La concentración estaba resultando un éxito. Neptuno tenía que sujetar los caballos ante la avalancha de personas que se habían concentrado detrás de la pancarta contra la reforma laboral. En la Moncloa, los gobernantes contemplaban las imágenes amarrados a sus corbatas. En la Conferencia Episcopal, los obispos, temerosos, pasaban cuentas de sus rosarios y se anclaban con manos prietas a sus crucifijos de plata. En la calle, los líderes sindicales no cabían en sus desempolvadas chaquetas de pana y jerseys de lana: les invadía un cierto sentimiento de orgullo de ver miles de banderas nacionales, por fin podían lucir la enseña española sin prejuicios.
Se inició la marcha, lenta, bulliciosa, con ira contenida. A la altura de Cibeles, la cabecera sindical giró a la izquierda, camino de la Puerta del Sol, los leones rugieron dignidad. Pero algo no funcionó, la masa de personas, ahora tras una pancarta en defensa de El Niño, continuó recta hacia la Plaza de Colón. Cibeles contuvo a los leones. La estatua del Almirante recogió el brazo y se lo puso como visera, asombrado de la procesión que se le acercaba y él sin confesar. En Moncloa se despojaron, aliviados, de sus trajes regalados e iniciaron un peregrinaje a los campos de golf; los obispos cambiaron las plegarias por acciones de gracia y empezaron a travestirse para asistir a la espontánea explosión de fe que se dirigía a la nueva Tierra Santa.
La cabecera de la manifestación superó los Jardines del Descubrimiento, no paró, continúo Castellana arriba. Colón extendió su brazo y les indicó a los cardenales —que habían llegado en automóviles negros— por donde se había ido la cristiandad y, aquellos, para disimular sus creencias infundadas, decidieron visitar el Museo de Cera, por ver el reciente cambio.
La masa, cada vez más enfurecida, llegó al Santiago Bernabeu, entró en el estadio —exhibiendo sus correspondientes entradas, porque pobres pero honrados—. A vista de pájaro se asemejaba un gran sumidero tragándose una marea de hormigas trabajadoras. Una vez dentro, el pueblo indignado reprochó al entrenador nacional la ausencia de Fernando Torres, el Niño.
Una hora después, cuando empezó el partido, los palcos de honor se llenaron de políticos —salvo los nacionalistas—, obispos —excepto los no creyentes— y de líderes empresariales —verdaderos artífices de la ausencia de Torres—. Los jefes sindicales también llegaron, tarde, pero llegaron.
Por una vez las estimaciones fueron precisas: 80.354 manifestantes.
* * *
Con este relato participo en la 1 ª jornada de la "Primavera de microrrelatos indignados".
Si quieres leer micros de otros autores también indignados puedes visitar estos blog:
La colina naranja y Explorando Lilliput
Muy buena crítica ¡qué pena, la verdad!
ResponderEliminarQué tiene que pasar para que nos movamos...
Abrazos
Me parece genial, a los pies de usted, don Ximens. Sólo una puntualización, levísima, creo que la parte del estadio reservada a los prelados estaría vacía, porque sólo faltaron los que no tenían fe, si he entendido bien.
ResponderEliminarBravo y bravo.
Estais haciendo una colección maravillosa entre todos.
Me encanta cuando se escriben textos que nos hacen pensar sobre el comportamiento humano en tanto sociedad. Nos has llevado bien por esas calles, y esos iconos urbanos sorprendidos ante la avalancha. Y la reacción de cada uno de los personajes grupales, que nos hacen pensar en la posibilidad de suscitar temor en los que se nos han situado "por encima " de nosotros. Me gusta mucho los cambios que se van generando, sobre todo con la representación religiosa. Ese primero me posiciono en contra y luego lo aprovecho para mis intereses, es muy bueno. Y el final, es toda una lección de humildad. No somos mejores que "ellos", nosotros somos "ellos". Cada uno defiende su propia frivolidad.
ResponderEliminarMe gusta que nos pongas la cara roja, si señor.
Un saludo.
Ximens, una vez más, con la ironía y el humor que es marca de la casa. Y criticando todo lo criticable, incluso lo fácil que movemos el culo para unas cosas y lo que ha costado que por fin lo movamos para otras. Ya sabes el Pan y Circo de los romanos….
