Justino
se acerca a la higuera apoyado en el bastón, tantea algunos higos y elige uno
maduro. Benicia lo observa desde la silla donde cose unas enaguas. Él abre el
fruto con delicadeza y una sonrisa le estira las arrugas de la cara. Se vuelve
hacia su mujer, que rápidamente baja la vista cansada a la costura, y unos
hoyuelos como dedales se le marcan en las mejillas surcadas. Benicia se pincha
un dedo con la aguja, se lo lleva a la boca y alza la mirada.
—¡Cómo
me engatusaste, zalamero! —le dice. Luego alarga la mano para recibir la mitad
del higo que Justino le ofrece abanicando la sonrisa—. ¡Anda, pon los higos a
secar, zamacuco!
***
Con este
microrrelato participo en la iniciativa de Acuática para que escribamos "Un cuento antes del fin del mundo". Si queréis esperar leyendo, AQUÍ
encontraréis más de sesenta microrrelatos que son como el Amén de la
literatura.
Jjejejejej el que tuvo retuvo...
ResponderEliminarBesos de fin del mundo desde el aire
Me los estoy leyendo a toda prisa, antes de que corten la luz, por el fin del mundo.
ResponderEliminarEstos dos ¡mira que me gusta "verlos"! Porque se ven en sus gestos y en esos hoyuelos como dedales. Bien por Justino, así la engatuso...
ResponderEliminarBuen final del mundo, acompañando a estos dos.
Besitos
Con micros como éste... Qué venga el fin del mundo, zamacuco!
ResponderEliminarVaya par de dos con más arte y salero. Me encanta ella, a la que siempre le cambio el nombre, tan ella, tan así y él tan zalamero.
ResponderEliminarUn cuento dulce como ese higo que comparten.
abrazos
Vivan Benicia y Justino!!!
ResponderEliminarNo son malos cicerones para saber cómo guiarnos cuando llegue el fin de nuestro mundo.
ResponderEliminarAbrazos póstumos
Vale la pena el micro solo por la frase "una sonrisa le estira las arrugas". Bueno, por lo demás también, pero esa frase me gustó. Feliz fin del mundo, Javier. Ah, y si encuentras los Cuentos para el andén, avísame, por favor, que te pasaré una dirección. Abrazos.
ResponderEliminarXimens, esto es el amor que perdura durante años y que esos pequeños detalles ayuda a alimentarlos.
ResponderEliminarFelices fiestas, un abrazo.
Qué sensibilidad la de este relato :).
ResponderEliminarSi se me permite la crítica, siempre bienintencionada, la frase "que rápidamente baja la vista cansada a la costura" se me hace difícil de leer. Creo que quedaría mejor sin el "rápidamente" y el "cansada". No porque estén mal, sino porque le resta agilidad a la imagen.
Pero no me tomes a mal esto, Javier, porque de verdad que me gustó el micro :).
Mil besos,
Inés
Genial Ximens, me ha encantado. El lenguaje, los gestos, las emociones, perfecto.
ResponderEliminarSe te está poniendo cara de Justino.
Un abrazo
Dos adorables ancianos que sobreviven a todo. Muy tierno.
ResponderEliminarAbrazos frutales.
Me gusta, pero con este, me he quedado con ganas de que pase algo. Normalmente tus trabajos, acostumbran a hacer pensar, por eso al ser tan tranquilo y llanito, que no por eso feo, me ha dejado así, con ganas de más marcha.
ResponderEliminarClaro también puede ser que yo no entienda y sea culpa mía, seguro....
Un abrazo .
Muy tiernos los abuelos! parece q seguiremos disfrutando de los higos ...no veo el fin del mundo! jaj
ResponderEliminarZamacuco... Siempre se aprende algo al venir a tu casa. Estos dos están dando mucho que contar.
ResponderEliminarUn saludo
Estos dos viejitos son encantadores, la verdad.
ResponderEliminarA mí me gustaría llegar a la edad que ellos deben tener y seguir con esas picardías. Es bonito, Ximens.
Hoy no te he visto así que te deseo que disfrutes todo lo que puedas y te dejen.
Un beso enorme.
...Y es que no hay que perder la ternura -nunca- aunque se acabe el mundo, razón de más.
ResponderEliminarBesicos
Me gustan muchísimo estos dos personajes tuyos, Ximens, creo que ya te lo he dicho. Pero hoy me pierdo con la intervención de ella, se come el higo o lo pone a secar?
ResponderEliminarVolveré, como Chiquetete.
