Lo
que más sorprendió a los delegados de las Naciones Unidas —que en está ocasión
tampoco llegaron a tiempo— fue no encontrar ningún arma, ni balas, ni
casquillos. En el campo de batalla, esparcidos entre los cuerpos de los soldados
de ambos bandos, se hallaron fotografías de las mujeres y de los hijos, cartas
a las novias, cantimploras, pañuelos, kipás, tasbihat, latas de sardinas y un fuerte olor a tomate frito. Hasta
tal extremo surgió la incredulidad de los observadores que los muertos, al
sentirse descubiertos, se levantaron y se marcharon abrazados a orar al único
Dios.
* * *
Este microrrelato ha sido
llevado por Pablo Garcinuño a su espacio "Literatura en corto" del
programa Hoy por hoy Ávila Cadena Ser.
Voy acompañando a otros amigos: Miguel ÁngelPergaz, Pablo Gonz y Manu Espada.
Pinchad AQUÍ si queréis oírlo en la radio.
Ojalá esa foto pudiera verse más, amigo Ximens.
ResponderEliminarUn saludo
JM
Conmovedoras imágenes, aunque tengo siempre la incógnita acerca de la naturaleza misma de la muerte; condición que a muchos nos obsesiona por su grado de misterio.
ResponderEliminarPero te digo que a la vez cada quien contamos con capacidad perceptoria, y en la mía tiendo a sentir que del siniestro consomé del drama ,el humor y la grandeza que nos presenta la vida de la humanidad, no puedo sentir que todo finalice al morir, y prefiero no amargarme y ver todo en clave de risa y en el intento de aprender y conservarme cuerdo y coherente, lo cual con buena suerte lograré a través de los próximos 14 minutos.
Ojalá, ojalá.
ResponderEliminarMuy bueno, como texto, y como esperada realidad.
ResponderEliminarMe encanta su humor maestro
Sigue siendo magnífico.
ResponderEliminarAbrazo largo.
(uy, el comentario anterior es referente al pescador)
ResponderEliminarEste es de una preciosa y esperanzadora tristeza.
Ahora, besos y besos
"...y se marcharon abrazados a orar al único Dios"... Sin palabras, la imagen impacta, las palabras conmueven.
ResponderEliminarPrecioso texto amigo!!! Enhorabuena. :)
ResponderEliminarUna foto acompañada de un gran texto que deberíamos tener presente a diario.
ResponderEliminarUn abrazo, Javier