(Cuadro de Dora Alis Mera)
Mi nombre significa afortunado, y lo
fui. Tengo en la jaima un diario de viaje en francés donde mi madre hacía
descripciones, escribía sentimientos, poesías y pequeños relatos, como este;
también pintaba paisajes, personas y a mi padre (ojos color oasis, dientes
sonrientes, barba rizada). A mí me dibujó muchas veces, en las últimas páginas,
un bebé que parece un vellón con cara de dátil. Únicamente dispongo de una
imagen de mi madre, un autorretrato en un manantial que refleja su rostro de
agua y una palmera. Solo puedo soñarlos así, a lápices de colores, murieron
cuando yo apenas contaba unos meses. Y sé cómo fallecieron porque ella lo dejó
escrito. Se perdieron en el desierto del Teneré y se les terminó la gasolina.
Al agotarse el agua mi padre se hizo un pequeño corte y nos dio de beber su
propia sangre. Fue el primero en morir. Luego, mi madre hizo lo mismo. En su
última noche, cuando vio el final próximo, describió el silencio de arena, el
refulgir del firmamento, el horizonte nimbado y me pidió perdón. Sin embargo,
el diario termina con una frase en árabe, por eso sé que murió sabiendo que yo
viviría.
* * *
Con este microrrelato participo en el concurso Esta noche te cuento que con motivo del centenario del nacimiento de Frank Sinatra había que inspirarse en su canción «My way».
AQUÍ podéis leer el relato en la página de los organizadores.
Evoca yn mundo real que se nos antoja lejano, no siendo así.
ResponderEliminarMuy bello para describir una realidad tan dura...
ResponderEliminarPreciosas esas palabras que pintan una historia trágica, querido Ximens. Me alegra mucho volver a leerte.
ResponderEliminarAbrazos enormes
Más una fábula con dos interpretaciones, para mí, pues en la vida hay muchos "Afortunados" que logran sobrevivir a costa de la sangre de los otros, ya sabes, para bien (por amor y tal) o para mal.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, amigo.
HD
Felicitaciones Ximens por la producción que siempre nos induce recorrer, además de los Montes, desiertos y saber que a pesar de su sequedad tienen vida, su árbol, como el protagonista del relato que presentas. Abrazos y que sigan los éxios en el 2016!
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