—¿Dónde estabas?
—En la habitación.
—¡Imposible! Solo hay cinco metros al teléfono y han
dado tres pitidos.
—Mamá, de verdad, haciendo la cama, quizás me he
demorado para colocar el embozo al gusto de Sonia.
—Bueno, no me hagas perder el tiempo. Esta tarde
tengo la partida y no quedan pastas, cómpralas. Di que son para mí.
***
—¿Cómo que dígame?, ¿es que esperas otra llamada?
—No, Sonia, cariño. Es una manera de contestar, acaba
de llamar tu madre.
—A saber qué tienes tú entre manos.
—La escoba.
—¿La escoba? Mira que te he dicho que los jueves toca
la aspiradora. A lo que iba, cuando termine la lavadora, tiende la ropa como lo
hago yo, que si no se quedan las marcas, y ya sabes, cada prenda tiene su pinza
de igual color. Y no te olvides de ir a por la niña.
***
—Hola, cielo, ¿qué tal en el colegio?
—¡Mal, te han suspendido en manualidades, la noria no
funcionaba, qué vergüenza! ¡Eres el único papa que no sabe hacer nada!
***
Madrugada. Sentado en el sillón, Cándido relee «1984». Se lo recomendó su suegro en el
lecho de muerte: «Toma, sueña con un mundo feliz».
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Ilustrador del mes: Fernando Martínez
Con este
microrrelato he participado en la propuesta del mes de marzo (con el tema «2084»)
del blog Esta noche te cuento. Su objetivo era «encontrar
inspiración en 1984 de George Orwell».
Pinchad
AQUÍ para leer el relato y los comentarios recibidos en el blog de los organizadores.
Un día tarde. Así estamos. Voy para allí.
ResponderEliminarUn abrazo, maestro.
Yo como Pedro. Voy para allá
ResponderEliminarBesitos
Tu humor no tiene límite. Lo leí y estuve todo el rato sonriendo.
ResponderEliminarBesitos
Leído, varias veces. Saboreado, las mismas.
ResponderEliminarSiempre eres tan bueno con el humor y la ironía, me ha gustado, si señor. Ya se puede decir que 1884 describe un mundo feliz.
ResponderEliminarEn fin...
Abrazos.
Orwell, qué gran tipo. Hay quienes sin necesidad de 901, te adivina el futuro en 0.2. Leo pues tu propuesta allá donde la prendiste.
ResponderEliminarAbrazos, maestro.
a
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