Como adicto declarado de Benicia y Justino cualquier cosa que dice se tildará de proselitista.
ResponderEliminarAhora bien, me parece fantástico el perfume de complicidad cotidiana que tiene este micro, ese no desvelar el lenguaje propio de la pareja, contando -en la elisión- mucho de su vida.
Aplausos, Ximens. Estoy seguro que algún día los tendré atrapados en unas páginas, aquí en mi casa.
Un abrazo,
Si es que todo es cuestión de actitud
ResponderEliminarAsí ya se puede acabar el mundo, al menos sabemos que ha sido bien vivido.
ResponderEliminarAbrazos
Lindos estos personajes, aunque ya lo leí la noche de marras, ahora lo releo, como voy haciendo con todos los demás y te digo que a estos dos el munda no se les puede acabar, tienen un mundo propio que a más de uno nos gustaría tener.
ResponderEliminarBesos desde este nuevo mundo, que el otro ya se acabó (eso espero...).
Jajaja, qué pillo Justino. No sé si decir que ahora me apetece un higo...
ResponderEliminar¡Gracias por haber participado! :)
En la isla de la Gomera, que tiene cantos y bailes muy arcaizantes, hay un "tajaraste" que dice: ¡Ay, solito de los viejos!,caliéntame a mi la polla y a mi mujer el conejo.
ResponderEliminarUn saludo Ximens con mis mejores deseos.
Ya son como de la familia, Ximens. Y yo cuando llegue el fin del mundo quiero irme con ellos.
ResponderEliminarPor cierto, ya se los echaba de menos.
Un abrazo
Miguel
¡cuánto me gusta esta pareja¡
ResponderEliminarMe recuerdan a unos vecinos del pueblo que salen a pasear cogidos del brazo, siempre sonriendo.
Muchos besos
Genial Ximens. Cuantas cosas hermosas se pueden decir con unas pocas palabras sencillas.
ResponderEliminarMe gusta que sea él el que juegue y provoque con la fruta y que ella sea la seducida. Ojalá dentro de muchísimos años sea yo la protagonista feliz de una escena parecida.
ResponderEliminarUn beso
Pdt: Estoy de acuerdo con la indicación de Inés. Te copio unas palabras que dijo Gabo, al respecto del uso de los adverbios terminados en -mente. "La práctica terminó por convencerme de que los adverbios de modo terminados en mente son un vicio empobrecedor. Así que empecé a castigarlos donde me salían al paso, y cada tanto me convencía más de que aquella obsesión me obligaba a encontrar formas más ricas y expresivas. Hace mucho tiempo que en mis libros no hay ninguno, salvo en alguna cita textual."
Esa conversación está llena de ternura y de buenos recuerdos compartidos en toda una vida.No me importaría nada que hubiera sido mi última lectura.
ResponderEliminarUn abrazo
Qué bueno Ximens, esta pareja es encantadora. Vaya recuerdos!!!
ResponderEliminarMe encanta!!!! Qué fin del mundo ni que mayas ni que... si se tienen el uno al otro. Genial. Precioso. Tierno.
ResponderEliminarsaludillos
Con todo su humor, y su pizca de ternura. Vaya par. Desde luego que haces que consideremos a Benicia y a Justino como seres muy reales, a los que podemos aspirar a ser en un futuro. En estos días donde todo es tan efímero, tan de usar y tirar, toda una lección de perpetuidad. Pero tranquilo, ya sabes, los arqueólogos no son de fiar ;).
ResponderEliminaren tu linea! desde aqui te sigo leyendo. Claris
ResponderEliminarMe gusta primero lo poco y lo muchísimo que tiene de fin del mundo, ya que se podía detener en ese preciso instante.
ResponderEliminarBenicia y Justino ya hace mucho que nos ganaran.
Por cierto, ¡qué verde con esa simbología del higo, zamacuco!
:) llegar y llegar así al final del año y del mundo...que felicidad!!
ResponderEliminarLa misma que te traigo yo en forma de abrazo y beso, para ti, tu mujer y tus "niños" (incluido aquí al abuelo) que paséis buena noche y mejor año, que nos encontremos en proyectos y quedadas.
Un abrazo enorme!!!!
¡Qué preciosura de relato! seguro que no soy objetiva en lo que diré porque amo a esta pareja de personajes, la admiro entrañablemente. Pero esta escena de los higos es lo más. Desprende de tal manera el sabor que la boca se me hizo agua y tuve que tragar saliva. Todavía estoy pensando si comieron el higo o lo pusieron a secar. ¡Ojalá lo hayan comido!
ResponderEliminar