—¿Quién se ha comido al niño Jesús! —preguntó la madre con cara desencajada.
Su voz retumbó en las paredes de chapa. El silencio se mostró herrumbroso. El padre miró al hijo que le devolvió una mirada hambrienta. La pequeña agachó la cabeza al percibir que los tres volvían el rostro hacia ella, quiso ocultar sus ojos delatores bajo la mesa de formica pero no llegó a tiempo. Una rata se rascó los bigotes en el rincón.
—¡Oh, Dios! —gritó la madre y se santiguó—. ¡Ahora nos privará de todo!
El hijo imaginó la habitación sin las dos camas, sin la mesa y las cuatro sillas, sin la cocinilla en el rincón ni el belén sobre la vieja maleta. Vio barro.
—Doña Margarita ha dicho que esta noche nacería otra vez el niño Jesús —dijo la niña con voz lluviosa—. Por eso pensé que... —y arrancó a llorar.
—¡A la cama sin cenar! —dictaminó la madre.
El niño tosió para espantar el frío.
El padre cogió los tres camellos, dio uno a la madre, otro al hijo y se quedó con el de Baltasar, que le faltaba la cabeza. Todos salivaron y chuparon las figuritas de mazapán del año pasado.
—La mula y el buey son para comer mañana, así que ya lo sabéis —advirtió la madre.
Diez minutos después, una estrella muy brillante perfila la silueta del padre en lo alto del estercolero. Allí arroja los huesecillos cartilaginosos del bebé.
Su voz retumbó en las paredes de chapa. El silencio se mostró herrumbroso. El padre miró al hijo que le devolvió una mirada hambrienta. La pequeña agachó la cabeza al percibir que los tres volvían el rostro hacia ella, quiso ocultar sus ojos delatores bajo la mesa de formica pero no llegó a tiempo. Una rata se rascó los bigotes en el rincón.
—¡Oh, Dios! —gritó la madre y se santiguó—. ¡Ahora nos privará de todo!
El hijo imaginó la habitación sin las dos camas, sin la mesa y las cuatro sillas, sin la cocinilla en el rincón ni el belén sobre la vieja maleta. Vio barro.
—Doña Margarita ha dicho que esta noche nacería otra vez el niño Jesús —dijo la niña con voz lluviosa—. Por eso pensé que... —y arrancó a llorar.
—¡A la cama sin cenar! —dictaminó la madre.
El niño tosió para espantar el frío.
El padre cogió los tres camellos, dio uno a la madre, otro al hijo y se quedó con el de Baltasar, que le faltaba la cabeza. Todos salivaron y chuparon las figuritas de mazapán del año pasado.
—La mula y el buey son para comer mañana, así que ya lo sabéis —advirtió la madre.
Diez minutos después, una estrella muy brillante perfila la silueta del padre en lo alto del estercolero. Allí arroja los huesecillos cartilaginosos del bebé.
Narración: La Voz Silenciosa
Relato ganador de la II Convocatoria de relatos de Navidad “La otra Navidad”, realizado por La Esfera Cultural.
Formará parte de la edición de un libro, junto a una selección de treinta relatos más, que tendrá la siguiente portada realizada por Manolo López, ganador a su vez del certamen organizado por Una idea, Mucho arte.
Me parece genial que tengas el texto en esta casa, es lo suyo.
ResponderEliminarFelicidades.
El texto es excelente y con un final brutal. Enhorabuena!! me alegra mucho el éxito. Besos.
ResponderEliminarXimens, una joyita que debes colocar con todos los honores, para que sea admirada.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues le diré, don Ximens, que ha sido un auténtico placer releer este maravilloso texto de usted.
ResponderEliminarY aquí es donde debe estar. En casita :-)
Un beso.
No sé que me dio volver a la navidad, por el buen texto si no...
ResponderEliminarPues yo te lo agradezco mucho, porque antes no lo había visto. No sé sí es más divertido o más atroz o mucho más lo uno por lo mucho que es lo otro :D
ResponderEliminarClaro que hace falta comentar...