ResponderEliminarAbrazo
Me ha parecido buenísimo, una crítica muy acertada.
ResponderEliminarUn saludo
Un buen paseo por Madrid con amagos de ser otra cosa. Comportamientos un tanto extraños que si alguien los analizara desde una cierta distancia no serían tales.
ResponderEliminarParticularmente comprendo pero no comparto el interés desmesurado por el fútbol. Igualmente estoy algo cansado (paso?), de tanta pose, tanto minuto de silencio y tanto día mundial, por citar alguno.
El relato muy entretenido, y visual, y me parece muy interesante romper la línea en general supuesta de este tipo de relatos, y valiente. Gracias Ximens. Un abrazo.
¡Ximens! Te felicito, me ha encantado, me ha refrescado los paseos que hice por Madrid, vuelvo a ver esos monumentos iconos que citás, ahora metidos en tu narración poderosa para pinchar la mente y hacerla trabajar. Me gusta este tipo de literatura que despierta. Ya sabés, suelo decirlo en la radio : "los cuentos pueden servir para dormir a los niños y para despertar a los adultos" Esta frase es muy apropiada para tu ironía.
ResponderEliminarSupongo que, leído desde Argentina, tiene otro matiz, pero nuestros pueblos se parecen mucho en los modos de manifestarse, al menos en los últimos tiempos.
Hay una sola cosita que no entendí, la de los prelados religiosos en el estadio, ¿estaban o no? No me quedó claro.
Ximens, excelente crítica a esta sociedad en que nos importa más lo que nos venden los medios de comunicación -fútbol, cotilleo y similares- que luchar contra nuestros derechos. ¿Por qué?
ResponderEliminarVeremos a ver a lo que nos conducen.
Un abrazo.
Así nos va. Me quedo con esos pobres pero honrados que pagan sus correspondientes entradas..
ResponderEliminarUn beso.
Voy a pasar a ver los demás. Pero este es canelita fina. Es como una viñeta de El roto :)
ResponderEliminarUn abrazo
Ximens, leyendo tu relato me he sentido en las calles de ese Madrid tan querido. Una de las 80.345 manifestantes.
ResponderEliminarAbrazos
Joder que bueno!!!! que real!! os acordais de las manifestaciones del Bétis porque había bajado a segunda, de las celebraciones de las victorias, de las concentraciones para pitar al entrenador y jugadores en los aeropuertos...de los pueblos como el mio, todos en la calle gritando a los políticos de todos los colores?...aug! no, que eso no ocurrió nunca.
ResponderEliminarUn abrazo Ximens, a sus pies!!
Vaya indignación, nos destrozan y nosotros con el futbol...
ResponderEliminarMuy bueno Ximens, como manejas la ironía. O no, porque lo que pintas no tiene nada de ironico y si de pensar como somos capaces de movernos ante algo como las estrellas de determinados deportes e incapaces de generar ese movimiento para salir a defender nuestros derechos. Eso sí bajo la atenta y satisfecha mirada de los amos.
ResponderEliminarMi admiración por tu manera tan elegante de meter el dedo en la llaga.
Besitos, muchos
Ironía a mansalva, crítica social a los aborregados que se conforman con poco. Otro indignado que me gusta leer.
ResponderEliminarUn abrazo
Me parece muy agudo este recorrido irónico-geográfico por la sociedad apoltronada y el autoengaño actual.
ResponderEliminarAbrazos
Si algo me gusta es el humor que nace de la ironía, crítica, hasta dolorosa.
ResponderEliminarCirco, eso es lo que desea el pueblo, incluso antes que pan; porque -de momento- algo de pan va quedando.
Fantástico relato, Ximens. Se huele su registro -de ud.- literario de lejos. Como cuando se llega a casa y se sabe que hay un bizcocho en el horno.
Un abrazo después de los aplausos.
Excelente, Ximens, por un momento creí que hacías una crónica de las últimas manifestaciones estudiantiles, o sobre alguna de la reforma laboral. Ya me extrañaba tantos seguidores...
ResponderEliminarAbordar temas con ese puntito crítico e irónico, los hace grandes, como tú.
Un beso
isa
Toda la indignación para tu relato, donde se combinan ironía y buen hacer.
