domingo, 13 de noviembre de 2011

No tienes motivos para dudar


(Fotografía de Frank Fournier)

No sabes por qué cada vez que ves esta foto te lleva a su Dios. Consultas la Biblia:
«El Señor respondió: "Si encuentro en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré a toda la ciudad en consideración a ellos"»..., luego lees que Abraham regatea a la baja con el Señor para finalmente este afirmar: «No la destruiré en consideración a esos diez» (Génesis: 18,26-32). En otro pasaje te narran que Jesús dijo: «Lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré» (Juan: 14,14).
Piensas que en tiempos bíblicos Jerusalén contaría con 30 mil habitantes, no sabes cuántos tendría Sodoma, te da lo mismo. No tienes motivos para dudar de que entre ellos no hubiera diez justos, y bien es verdad que las mismas fuentes dicen que el Señor sacó de la ciudad a cuatro personas: Lot, su mujer y sus dos hijas.
Recuerdas que el 13 de noviembre de 1985 el volcán Nevado Ruiz eructó fuego y azufre (parecido a la lluvia que envió su Dios sobre Sodoma) y los lodos sepultaron el pueblo de Armedo, Colombia. Murieron 20 mil de sus 30 mil habitantes. No tienes motivos para dudar de que entre los supervivientes hubiera más de diez hombres justos y quizás por eso no fallecieron todos. Durante tres días viste a la niña de trece años Omayra Sánchez atrapada en ese pozo. Su fotografía apareció en todos los periódicos del mundo. Los diarios de todas las televisiones retransmitieron en directo su agonía.
Pudiste oír a Omayra decir: «Mamá, si me escuchas, yo creo que sí, reza para que yo pueda caminar y esta gente me ayude... ». No sabes si su madre la escuchó o no, quisieras creer que no.
Averiguas que, según el Banco Mundial, en 1985 la población de la Tierra era de 4.844.674.200 personas. Desconoces el share de la fecha. Supones el 1%. Esto quiere decir que casi cincuenta millones de personas tuvieron noticias de la situación de Omayra. Te preguntas: ¿Es posible que entre estos no hubiera ninguno que se lo pidiera en su nombre? Te cuesta creerlo, pero es posible, pues aunque sabes que rezar se rezó, y mucho, Omayra murió tres días después, el 16 de noviembre de 1985, siendo el representante de su Dios en la Tierra el beato Juan Pablo II. No tienes motivos para dudar de que también el Papa rezara por la vida de Omayra, pero... ¿en nombre de quién?
No tienes motivos para dudar.

29 comentarios:

  1. Uff, difícil me lo pones, yo que no creo en ningún Dios. Fue sin duda uno de los momentos de mi infancia más traumáticos que recuerdo. No entendía que no se pudiera salvar a la niña. A día de hoy, entiendo esa movilización de la fe desde un punto de vista cultural, no desde la posibilidad de una ayuda real, desde luego. La creencia en una doctrina, nos hace interpretar los comportamientos que se le presuponen, aunque en realidad, en muchas de esas mentes que los ejecutan, se tenga poca esperanza en que lleve a ninguna parte resolutiva. Se me nota mi creencia en el presente y en el hombre ¿verdad?. Yo siempre dudo de todo, porque ese es el motor de la evolución. Bien traído y narrado Ximens, buena reflexión, si señor.

    ResponderEliminar
  2. Casos como el de Omaira, dificiles de entender y mucho menos aceptar.No podremos entender nunca porque suceden casos asi. Yo creo que cada quien venimos a este mundo con un tiket con fecha de caducidad y cuando llega esa fecha, nadie, absolutamente nadie en este mundo podrá rescatarte de tu destino. Lo que si nunca podré entender es porque algunas personas vienen ya marcados a vivir un final tan cruel como doloroso.
    Un buen tema para la reflexión y excelentemente narrado Ximens.

    ResponderEliminar
  3. Yo solo creo en la fe de los que realmente creen. Y me da nauseas la hipocresía de los que dicen que creen. Y se me revelan la razón y el corazón contra las doctrinas eclesiásticas -de la religión que sean-. Y recuerdo a Oamyra -y el cuento que le inspiró a Isabel Allende- igual que me acuerdo de todas las víctimas de la ablación, de la sumisión al burka, o de la quema de viudas con sus maridos de la tradición hindú.

