Este cuento que tienes entre las manos está escrito en chino. Por lo tanto, salvo que solo estés contemplado los signos, o bien eres chino o sabes mandarín.
Paseaba el maestro Hu Lga por los jardines de su templo y escuela, situados en el antiguo país de Lu, meditaba sobre la influencia de las mareas en la vida de los seres. El inseparable discípulo que todo sabio oriental arrastra a manera de estigma le seguía unos pasos detrás cuando le interrumpió:
—¡Oh!, maestro, me agrada mucho escuchar tus juiciosos consejos y enseñanzas. He comprobado que cada trocito de conocimiento que me inculcas me produce desazón, pues me surgen nuevas preguntas y creo que jamás llegaré a ser tan erudito como tú. No obstante, me preguntaba el motivo por el cuál siempre terminas dándome un 刺 激 (1).
Como de costumbre en la filosofía china, la respuesta del maestro se hizo esperar y fue explicada mediante una metáfora. He aquí lo que respondió el barbudo sabio:
«Hace muchos años, toda la Tierra estaba ahogada en el insaciable Mar. Sin embargo, las rocas del lecho marino se agruparon y unidas lograron emerger por diversos lugares. Mas el poderoso acuático era voraz y siempre se mantuvo en movimiento batiendo costas, erosionando, quería acaudalar toda la superficie, ahogarla, convertirla en arena y tragársela. Entonces, para evitar su voracidad, los minerales edificaron murallas y consiguieron sujetar las inundaciones. El Mar, rencoroso de haber perdido lo que creía suyo, fingió calma. Las rocas descuidaron el malecón, y cuando confiadas gozaban de las bondades del agua paseando por sus playas, recibiendo presentes de caracolas, el Mar se embraveció, volvió a inundar y destruir todo el bienestar que habían conseguido».
Finalizada la narración, el sabio dio otro coscorrón en la cabeza del discípulo, que se rascó y dijo:
—Gran lección me has dado, maestro, solo si el cuarzo, el feldespato y la mica no se dispersan, se vuelven a unir en el granito y reparan la muralla por los huecos ablandados, se podrá hacer retroceder a la bestia. Pero... ¿Y el asunto del 刺 激 ?
El sabio le contestó que con el transcurrir del tiempo, si los hombres se acomodan, las enseñanzas se olvidan, pero los golpes no, y estos dolores recibidos al aprender son los que hacen recordar y actuar.
Querido lector, te he engañado, este cuento no es un cuento chino, aunque si lo has entendido es porque sabes chino o eres chino, y si no lo has entendido es porque está escrito en chino y tú no sabes chino.
(1) En español en el original, que en chino se traduce por «capón en la cabeza».
* * *
Con este relato participo en la 2ª jornada de la "Primavera de microrrelatos indignados".
Si quieres leer micros de otros autores también indignados puedes visitar estos blog:
La colina naranja y Explorando Lilliput
Telita. La primera frase ya puede ser un micro por si mismo. Y ese final, moraleja, me gustó. Algunos detalles me recordaron al mundo imaginario de Agus.
ResponderEliminarSayonara y un abrazo.
La letra con sangre entra...Al parecer no hemos tenido suficiente sangre, se nos olvida lo pasado y repetimos los mismos errores una y otra vez.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Coincido con Víctor. Me quedo con la primera frase que es tooootallll. Me ha encantado.
ResponderEliminarsaludillos en el idioma que sea este que hablamos jeje
Este cuento está escrito antes de que el 29/03/2012, tras la Huelga General, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, dijera estas palabras: "Estos sindicatos caerán como el muro de Berlín".
ResponderEliminarPor fin llego al tuyo, Ximens. Un cuento chino de lo más cachondo (suerte que hice el doctorado en la ciudad de Xiangtan, que si no no me entero de nada). Me has hecho reir, y maravillarme de tu ingenio.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ah, y sobre lo que dijo la espe, qué se puede esperar de esta y de su amiga botella (a estas se les nomina con minúsculas). Menudas viboras acomodadas promotoras de mercadillos de beneficiencia (como ves son mis idolas). Ea, y me deja tan a gustito un rato.
