«En este momento no puedo atenderte,
deja tu mensaje después de oír la señal».
—Que digo, hijo, que como por los
Santos os iréis a Benicasim, que no os preocupéis por mí, que me acerca al
cementerio el señor Andrés, el del tercero.
«En este momento no puedo atenderte,
deja tu mensaje... la señal».
—Mira, hijo, que si vais a venir en
Navidad, digo que mejor a comer, así vosotros os podéis ir al teatro mientras
yo me quedo con el niño. ¿Habéis tenido alguno más?
«En este momento no puedo atenderte,
deja tu mensaje... la señal».
—Juanito, hijo, que como mañana es
domingo de Pasión, que digo que si os acercáis esta tarde con el niño o quito
el belén. No está bien que se junten el nacimiento y la muerte del Señor.
«En este momento no puedo atenderte,
deja tu mensaje... la señal».
—Juan, hijo, solo era para decirte
que he vendido el piso y me voy con el señor Andrés de crucero por el
Mediterráneo. Para qué tener dos casas abiertas.
—Perdona, mamá, es que no podía
aten... ¿Estás hablando en serio?
—En este momento no puedo atenderte,
deja tu mensaje después de oír la pedorreta.
***
Con este microrrelato he participado en la propuesta del mes de julio (con el tema «Preferiría
no hacerlo» homenaje a Bartleby el escribiente, de Melville) del concurso «Estanoche te cuento».
Pinchad AQUÍ si queréis
leer el relato y y los comentarios recibidos en el blog de los organizadores.
Muy actual, me encanta tu forma de contarnos esa situación por desgracia cada vez más común, con ironía y esperanza para la protagonista.
ResponderEliminarOye, tienes un Premio Liebster para ti en nuestro blog de Punto y Seguido, pásate a recogerlo cuando puedas.
Abrazos enormes
Ya lo leí en ENTC, pero vuelvo a felicitarte.
ResponderEliminarUn saludo
Juan M
Allá vamos...
ResponderEliminarDivertido tu microrrelato Ximens.
ResponderEliminarAllí le he dejado mi comentario y mis aplausos, caballero.
ResponderEliminarUn abrazo,
Genial. Lo he leído con mi hija a la que he llamado expresamente para que lo hiciera. De momento no me tiene puesto el contestador. Es la pura realidad, relegamos a los mayores hasta que nos tocan los intereses, siempre económicos, y entonces si que prestamos atención. Buena llamada sobre esto la tuya. Muy bien.
ResponderEliminarAprovecho para volver a darte la enhorabuena por este relato, como ya te dije en ENTC vivan las abuelas marchosas como la que tú tambien describes.
ResponderEliminarUn saludo
Puri
Me quito el sombrero, me ha encantado.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Vengo desde ENTC... Allí dejé comentario, amigo. Un lujo Ximens. Abrazos.
ResponderEliminarTe comento por allí. Ya te adelanto que me gustó.
ResponderEliminarAbrazos.
Pues no sé qué decirte... Mi madre me ha pillado leyéndolo, me ha quitado del ordenador, y -al levantarse- tenía una sonrisa diabólica.
ResponderEliminarYa te contaré. Abrazos
Ya comenté en ENTC, me encantó el relato. Ahora que tengo algo de tiempo de paso reviso blog de maestros de la narración. Por aquí me quedo, te persigo Ximens.
ResponderEliminarSuerte en todo.
Invitado quedas a Montesinadas será un placer tenerte por allí.
La soledad y la apacible acomodación a las circunstancias de la protagonista da un vuelco al final del relato que lo hace objeto de una singular estética del extrañamiento. Vaya, un relato muy tierno y divertido. Me gustaría tener su permiso para realizar un audiorrelato con él y publicarlo en nuestra página. Me pongo en contacto a través del correo que figura en su perfil. Gracias.
ResponderEliminarJavier Merchante.