    Que me pongo a hablar y no paro.

    Me ha gustado tu entrada, porque me enciende.

    Un abrazo,

    ResponderEliminar
  4. Imposible no recordar el terrible drama de aquella niña colombiana. E imposible no recordar mi corazón encogido al conocer el fatal desenlace.
    ¿Por qué tienen que suceder este tipo de cosas?
    ¿Castigo divino? ¿Qué pecado pudo haber cometido Omayra?
    ¡Qué injusta es la vida para algunas personas!
    No sé si tengo o no motivos para dudar, pero dudo.

    Un abrazo, Ximen.

    ResponderEliminar
  5. Recuerdo muy bien a Omayra y te diré que yo sí recé por ella. Eran otros tiempos, en los que yo rezaba.
    Cuando la vida es fácil y eres muy joven no entras en estas cuestiones con demasiada profundidad. Son cosas que pasan, te dices.

    Ahora, dudo y me pregunto continuamente el por qué de tantas y tantas situaciones...
    ¿Por qué tenemos, algunos, que sufrir tanto? ¿Y nuestros hijos? ¿Por qué enferman de gravedad?.
    Mi niña pequeña nació, digamos diferente, ¿por qué ha tenido que sufrir tanto en su corta vida?.
    Dudo; ¡claro que dudo! y me rebelo cada noche...

    Gran homenaje a esta niña que sufrió lo indecible.
    Un abrazo enorme.

    ResponderEliminar
  6. ¿Casualidad? hace unos día la recordé en una conversación sobre la fe, no recordaba que murió en esta fechas. Buena entrada, Ximens, para empezar a hablar y no terminar de aclarar ninguna duda. Una reflexión la tuya muy meditada y bien escrita por lo diáfana, no dudo en este caso que va a hacer pensar.

    Un beso

    ResponderEliminar
  7. Javi, puesto aquí y leído otra vez me gusta mucho más aún. Es muy bueno y no deja indiferente a nadie.

    Besacos.

    ResponderEliminar
  8. Ximens, después de nuestros paseos, y las conferencias que hemos disfrutado en Eñe, lo que menos esperaba es esta entrada, o la temática de esta entrada, o recordar todo lo que cuentas en esta entrada con sólo ver a Omayra. Yo tenía 12 años entonces. Han pasado 26 años y no he olvidado aquella cara, aquellos ojos. Creo que también recé. Recé porque siempre he querido, he necesitado creer en algo o en alguien. Recé para que aquella niña pudiera salir de allí viva, y recuperar una vida, ¿qué vida?, después de aquello. Supongo que aquello fue otro escalón que subí para dejar atrás la inocencia de la infancia.

    Gracias por sorprenderme, nuevamente, con tus palabras. Gracias por mostrarme el Madrid que no conocía, y hacerme partícipe de su historia. Gracias por el bocata de calamares, por tu voz y las sonrisas de Sali. ¿Se escribe así su nombre?

    Un beso enorme, ya desde Málaga.

    Isa

    ResponderEliminar
  9. Hola Ximens, fue un placer verte y conocerte. Ahora ya te tengo pillado (en los blogs) y nos seguiremos encontrando.

    Ya hablaremos de paellas. Un Abrazo. Vicente también os envía el suyo.

    ResponderEliminar
  10. Hola Ximens, a pesar de no recordar la cara de esa niña ni su infortunio, tu texto no me deja indiferente, enseguida el cerebro y el corazón evocan una lista larga de situaciones parecidas. Es la eterna pregunta sobre el dolor que nos azota. Sin embargo creo, y ante cualquier argumento racional, sigo creyendo y sigo rezando. Que hay mil motivos para la duda no voy a negarlo, pero sigo creyendo y no imagino mi vida sin la oración de cada día, para pedir, para agradecer o simplemente para hablar con Dios. No voy a decirte que nunca dudo, que a veces le pido que me escuche casi gritando, no voy a negarlo. Pero la fe, que no es´un sentimiento, que no es sólo razón tampoco, que tiene mucho de inexplicable y todo de intrasnferible, a mí no me abandona aún cuando ya no practico mi religión, el tema de lo trascendente me pincha, me interpela, me atraviesa. Guauuuuu! Ximens, porfa no escribas sobre estos temas que me engancho y no paro.
    Por supuesto que no pude pasarme sin leer las opiniones de los demás lectores, parece que les pasa lo mismo a quien cree y a quien no. Algo habrá ¿no? Lo que sucede es que nos contaron parcialmente y nos hemos hecho falsas imágenes o expectativas que no sirven. Y lo que veo es diferentes actitudes frente a eso, está quién sigue buscando, está quien sigue rezando y quien piensa que no vale la pena, pero creo que hasta el Papa ha dudado alguna vez.