ResponderEliminarJe,je,je...cómo sé chino lo he entendido perfectamente...Hasta no he tenido que mirar esa primera llamada para saber sus significado...
ResponderEliminarEs muy bueno con su moraleja incluída...Yo me he dejado llevar por lo que hablan las "Pancartas"
Besicos, amigo.
Se me ha abierto otra posibilidad laboral, como sé chino y ese es un mercado enorme que precisa mucha mano de obra cualificada, me puedo ir a trabajar a China. El cuento no es chino, desde luego, más bien español. Desde luego no aprendemos. Me ha gustado mucho tu micro indignado, tiene mucho humor y más razón que un santo, o maestro chino. Tiene frases memorables por sí mismas y destila un humor exquisito. Un abrazo.
ResponderEliminarSaber hacer llegar mensajes de tanto peso en destellos de humor... Una tarea para nada fácil ¡Enhorabuena! Dominique
ResponderEliminarTú si que eres un maestro, y de los buenos!! Me ha gustado cómo apelas a la memoria colectiva, cómo bañas el texto de humor fino y bien hilado y cómo lo cierras.
ResponderEliminarUn abrazo en plena indignación.
Supremo.
ResponderEliminarPero, a mí no me engañás, amigo, soy una lectora meticulosa. Eso de afirmar que está escrito en chino es una treta semejante a la del educador que se lamenta preguntando a los alumnos "¿es que hablo en chino?" El idioma de tu narración es el universal, el de una historia que habla más allá de un mar que arrasa con todo. Y, como siempre digo, cada quien lee con los ojos que tiene y yo, que no escuché la lamentable frase de que los sindicatos caerán... etc Igual comprendo y bendigo leerte, porque es el tipo de cosa que hace pensar, y eso hace bien.
yo, con una indignación diferente de la tuya, que, en la diversidad enriquece.
Ximens, todos somos un poco chinos, por convencimiento o por accidente. A muchos les engañaron, otros se subieron en marcha y los que no, sufren igual que los restantes. Veremos donde para este tren desbocado con nombre de crisis.
ResponderEliminarBuena metáfora china.
Un fuerte abrazo.
Ximens, un cuento chino de rabiosa actualidad.
ResponderEliminarIngenioso y con ironía.
Sabio el maestro, inteligente alumno.
En resumen, estupendísimo micro.
Abrazos
Un micro indignado marca de la casa; se puede oler tu registro literario en cada frase.
ResponderEliminarA mí me duelen tanto los golpes del mar como los del maestro.
¡Excelente texto, Ximens!
Un abrazo,
Jope, Ximens, le has pegado duro con el cuento chino... me parece excelente de principio a fin, con mucha miga.
ResponderEliminarEnhorabuena!!! Ya me siento un poco más indignada pero un poco más digna.
Abrazos
Espero que tengas suerte en la 2ª jornada de microrelatos indignados, a mi me ha gustado bastante tanto por el contenido como por la forma en que
ResponderEliminarestá escrito.
Un saludo
No sé si sé chino o no... pero aún es mayor el problema cuando el cuarzo, el feldespato y la mica no quieren ser granito porque entonces dejarían de ser cuarzo, feldespato y mica, aunque no sepan muy bien que significa eso.
ResponderEliminarUn abrazo Ximens.
Yo estoy harta de que tengamos que recibir capones para aprender; me niego a más golpes y me indigno.
ResponderEliminarMuy buena historia que me hizo recordar al pequeño saltamontes (igual tú no habías nacido cuando yo lo veía en la tele).
Besos, majete.
Ximens, como para decir que no lo entiendo, ya te has procurado de decir qué es lo que pasa en ese caso.
