
Recién aterrizamos en Edimburgo vimos por primera vez dos caballeros que vestían el tradicional traje escocés.
— ¿Qué llevarán debajo? —me preguntó mi mujer con voz curiosilla.
— ¡Cariño! —le respondí—. Ha sido ver unas faldas para que empieces a pensar como los hombres.