(Fotografía de Cristina García Rodero)
¿A
quién quieres más, a papá o a mamá? La verdad es que nunca supe contestar a esa
pregunta tan malvada.
No
rememorar los primeros años de nuestra vida es un mecanismo necesario para
liberar a la persona de la dependencia de los padres. El placer de la
lactancia, los arrumacos, las risas, las noches en vela, la protección de sus
brazos, los besos, el «ven aquí mi niño», los sábados de fútbol, la pesca de
los domingos, los paseos en bicicleta. Si recordáramos esa época infantil,
nunca podríamos volar solos ni llevarlos a la residencia.
Maldita
memoria de sombras que olvida lo más importante y solo me trae sus burlas y
humillaciones, como la vez que a los dieciséis años se rió de mí porque me
había enamorado; o aquella otra, ya universitario, en la que me regañaba
diciéndome que no me estaban dando estudios para casarme con la hija de un
obrero.
Como
no puedo pagar la residencia de los dos, hoy, cincuenta años después, he tenido
que dar una respuesta.
* * *
Con este microrrelato he participado en la convocatoria del concurso Esta Noche Te Cuento, en el que se proponía crear una historia inspirada en la fotografía realizada por Cristina García Rodero.