(Posada de la Sangre - Toledo 1930)
A mi
abuelo lo habían matado en la guerra. Mi padre, que entonces tenía nueve años,
nunca me habló de ello. Siempre que pasábamos por las ruinas del Parador de San
Prudencio me hacía detener el coche. Con la cabeza gacha apoyaba la mano en el
muro. Luego, con lágrimas en los ojos, miraba el valle del Tiétar.
La
otra noche regresábamos de Talavera en la furgoneta, al tomar la curva que
enfila la posada me deslumbraron unos focos y fuimos a estrellarnos al
portalón. Aturdidos nos bajamos, metimos el carro en el patio y desenganchamos
las mulas. No advertí nada extraordinario. El posadero le llamó «¡Benito!»,
como a mi abuelo, y a mí «zagal», y me dijo que diera de beber a las
caballerías. Me dejaron solo. Al poco, llegó un camión lleno de hombres
armados. Lo vi todo, a culatazos sacaron a mi padre, a otros arrieros, al
ventero y a su mujer. Les dispararon en la cabeza. ¡Pum! ¡Pum! ¡Pum!
Al
rato sentí que me hablaban, oí entre sueños la sirena de una ambulancia. Cuando
me recuperé estaba aquí, en el hospital. Más tarde me dijeron lo del accidente
y que él había muerto. ¿Entiende?
* * *
(Parador de San Prudencio N-502)
Con este microrrelato participo en la propuesta del mes de abril («...en un hotel de carretera) del concurso «Esta noche te cuento».
Pinchad AQUÍ si queréis leer el relato y los comentarios recibidos en el blog de los organizadores.
Cosas que no se pueden explicar, solo vivir.
ResponderEliminarMuy bueno maestro.
Abrazos.
p.s. No sabes cómo me gustaría compartir esas cervecitas que ya deben estar refrescando...
Estrujante encarnación del miedo.
ResponderEliminarEl pasado es un bicho malo y engañoso. Preferible jamás regresar ahí. Cuando no te revive la tragedia, tiende a recordar lo bueno y dejar atrás momentos de angustia.
Al tiempo nos vamos centrando en el presente. Nuestra oportunidad.
Transmites con poder literario.
Abrazos.
Fotogramas de un pasado que ahí quedan.
ResponderEliminarUn saludo indio
Mitakuye oyasin
Impactante Ximens.
ResponderEliminarLas divagaciones flotan cuando dormimos...son como tentáculos de un algún pulpo
ResponderEliminarque se asoma de nuestra costa.
Saludos desde este caluroso océano.
Entiendo.
ResponderEliminarMemoria de casi un olvido que no debemos permitir que se salgan con la suya.
Saludos
Un relato ácido pero intenso. Dices mucho en tan pocos renglones.
ResponderEliminarLa mente es tan complicada, que a veces bambolea a su antojo, despertando en ocasiones, los fantasmas del pasado, para que jamás mueran en el olvido. Un saludito desde Sevilla.
los olvidos no se olvidan, se atesoran,
ResponderEliminarmuy bueno hermano, muy real y triste a la vez. beso
abrazo
Un relato duro Ximens. tan duro como un sueño que se convierte en realidad....
ResponderEliminarUn fuerte abrazo!
Ese final es el que nos desgarra, y nos hace vivir una vez mas la historia de ese pasado tan cruel que hizo añicos a muchas familias.
ResponderEliminarUn abrazo y muy buen micro.
Puri
Las casualidades no existen. Buen final, Ximens.
ResponderEliminarUn saludo.
Debe ser terrible ese solapar el presente con el pasado, o viceversa.
ResponderEliminarEl pasado se presenta en momentos insospechados. Muy bueno. Me encanta el compromiso.
ResponderEliminarUf, esas conexiones inexplicables que nos dan las respuesta de preguntas que preferible no haber sabido, al menos de esa manera que lo vivió el protagonista.
ResponderEliminarComo siempre, muy buen relato Javier. Suerte!
Lo vuelvo a leer y admiro la universalidad que le imprimes.
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