    Otra cosa, los comentarios sobre el festival y sobre el paseo por Madrid me han traído recuerdos de junio pasado. ¡Qué bueno!

    ResponderEliminar
  11. La tragedia de Omaira se convirtió en el símbolo de lo que fue la avlanacha de Armero en mi país. Yo tenía apenas diez y nueve años y veía en la televisión el rostro de Omaira y leía en el periódico las crónicas sobre su historia.Fue un angel, que a pesar del dolor que estaba sintiendo estaba preocupada por faltar a la escuela, y por saber de su abuelita y hermano mas que por si misma. Su sonrisa, esperanza y valentía fue un oasis en medio de tanto dolor. Era un angel que no merecía estar en este mundo. Armero fue una tragedia anunciada como muchas que han sucedido en Colombia y en el mundo entero y no tienen nada que ver con la fé. Hay un tiempo para todo, para nacer, para morir. Todo está escrito en el libro de la vida o de Dios que es el que programa nuesta existencia.

    Cristina Behrentz Pfalz

    ResponderEliminar
  12. Nadie podría vivir sin dudar. Todo el mundo duda y quien diga lo contrario miente como un bellaco. Aquella historia marcó una generación y con ella muchos perdimos la inocencia. Un saludo.
    Mar Horno.

    ResponderEliminar
  13. Vengo aquí invitada por Manoli y me veo transportada a otro momento de mi vida, tan triste y tan tristemente esclarecedor.

    Leo también los comentarios y me extraña no encontrar entre ellos el enfoque relativo a lo humano y no sólo a lo divino.

    Ximens nos hace reflexionar sobre los motivos para dudar de la existencia o de la conducta de ese dios a quién se rezó. Pero a mi lo que me interesó entonces y me interesa ahora es destacar qué pudieron hacer los humanos y no hicieron. No tenemos motivos para dudar de que se debería haber rezado a los hombres y no a los dioses. Haber pedido a los países cercanos más ricos ayuda para remover el lodo y liberar a esa niña. A los que se gastaban tanto dinero en armas, carrera espacial, concordes y otras cosas. Claro que quizá tampoco habrían escuchado o actuado, como aquel dios a quien se rezó.
    Yo no creo en la mala suerte, aunque exista a veces, sino en la mala distribución de las riquezas. Si esa niña hubiera vivido en EEUU, si hubiera sido hija de una familia acomodada, no habría muerto de esa manera.

    Excelente relato/reflexión.
    Salud
    Concha.

    ResponderEliminar
  14. Es ver la foto de Omaira y los piel se me pone de gallina, tengo en mi mente el sonido de su voz y como se dirigia a la madre.
    Buena entrada, incitando a una reflexión que muchas veces intentamos pasar por alto.
    Os imagineís que eso hubiese ocurrido hoy en día. Habría especiales en televisión retransmitiendo la tragedía e incluso la muerte de la niña en directo.


    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  15. La duda es apenas algo que te pasa por la cabeza. La certeza suele ser algo que se encierra en ella y te habla de la injusticia de este mundo.

    Blogsaludos

    ResponderEliminar
  16. Impactante relato en esa segunda persona que nos apunta directamente a cada uno de los lectores. Y nos deja desguarnecidos, carentes de alguna respuesta. Al final nos negamos a asumir que estamos solos, buscamos una paternidad a quien hacer responsable de nuestro infortunio, de nuestra absoluta indefensión. Y escupimos al cielo clamando alguna luz, alguna verdad que nos aleje de nuestras tinieblas. Es el drama de la vida. El macabro juego de cuyas regas solo conocemos al última, la inexorable. De bien nacidos es acompañar el sufrimiento de nuestros semejantes mientras nos preguntamos por qué, por qué. Y mańana nacerá otro día sin Omayra y se atreverá a salir el sol de nuevo, sin que nada tiemble siquiera, y mucho menos se mueva el tren de la vida que circula como siempre por esta vía, sin origen ni destino, mientras los pasajeros disfrtamos de esos rayos de sol, cálidos y luminosos, qe espantan por momentos nuestro terrible miedo.
    Un abrazo comañero.

