(Ilustración de L.Yáñez)
Sentado
en el verraco de granito que se trajo su padre de Torralba de Oropesa y que
hace las veces de poyete junto a la puerta de la casa, Justino ojea el
periódico que está en el suelo. Pasa las páginas con el bastón. A esa distancia
solo puede ver los santos y las letras gordas.
—Afirman
los americanos que nuestros bancos, mercados y bonos son basura —informa a
Benicia, que justo en ese momento monda patatas y recuerdos en la pila de
lavar.
—En
lo de los abonos quizás tengan razón —responde Benicia acordándose de las
aceitunas—, que a mí el aceite no me sabe igual desde que fumigamos los olivos.
Sin embargo, en el mercado de Talavera buenas hortalizas que hay. Y en lo de
los bancos —señala con el cuchillo al granito— es porque no han visto donde
estás sentado —dice socarrona.
—No, mujer, si se refieren a los
dineros —aclara el lector de la prensa bastonada, pero Benicia apenas escucha
pues está recordando a los americanos de La
diligencia, que montados en el balcón del ayuntamiento disparaban a los
indios que los perseguían desde la ventana de la botica.
(La diligencia,
John Ford)
Justino
pasa a garrotazos las páginas de economía y fútbol y al llegar a las de
anuncios por palabras las enumera en silencio.
—Estas
son las que de verdad indican el estado del mercado: a más páginas, más
miserias —asevera con voz labrada.
—¿Y
América por dónde cae? ¿Por el alba? —pregunta Benicia, que una vez peladas las
patatas (como si fueran cabelleras) se ha puesto a quitar las pequeñas
picaduras con la punta del cuchillo.
—Por
el ocaso —Y Justino señala con la garrota hacia la zahúrda.
—Me
lo barruntaba —responde su mujer. Luego, coge las mondas y las lleva al cubo de
la basura.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHe decidido publicar este microrrelato que escribí hace un año por dos motivos: Hacía mucho que Benicia y Justino no pasaban por los Montes y porque me ha llamado Rajoy para decirme que lo publique o pierde actualidad, que ya estamos saliendo de la crisis. Lástima que John Wayne no esté para liarse a tiros con estos indios.
EliminarNuevamente identificados en esa pareja que tan graciosamente nos traes a través de tu ventana mágica.
ResponderEliminarMe encantan estos dos personajes. Son la sabiduría natural de la gente de bien.
ResponderEliminarUn abrazo grande
El contar de ambos parece rítmico, acompasado. No fallan en sus afirmaciones, aunque sean erróneas para los listos de costumbre.
ResponderEliminarSaludos
Qué bien escribes, Ximens.
ResponderEliminarSi de algo estoy convencido es que algún día el género hará justicia con estos dos abuelos y los convertirá en personajes de referencia.
ResponderEliminarUn micro excelente que -en esa excelencia- deja un sabor amargo en el alma del lector. El andamiaje de la pieza, estructurada en función de una elisión manejada con brillantez absoluta es para aplaudir de pie.
Un abrazo,
Bueno, pues en esta llamada ha estado muy acertado el Presidente. Me ha gustado mucho esta pareja dialogando sobre el mundo en su universo doméstico. Saludos
ResponderEliminarEstos dos si que están contando la historia, tal cual, con la verdad, la cuentan con sus gestos, con sus palabras, sin disfraces y sin eufemismos. Algún día nos ayudaran a comprender con sus historias estos tiempos.
ResponderEliminarBesitos
Ximens, estos dos personajes destilan sabiduría y buen humor, me encanta esa "monda de patatas y recuerdos en la pila de lavar" y ese lector bastonero, los puedo ver y sentir tienen una gran esencia, tan ellos mismos.
ResponderEliminarAbrazos
.
Ximens, ¡que fino y agudo eres!! Ya están gustándome estos dos personajes tan reales. Disfruto mucho tus letras, son muy auténticas y muy visuales.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Pues ya me molesta tener algo que agradecerle a Rajoy, pero mira, que sí oye. Ya estas tardando en juntar todas estas perlas Ximens.
ResponderEliminarAbrazos.
Un diálogo, una situación y unos personajes reales como la vida misma.
ResponderEliminarTus magníficos relatos son tan visuales que siempre me parece vivirlos en primera persona.
Un abrazo.
Hola Ximens. Pues no te guardes tanto, que es para nada.
ResponderEliminarA mi me da que Benicia se hace la tonta con Justino, pero sabe latín, y prefiere jugar un papel secundario dejando que sea su Justino quien aparezca en la cartelera del western que montan a diario.
Gracias por el relato. Abrazos
Yo venía por lo del anuncio...No lo había visto. Si recibes muchos spam es que estás triunfando, creo que así viene en el manual. Ya me dices si te felicito o te compadezco.
ResponderEliminarAbrazos
Unos personajes muy bien caracterizados y ataviados de profunda sabiduría. Esa sabiduría que no se aprende en los libros, sino en la escuela de la vida.
ResponderEliminarMuy propicio el tema para la época en que estamos.
Un saludo
Rosa
Muy bueno, Ximens. En un día emocional algo gris, me sacó varias sonrisas (me encantó imaginarme a la pareja de ancianos, je), gracias por ello.
ResponderEliminar¡Saludos!
Gracias.
ResponderEliminarBenicia y Justino son buena gente y me gustaría tenerlos por vecinos o familiares... :-)
ResponderEliminarMe encantó.
ResponderEliminarHe visto a Benicia pelando las patatas te lo juro.
Artistaaaa
Un abrazo.
Atrapados en sus espacios personales orbitan por la realidad con la firmeza de quien no está para seguir tendencias de actualidad o modas, y a la vez crispa una especie de sensación de que el mundo contemporáneo los devora en feroz canibalismo.
ResponderEliminarComo lo harán los políticos si no los frenamos en seco.