ResponderEliminarMucha suerte en el concurso, Ximens.
Ah, que me ha gustado (mira que no ponerlo...).
Besos.
Felicidades Ximens, me has hecho abrir el Google Earth para ver si el recorrido de la manifestación realmente terminaba en el Santiago Bernabeu o habías colado algún salto significativo en el deambular de una masa hastiada por un sistema que claramente no ha funcionado.
ResponderEliminarMe gusta tu forma de llevarnos por las calles y creo que has sido brillante en el mensaje y en el registro para escribirlo.
Un abrazo.
PD: Me apuntaré al del 5 de abril.
Lleno de ironía tu relato, Ximens. Así van las masas, dejándose amasar por los rodillos de siempre.
ResponderEliminarPero por suerte, y a pesar de todo, siempre hay gente descarriada que se sale de la fila y apuesta por algo más vivo, más honesto y con más fundamento que la soberana estupidez que reina automplacida en las capitales de los reinos.
(he dicho, jeje)
Un saludo.
Ximens como ya te han dicho todo lo posible solo me queda una. En pié plas, plas, plas, plas...
ResponderEliminarBesos desde el aire
Es muy bueno este "relato indignado" el recorrido de la manifestación con las alusiones a las plazas que hablan a su paso, y las menciones a los representantes del mundo socio político y religioso...
ResponderEliminarLa forma de escribir la narración con su ironía y un sentimiento indignado de esta crisis tormentosa.Me encanta el número preciso de manifestantes...
Yo, voy a ver si preparo algo...
Me gusta venir a leerte. Besicos
Así somos. Nos da igual que nos estén dando donde más duele, que ala hora del futbol todo lo demás es insignificante.
ResponderEliminarMe gusta este ácido. A veces escribes porque hay una historia dentro que ha de salir... otras porque no puedes callar ante lo que sucede ante tus narices. Aplaudo este escrito.
Amigo Ximens. Eres un maestro de la ironía. Y del sarcasmo. En este país, que fuimos la octava economía del mundo y al final parece que volvemos a La escopeta nacional. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias por participar en esta iniciativa.
ResponderEliminarMe gusta tu microrrelato que por desgracia describe dos realidades una la del manido pan y toros y la otra (como colchonero que soy) que efectivamente "the kid" no va a ir a la Eurocopa.
Te esperamos el 5 de abril en la segunda jornada.
Nos vemos en la alambrada.
Creía haber comentado y ahora recuerdo que tuve que dejarlo a medias.
ResponderEliminarEstoy seguro, Ximens, de que un motivo como este reuniría a mucha más gente que cualquier otro... Somos un pais de toreros y futbolistas. Por tanto, todo lo demás puede esperar. Me encantó esa humildad irónica.
Un abrazo.
¡Qué fina ironía!
ResponderEliminarEn España somos así y además nos gusta serlo.
Felicidades y cuando ganes, me avisas, y nos tomamos algo a la salud de "El Niño".
Un abrazazo.
Muy bueno, Ximens
ResponderEliminarUna crítica muy acertada. Hay que ver lo que mueve el mundo.
Un abrazo grande
Si señor, eso es mostrar Madrid y de paso una critica a los días de hoy, si señor. Enhorabuena por este micro, señor Maestro. Cuanto hay que aprender de ti.
ResponderEliminarMiguel
Si señor, eso es mostrar Madrid y de paso una critica a los días de hoy, si señor. Enhorabuena por este micro, señor Maestro. Cuanto hay que aprender de ti.
ResponderEliminarMiguel
He llegado a los Montes de Toledo y me he adherido a esta manifestación que recorre las calles de Madrid asustando a políticos y obispos, auunque luego, indignada, me he apeado a tiempo... Este país desgraciadamente sigue sin cambiar en ese aspecto y la masa enfurecida solo se mueve cuando le quitan un gol a su equipo. El título lo resume todo: Así nos va. Estupendo relato, buena crítica.
ResponderEliminarSomos muchos. Pero somos muy pocos. Y viceversa.
ResponderEliminarVEN.
El cambio dependerá, exclusivamente, de cada uno. De cada una.
Tu relato escuece, porque es verdad. Muchas verdades.
Besos payasos.