lunes, 19 de enero de 2015

7/ Benicia, Justino y el pensamiento único



    Justino guarda dentro de la alacena tres libros que dejó olvidados la maestrita que se hospedó en su casa, allá por los sesenta, antes de emigrar él a la capital a mover ladrillos: Don Quijote de La Mancha, La Sagrada Biblia y Ulises de Joyce. En alguno de los ratos que «ociosea», que son frecuentes desde la jubilación y su regreso al pueblo, se da a la lectura. Con el dedo cementado recorre los lomos, de izquierda a derecha y de derecha a izquierda, leyendo los títulos, para terminar habitualmente asiendo El Quijote. Piensa que de los tres es el único que muestra con claridad cómo de loco acaba el que lee siempre de lo mismo.
    Uno de esos días de agosto en los que leía bajo la parra le dijo a su no menos anciana mujer:
    —Mira lo que pone aquí: «La razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura».
    —¿Y eso quién lo dice? —preguntó Benicia que, sentada en la silla de esparto y con las manos ajadas de fregar suelos, desgranaba guisantes para la cena.
    —Pues no me queda muy claro si fue un tal Feliciano de Silva, el propio Don Quijote o el autor Don Miguel de Cervantes —respondió Justino sin dejar de ojear lo leído.
   —¡Hombres! Siempre pensando en lo mismo —sentenció Benicia y se llevó un grano esmeralda a la boca.



13 comentarios:

  1. Mientras Justino no pose sus ojos sobre el Ulises... A saber qué comentarios le generaría su lectura.
    Con Cervantes lo veo más hermanado, más en la misma onda; al fin y al cabo, él y Don Quijote son manchegos y poseen un enorme sentido común.
    Una delicia asistir a otra escena familiar de esta entrañable pareja.
    Un abrazo.

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  2. Tu Justino ya es un clásico. Esperaremos las siguientes entradas con ansiedad. Me gusta mucho el título. Lo del dedo cementado me suena un poco raro pero como dirías tú, quizás son cosas mías.
    Un abrazo, querido Ximens.

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  3. Benicia, Justino y el Quijote, un trío irresistible, al menos para mí.
    Un abrazo.

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  4. Estos dos se ven y se quieren por lo bien que los describes, es fácil ver la escena tal y como lo cuentas. Tal y como dice Mei son un clásico y me gusta leerlos de vez en cuando.

    Besitos

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  5. No cabe duda que la mujer tiene la última palabra y la más sabia.
    Nos queda el humor.
    Que sabroso lo relatas. Con ambientación que nos mete en una película.
    A mi gusto ésa es la gracia que debe uno lograr. Eso y lo rebasante que arrolla toda frontera de lo real y lo irreal.

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  6. Justino (un hombre) siempre perdido en sus elucubraciones y Benicia (una mujer) siempre con los pies en el suelo, son una pareja adorable. Saludos.

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  7. Me encantó este relato con sabor de una cándida realidad. Tanto Justino como Benicia son personajes entrañables y has conseguido que los acojamos con ternura.

    Saludos.

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  8. Así como nos los presentas se hacen entrañables, cada vez que les leo les aprecio más, si es que parecen de la familia.

    Abrazos Javier.

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  9. Intenso
    Y de la vida
    real
    tu bello
    texto

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  10. Los personajes están llenos de vida y de sencillez,los describes de forma tan clara que podemos verlos y apreciar el momento de la lectura así como ese desgranar guisantes.
    Una situación muy propia de una época y sus personajes formaron parte de un momento de nuestra historia.
    Un saludo Ximens,
    Puri

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  11. ¿qué haríamos sin Justino y Benicia? si son como de nuestra familia. Me encantan tus relatos, Javier.

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  12. Hola Ximens.

    Es el primer relato que leo tuyo, pero por los comentarios intuyo que Justino y Benicia son personajes creados por ti ya habituales en tus relatos. Aún no los conozco bien, pero seguro que llegaré a hacerlo, te seguiré.

    Un saludo

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  13. Éste matrimonio ya merece la inmortalidad. Sin exagerar, claro. Abrazo máster.

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