ResponderEliminarAl tratarse de un cuento chino, diríase que es eso, un cuento chino, pero en el último párrafo trabalenguas me pierdo un poco, debe ser por la hora. En fin, que no sé si estás a favor de la colleja o en contra, o todo lo contrario, y el asunto es el mar y la arena.
感謝的故事
Esta España nuestra está destinada a convertirse en China, así que más nos vale aprender mandarín. Me alegro haber podido ejercitarlo con tu micro. He recibido algún capón al traducirlo en voz alta, eso sí. Mi instructor es muy severo pero, a eso, también merece la pena que vuelva a acostumbrarme. Más nos vale, a todos!!!
ResponderEliminarBueno, bueno, de verdad.
ResponderEliminarTiene muchas miga tu micro. Y como siempre cuajado de ironía para explicar sin anestesia la realidad en la que estamos inmersos.
Muy bien hilada esta ¿metáfora?.
¡Ah! y gracias acabo de descubrir que sé chino.
Besitos
Anda, que resulta que sé chino! Ximens, gracias por enseñarme.
ResponderEliminarYo se chino y no entiendo nada y lo peor es que cada vez entiendo menos ¿no será un dialecto? y no me refiero a tu relato que está mandarinamente claro.
ResponderEliminarUn abrazo,
ja ja ja no entiendo mucho el chino, pero me ha parecido que algo está en spanglish, así que me he quedado con lo del granito...eso sí!
ResponderEliminarBesos
¡Ah, la presi no tiene vergüenza! tremenda cara...
ResponderEliminarGracias por participar.
ResponderEliminarEsos capones chinos nos los están dando por todos lados.
Te esperamos en la última jornada.
Nos vemos en la alambrada.
Un texto que nace de una buena idea, tanto en la construcción como la narración. El contenido, sea chino, catalán, checo o español de argentina, se entiende perfectamente.
ResponderEliminarEspero que tengas éxito en la 2° jornada.
Un abrazo no tan chino.
HD
Tengo la cabeza de recibir 故事 que parece un melón. Eso sí, he aprendido un montón. Chino al menos.
ResponderEliminarAbrazos
Me ha gustado mucho la idea de lo del chino y cómo la desarrollas, es como si hubiera varios micros dentro de este. Estupendo.
ResponderEliminarMuy interesante relato o cuento chino como se quiera definir con una buena moraleja final como que las enseñanzas se olvidan pero los capones no. Pasé por casualidad y me he quedado a leerte por que me parece muy interesante lo que veo
ResponderEliminaren tu estupendo blog.
Un saludo.
Imagino que algo nos convirtió en niños, y olvidamos. Bajamos la guardia y confiamos: ahora estamos sin opciones políticas, la democracia está lejana de la solución. ¿Será tiempo de un capón de vuelta?
ResponderEliminarUn abrazo indignado :-)
Lástima que aún entendiendo el chino, olvidaremos la enseñanza como si nunca la hubiéramos tenido.
ResponderEliminarEs una buena manera de protestar contra lo que se nos viene. Pero por desgracia, cada uno protesta en su "idioma" y parece que andemos dispersos, sin un fin común, como siempre pasa. Con esta iniciativa, ayudáis un poco a encarrilar el sentir de muchos, y dais la posibilidad de otras "armas" con las que combatir.
Buen micro, buena idea.
Me ha emocionado darme cuenta de que por fin domino un idioma. Y es el chino. Claro que a veces se me atascan los conceptos y entonces es necesario que alguien me de un buen刺 激. Sólo así vuelvo a recordar que lo que he aprendido es mandarín y no chino.
ResponderEliminarme ha entusiasmado este relato.
Felicitaciones.
Un abrazo Ximens.
No hay más verdad que la ireal o a la irrealidad es pura verdad además cargada de ironía como un micro del masestro Ximens.
ResponderEliminarvuelta de tuerca y excelente palabra para dejarnos con la boca abierta al leerte.
Enhorabuena, Maestro Ximens
Miguel