democracia.
SAludos.
La ironía en su máxima expresión, Ximens.
ResponderEliminarUn abrazo.
HD
Te he dejado un regalo por mi blog. Un abrazo
ResponderEliminarUna semana tarde pero aquí estoy, Ximens; aunque a punto he estado de perdérmelo.
ResponderEliminarUn relato estupendo, muy en tu registro literario. Cada día manejas mejor el equilibrio entre la sutileza y la evidencia en tu ironía.
Me alegro de haber llegado.
Un abrazo,
Tienes unas historias estupendas.
ResponderEliminarUn abrazo
Vengo de casa de MJ.
ResponderEliminarMe gusta lo que encuentro. Este relato, con esa fina ironía, refleja el sentir de muchos.
Un abrazo.