(La abuela, Albert Anker)
La mañana que vino en busca de la anciana
campesina la encontró en la cocina poniendo un puchero con los garbanzos. Te
esperaba desde hace días —le comentó— pero ahora debes sentarte hasta que avíe a
los animales, me hallas en mal momento, Lucero está para parir. Le puso un
pedazo de queso, una hogaza y una jarra con miel y se fue al aprisco. Tras
echar el forraje a las cabras —doble medida por si tardaban en descubrirla— asistió
a la parturienta —esto le llevó bastante tiempo, pero ¿cómo iba a dejar sola a
la criatura?—, colmó las latas de sardinas con comida para los perros y
desgranó una mazorca para las gallinas. Al entrar en la cocina secándose las
manos en el mandil la encontró adormilada, con la cabeza apoyada en el mango de
la dalla. Ya estoy preparada —anunció—, ¿nos vamos ya o disponemos de tiempo
para comernos el cocido? La vieja hilandera miró la olla y respondió que no
corría prisa. ¡Ah! —dijo la anciana—, entonces voy a dar una vuelta a los
quesos, y se fue hacia la quesera. Cuando regresó, la parca no estaba y se
había llevado el puchero.
* * *
Este microrrelato ha sido seleccionado en el concurso Esta noche te cuento para ser incluido en el libro anual. El tema de la convocatoria era la mujer rural.
AQUÍ podéis leer el relato en la página de los organizadores, y en este ENLACE la relación de seleccionados y mencionados.
* * *
La periodista, escritora y locutora Mar González (Puck) ha puesto voz a los relatos seleccionados. A partir de 6'20 se escucha el mío. Pinchad AQUÍ
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEs que en las manos de una mujer rural, nunca se amasa el descanso.
EliminarMuy tentador siempre el cocido, bien dibujada esa mujer rural incansable.
ResponderEliminarEnhorabuena amigo, siempre en la cumbre ENTC.
¿Y quien puede quedarse sin un cocido así? Y yo en ayunas y entrando a trabajar; apenas lo probé con la imaginación. Que aquí ni han dado las cinco de la mañana y soy el que despierta a los gallos.
ResponderEliminarOh, me encanta. Si es que no hay cocido como el de tus montes.
ResponderEliminarHermosa historia y con un vocabulario muy rico y variado. Enhorabuena mi querido Ximens por seguir pariendo esas historias.
ResponderEliminarAbrazos enormes
Hermosa historia y con un vocabulario muy rico y variado. Enhorabuena mi querido Ximens por seguir pariendo esas historias.
ResponderEliminarAbrazos enormes
Bueno ximen bueno un micro inconfundiblemente ximeniano
ResponderEliminarEnhorabuena
Por acá hay tanto campo que la parca tuvo que contratar pasantes. Siempre genial Javier.
ResponderEliminarFantástico, Ximens,todo un canto a la paciencia, al trabajo, al valor...y a la mujer.
ResponderEliminarUn abrazo y felicitaciones.
Excelente tu micro. Ya lo leí en su día y creo que lo comenté. Me alegro mucho de que haya sido seleccionado, te lo mereces, el final me parece sublime.
ResponderEliminarBesicos muchos.
¡Estupendo reconocimiento para este cocido irresistible! Dibujaste perfectamente a esa mujer rural y el robo del puchero le dio el toque justo de sorpresa. Un placer leerlo de nuevo.
ResponderEliminar¡Termino rindiendo mi admiración a la campesina corajuda que pueblan tus Montes! Como siempre, a leer tus entregas mi vida mejora.
ResponderEliminarFelicitaciones desde el Sur, Javier!
De muerte tu relato, Ximens! Un buen puchero, no le falta ningùn ingrediente.
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