Fotografía de Christian Pereira Rogel
En la playa, un anciano vasco guía de
la mano a su nieto. Le cuenta, otra vez, que fue el mejor avistador de ballenas, que determinaba la distancia escuchando su
canto con una caracola y que veía su huella en la lejanía. Las palabras, como
los granos de agua y las gotas de arena, modelan los sentimientos del niño. El
nieto, con los ojos cerrados al mundo, pasa la lengua por los labios, granitos
de sal; siente el calor del sol que arrebola su cara como a las nubes y le
pregunta, por primera vez, a qué distancia podía ver.
* * *
Con
este microrrelato he participado en el concurso Calendario Microcuentista 2016,
que llevará esa fotografía para el mes de enero. Pinchad AQUÍ si queréis leer
ganador y finalistas.
Es un micro muy tierno y bonito.
ResponderEliminar¡Felicidades por esa selección!
Un abrazo.
Perdón, me anticipé, y es que deseo que ganes todo, jeje.
ResponderEliminarEs un micro muy bonito. Lo importante es participar, claro que sí.
Precioso y tierno relato. La relación entre abuelo y nieto es entrañable y enriquecedora para el niño. Él amará siempre el mar y toda la Naturaleza porque el abuelo ha sabido trasmitírselo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me ha gustado mucho, es precioso. A veces me cuesta escribir micros porque tienen que tener ciertas características, se debe expresar igual que en relatos más largos y eso es difícil en tan poco espacio, me parece que escribes fantástico.
ResponderEliminarUn abrazo
Que buen relato amigo, cuanta dulzura, dar imagen a ese niño invidente. ¿Pero no te haz adelantado demasiado? falta un año aun...
ResponderEliminarUn gran abrazo genio.
Es un placer llerte siempre, Javier. Un abrazo y mi admiración.
ResponderEliminarEs un placer llerte siempre, Javier. Un abrazo y mi admiración.
ResponderEliminarMuy buen relato, hermosas las charlas de abuelos y nietos, las dos puntas de la existencia se rozan con la misma sencillez. Va un abrazo,
ResponderEliminarQué difícil es provocar una emoción con unas pocas líneas. Y lo has conseguido. Enhorabuena.
ResponderEliminarTiernoooooo
ResponderEliminarjajja
ResponderEliminarde quien va a ser el texto
es mio
Gran pericia en el narrar la tuya maestro.
ResponderEliminarSiempre merece la pena un paseo por estos montes.
Bella elegía al anciano y a su nieto que enriquece nuestro espíritu.
ResponderEliminarUn abrazo y me alegra visitar tu blog.
Qué bonito Ximens!! Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Ximens.
ResponderEliminarEmanan dulzura ese abuelito y su nieto. Una profesión que ya no debe existir, la de avistador de ballenas, pero que yo siempre la he encontrado muy poética.
Otros personajes, y que aborrezco por su crueldad, son los cazadores de ballenas.
Creo que te ha quedado una historia muy bonita.
Un abrazo muy grande.
Besos.
Abuelo y nieto una pareja entrañable la que describes en este micro, la sencillez de la charla y la plasticidad del momento es preciosa, el abuelo guiando al nieto ante las maravillas de la vida que vivió y que el niño disfruta en su mundo sin color.
ResponderEliminarUn saludo Ximens.
Pur
Encantador relato Javier, como siempre garantizado.
ResponderEliminarUn verdadero lujo leerte.
ResponderEliminarEmotivo y tierno relato con un plus de esperanza.
Un abrazo.
Intenso escrito
ResponderEliminarLa ceguera es dolorosa
Muy buenas letras, Ximens, a ver qué sale en el calendario de febrero. Encantado de entrar en este blog del maestro de Toledo.
ResponderEliminarUn abrazo
que puede haber más tierno que un abuelo y su nieto compartiendo recuerdos, reales o no. imagino la mano callosa del abuelo apretando la delicada del niño, aunándolos, creando un vínculo que no acabará nunca, dejando huellas que sin duda se repetiran en la posteridad. hermoso
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