    ResponderEliminar
  17. Yo creo que la fe está en creer en uno mismo y en los que te rodean, que a veces, no es nada fácil, por eso para mí es tener fe. Esta foto me trae tantos recuerdos, y tanta angustia. Buf, momentos terribles aquellos y muchos otros que cada minuto se están viviendo sin que nos demos cuenta.

    ResponderEliminar
  18. Buf, me acuerdo perfectamente de estas imágenes, con la niña despidiéndose del mundo y de la vida ante una cámara de televisión. Creo que fue al primera vez que se me encogió el alma. Luego ha habido más. Gracias por venir el viernes. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  19. yo no vivi esta desgracia, pero conozco otras muchas y seguro que en estos momentos estan ocurriendo desgracias en todo el mundo,la mayoria provocadas por la mano del hombre.
    no creo en ningun Dios, y todos mis esfuerzos estan puestos en no perder la fe en mi misma, en no dejar de creer en mi. ahi reside mi esperanza
    te quiero papa! ya sabes! siempre me gusta lo que escribes!!!

    ResponderEliminar
  20. Porque somos el animal más desarrollado de la naturaleza(eso nos cuentan que nos proporciona la capacidad de razonar, porque si no no nos cuestionaríamos este suceso. Si eres creyente, la excusa es que mejor está al lado del creador, descansando y esperando la llegada de sus seres queridos para vivir la vida eterna y, si no eres creyente, lo explicas con la desgraciada mala suerte y la condena del pobre.
    Como en todas las especies, sobreviven los más fuertes.
    Besos

    ResponderEliminar
  21. Cómo pasa el tiempo, creía que era más reciente. Para mí la fe no se expresa en rezos ni plegarias, sino en acciones, solidaridad de verdad, en el día a día...

    No creo que haya muchos hombres y mujeres justos, pero los hay.

    Y ojalá algún día los lodos sepan hacer justicia, que de momento no me lo han demostrado.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  22. Ximens, dura entrada, pero dura es la vida, y la hipocresía del mundo y esa Fe que nos venden. Eres de esos "tipos" que hay que conocer y sentarse con ellos a tomarse un café o una cerveza y charlar y reflexionar juntos.
    Hace tiempo que la Fe ya no mueve montañas, está demasiado quieta, demasiado anquilosada, demasiado alejada del sufrimiento de la gente, de este mundo injusto que permite la pobreza infinita de millones de seres.
    Nuestra realidad está llena de Omayras, que nace y mueren cada día, sin Dios, sin nada.

    Un abrazo, me gusta la literatura que dice cosas, que grita con las palabras, que dispara flechas encendidas a los corazones de la complacencia. Me ha gustado tu texto.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  23. Ximens... No sé qué decir sobre este suceso. Excepto que años después leí un relato que escribió sobre él Isabel Allende y acabé llorando como un niño. Me dolió mucho que teniéndola ahí delante, con toda nuestra supuesta tecnología, resultara imposible liberarla. Ahora veo la imagen y mi desconcierto vuelve y pienso, pienso que al igual que el tiempo y algunas leyendas, Dios está ahí, creado por nosotros, para ayudar a que la debilidad de nuestras mentes se fortalezca. Pero es difícl creer en él y menos en su iglesia o en su Papa; por eso yo hace mucho que dejé de rezar, y hace más de ir los domingos a su iglesia y hace más de creer. Y hoy no sé en qué clase de incrédulo me he vuelto, porque ya creer es tan difícil que ni siquiera me hago esas preguntas, y prefiero salir adelante, y cuando tenga que morir hacerlo al menos con un ápice del valor y la entereza que demostró una niña que vieron millones de personas, con su mirada directa y valiente, sin renunciar a la cámara ni a todo el montaje que se montó al lado de ella...

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  24. Ximens, aún sigo dudando de porqué no podían rescatarla, es un suceso de los que dejan marca para siempre, una marca que ni con el paso del tiempo deja de doler ni de interrogarte.