ResponderEliminarFelicidades, de nuevo.
Besos.
¿cómo que no hace falta comentar?
ResponderEliminarfaltaría más, si es un relato buenísimo. Cada vez me gusta más.
Nos vemos el 18,
Pero como no vamos a comentar por Dios, si es una maravilla. Es inolvidable, de antología, es delicado, crudo, tierno, cruel. No sé, una mezcla que lo hace genial. Ha sido un placer leerlo de nuevo. Un abrazo.
ResponderEliminarFelicidades Ximens!! Merecía el premio, como también lo merecen otros que tienes por ahí guardados.
ResponderEliminarMe alegro muchísimo. Disfrútalo!
(Desde que leí "Tolerancia" me enganché.)
Es que no podía faltar en Los Montes de Toledo.
ResponderEliminarAl respecto del relato, además de lo que dije en su momento, ahora me pongo de pie y aplaudo.
Clap, clap, clap, clap.
¡Grande, Maestro!
¡Muy bien! Esta entrada está muy bien, yo creo que necesaria para que todo el conjunto se pueda disfrutar a la vez.
ResponderEliminarBesitos
Ahora, con la ilustración de la niña hecha por Manolo López precediendo el relato, es una gozada releerlo, Ximens.
ResponderEliminarAbrazos
PD. Intento resurgir de los escombros.
Me encanta verlo todo junto, ilustración, relato y portada del libro.
ResponderEliminarEnhora buena, Ximens!
Abrazos
Ximens, ¿pero como no vamos a comentar un relato tan original y a la vez lleno de una tristeza que desgarra el alma?
ResponderEliminarEs maravilloso, por algo fue el relato ganador. ¡Felicidades!
Un abrazo.
¡Buenas idea Ximens!, una entrada precioso, con micro, voz y portada.
ResponderEliminarY ya ves que no te hacemos ni caso ..."no comentéis", dices, y ¡hála! todos aquí para no hacerte caso ...ji,ji.
Un abrazo.
Ximens, merecido premio y merecida entrada en tu casa, que también es ya un poco nuestra. Un abrazo.
ResponderEliminarPues yo también voy a comentar, pues aunque lo haya leído, es un texto que merece lo que ganó.
ResponderEliminarMis felicitaciones y un abrazo.
HD
Yo comento...
ResponderEliminarMe encantó leerlo, me dejó un sabor de bellas letras
Besos
te agradezco que lo hayas puesto. no lo habia leido.
ResponderEliminarmuy bueno y muy fuerte.
te mereces lo que te han dado y más.
un beso.
Eso de que estás hecho un mazapán me ha gustado...muy toledano, sí señor.
ResponderEliminarBesicos
Enhorabuena otra vez, el abuelo estará orgulloso :)
ResponderEliminarMe encantó Ximens. Enhorabuena!!!
ResponderEliminarBesos desde el aire
Ya dije que me gustó mucho. Ahora, con esta ilustración tan bella, que yo voté, gana aún más.
ResponderEliminarAbrazos y enhorabuenas redoblados.
Gran realismo Navideño.
ResponderEliminarQue difícil es encontrar aquí en California un elefante de mazapán.
Deberían exportalos más de allá de Toledo donde están los meros buenos.
Navidad con toda su crudeza, Ximens. Algo tarde llego pero Enhoarbuena por el premio, es todo merecido.
ResponderEliminarMiguel
Ximens es estupendo compartir tus escritos. Espero hacerlo muchos años. Claro que. . .me tienes que dejar un poco del buey.
ResponderEliminarHa sido un regalo leer este cuento, la verdad es que no tiene nada que ver con los cuentos tradicionales y el final es sobrecogedor.
ResponderEliminarTe felicito, eres genial.
Salvajemente bueno.
ResponderEliminarBesos muchooooos
Qué tiempos aquellos, cuántos relstos en la Esfera y qué chulos fue este concurso. Resultaste justo ganador.
ResponderEliminarEnhorabuena!