(Fotografía de Mar del Rey, escritora)
A la
charca de las ranas ya no acuden príncipes melancólicos y tímidos que añoran a una
joven hermosa a la que alguna bruja maligna haya embrujado. Tampoco se acercan
los empleados municipales a limpiar residuos atrapados por la belleza
reflejada. A nadie le interesan ya ni príncipes ni barrenderos. Solo las
estrellas y la luna siguen tremolando en la superficie. Sin embargo, las ranas
están más felices. Ahora que pueden nadar sin tanto temor a ser besuqueadas, ni
a quedar presas en las redes, se dedican a decorar con flores, bacterias,
algas, hojas y ramitas —como cuadros impresionistas en lienzos de cielo
espejeado— los sueños de los desempleados que deambulan por el parque, saben
que en ellos está la esperanza, aunque ellas tengan que volver a esconderse.
* * *
Este microrrelato ha sido mencionado en el concurso Esta noche te cuento.
El tema de la convocatoria eran los seres mágico.
AQUÍ podéis leer el relato en la página de los organizadores, y en este ENLACE la relación de seleccionados y mencionados.
Espero que este relato quede en un lugar especial. No entro a ENTC desde hace tiempo, por tanto no sé cómo están el resto, pero el tuyo me encanta
ResponderEliminarUnos abrazos
Faaa..! Extraordinario...
ResponderEliminarPrecioso cuento de las ranas sin príncipes ni jóvenes hermosas, pero sí sueños cargados de esperanza, aunque sean sueños de los desempleados.
ResponderEliminarUna charca encantada. Al igual que yo al leerte.
ResponderEliminarAbrazos
Un abrazo encantado.
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