    Abrazos
    L;)

    ResponderEliminar
  25. Lo confieso abiertamente, sólo creo en lo que veo. Hace mucho dejé de creer en las religiones, pues las considero una explicación mitológica para escapar a la dura realidad de que somos responsables de nosotros mismos.
    Cuando quiero hacer el bien, simplemente lo hago, y veo quién o quiénes lo hacen, con nombre y apellido... todo lo demás es una cuestión de fe, y aunque yo no la tengo (fe religiosa, me refiero), respeto la creencia de todos.
    Un abrazo.
    HD

    PS: Muchas gracias por tu interesante comentario de mi relato largo, se nota que eres una persona que si hace las cosas, las hace en serio. Hoy en día no todos se toman su tiempo para leer algo que les lleve más de 5 minutos. Gracias otra vez.

    ResponderEliminar
  26. Llevaba a mi hija primogénita en el vientre cuando vi a Omaira por televisión. Al apagarlo, quise, necesité olvidarla y aunque me costó, lo hice. De vez en cuando su recuerdo me visita. Vi el aviso de tu nueva entrada en mi blog, el mismo domingo y hasta hoy no me he atrevido a leerla. Omaira. Quiero creer, necesitó creer, pero no puedo, no puedo.
    Un abrazo Ximens.

    ResponderEliminar
  27. Recuerdo este hecho drámatico. Luego al volcán le pusieron su nombre y la Allende (cuando aun se podía leer) recreó la historia en un cuento de Eva Luna. Fue bestial su adiós, con una madurez y una tranquilidad impresionantes. Si eso lo da la fé, a mí me gustaría creer (y no hablo de papas ni papos, hablo de lo otro).
    Un saludo

    ResponderEliminar
  28. Hola Ximens. Me ha gustado el relato. Al parecer planteas dudas sobre algo que no las admite, al menos de forma teórica. Es un tema bastante apasionante.
    El caso de esta niña se repite de forma diaria y diríase que horaria, en nuestro mundo, pero no están las cámaras para obligarnos ver, y como nuestras mentes están en otros menesteres, se cumple aquello de ojos que no ven... Ya puestos a mojarme, pienso que lo que al final subyace es el miedo intrínseco del hombre a la muerte, ¿por qué? ¿hacia dónde? ¿de dónde? Y miles de preguntas más para las que la respuesta es personal, y casi intransferible. Pánico a dejar de existir, sea cual sea nuestra existencia. El que cree, con lo boca chica o grande, que después de la muerte hay una vida mejor, se aferra a esta vida de tal forma que pone bien en entredicho su creencia. Para el que no cree, no hay solución, es el acabóse, con la muerte se va todo al carajo y adiós muy buenas, al menos tiene mayor justificación su pánico. Yo particularmente necesito creer, y hace ya bastante tiempo que caí en la cuenta de que nada me pertenece, y mi insignificancia, junto con mi ignorancia, es bastante absoluta.

    Puestos a hacer ficción que es un hobby más nuestro, podríamos haber resuelto que un Dios, o tal vez una mano de Dios, hubiese bajado del cielo y abierto las aguas y rescatado a la niña, naturalmente todo ello en directo para las cámaras de todo el mundo, ya que lo que no sale en la TV no es real. Y una vez rescatada, supongo que le sanaría sus heridas, y se la devolvería a sus padres, y bueno, pues ya puestos, y como el padre y la madre tienen pocas comodidades, los llevaría a un bonito piso nuevo y les proporcionaría trabajo, y ... ¿los dejaría, o tendría que tutelarlos ya toda la vida?, supongo que si los deja y a los dos años a la niña la pilla un coche de un señor que iba borracho, igualmente nos rajaríamos las vestiduras, así que propondría que para que el final fuese feliz, feliz, creo que sería mejor que se la llevase, ¿pero a dónde?. Y luego estará la comisión que se formará para atender casos similares y que por qué no, iban a ser desatendidos de la mano ejecutora de nuestro nuevo Dios, habría que nombrar un presidente, unos consejeros, comisiones, delegados, controladores, etc. Y al final, el Hombre, llegaríamos a la conclusión de que sería mejor vivir en un estado semi-inerte, no te muevas no te vayas a caer, no respires no vayas a resfriarte, y no pienses mucho no sea que quieras cargarte el estado de nueva felicidad casi absoluta, por aquello simple de llevar la contraria al vecino. Y... mucho más, pero creo que me paso como comentario.

    Saludos.

    ResponderEliminar

Debido a la cantidad de spam que estoy recibiendo tendré que no admitir los "Anónimos".